Todos,
en alguna época determinada del año, sentimos que la ropa se reduce
momentáneamente, pero ¿es posible que esta situación tenga una
explicación? Más allá de lo social, hay meses que influyen en la
posibilidad de subir de peso.
De acuerdo con el experto Alber Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocinología y Nutrición (SEEN), en las vacaciones de verano las personas suben aproximadamente tres kilos; esto debido al abandono de hábitos.
Sin embargo, es la época invernal, que comprende del 21 de diciembre al 20 de marzo en donde las personas suben más de peso.
¿Frío, aliado o enemigo?
La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad señala
que la disminución de la temperatura ambiental (invierno) aumenta
el Metabolismo Basal, con lo que se quema más calorías; pero, existen
factores que contribuyen a que este beneficio se vea reducido.
En
esta época no sólo las fiestas o celebraciones influyen sobre el peso.
Existen cambios en tu cuerpo y factores externos que te hacen subir de
peso. ¡Descúbrelos!
1. Trastorno afectivo estacional (TAE). De acuerdo con la especialista en nutrición, Melina Jampolis,
el TAE que afecta a entre un 1% y 3% de la población, está ligado a un
aumento del apetito y antojo de carbohidratos, que probablemente son
consumidos en forma de “alimentos reconfortantes”. Esto probablemente se
debe a los cambios en la química del cerebro provocados por el cambio
en las estaciones y alteraciones en el ritmo circadiano, el reloj
biológico del cuerpo, y es más frecuente en invierno.
2. Uso de la calefacción. Un estudio publicado por la revista Obesity Reviews, reveló
que abusar de la calefacción en el invierno podría estar contribuyendo
al aumento de la obesidad. Esto se debe a que disminuir la exposición al
frío reduce la necesidad de consumir energía para permanecer calientes y
reduce la capacidad del cuerpo para producir calor.
3. Disminución de la vitamina D. Aunque
está presente en algunos alimentos (como los pescados grasos, el
marisco, el huevo o los lácteos), se genera, al menos en un 90%, cuando
tomamos el sol, por lo que sus niveles suelen ser inferiores en
invierno. Un estudio publicado por el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, indica que existe una relación entre la falta de vitamina D y un aumento de la grasa en el cuerpo.