Hace un par de meses comencé a tomar clases de canto y
colocación de voz, y desde las primeras lecciones he notado beneficios
sutiles pero permanentes: he mejorado mi postura, mi respiración y mi forma de proyectar la voz, pero también mi nivel de concentración. Intrigada, me puse a buscar más sobre los beneficios del canto.
El canto te ayuda a corregirlos y a hacerte consciente de tu cuerpo: usas varios grupos de músculos, aprendes a abrir la garganta y relajas el cuerpo. Esas condiciones generan bienestar gracias a que el cuerpo produce endorfinas.
El canto también aumenta la capacidad pulmonar, lo que permite mayor oxigenación; esto beneficia todos los sistemas, especialmente el inmunológico. Además de que el canto lleva más sangre oxigenada al cerebro, los neurocientíficos están estudiando qué ocurre en el cerebro mientras se entona una canción. Aparentemente, las operaciones más complejas que realiza nuestro cerebro se verifican al cantar, estudiar o hacer música.
El que la música sea una terapia no es nada nuevo, lo que resulta interesante es cómo algo que hoy se considera arte o entretenimiento, sea tan poderoso para sanar problemas neurológicos y psicológicos. Aunque la terapia de lenguaje ha sido de gran ayuda, hay algunos problemas más complejos que no han podido ser tratados con ella.
Hoy se sabe que el canto despierta los “circuitos” más profundos del lenguaje y los reconecta. Al no requerir razonamiento verbal, el cerebro “ejercita” otras áreas, apela a la memoria musical y, en colaboración con ella, desarrolla nuevas sinapsis. De ahí que cuando se practica el canto, se mejora el ritmo, la capacidad de comunicarse y de comprender el lenguaje.
Lo que descubrieron los investigadores fue que cuando la persona cantaba una canción de aquella época, el paciente establecía un puente emotivo y podía reconocer a sus seres queridos.
Hasta que uno toma clases de canto se entera de que existe tal cosa como la salud vocal. El aparato fonador tiene su propia mecánica y es importante aprender a tratar las cuerdas vocales correctamente para evitar que se lastimen o se gasten.
Otro de los beneficios del canto se da en la postura. Para que el aire pase sin obstáculos y se proyecte la voz, hay que alinear cabeza, columna y coxis, relajar rodillas, abrir el pecho... Junto con la respiración abdominal, esta alineación se traduce en conciencia corporal permanente y, a su vez, en una postura que no tensa los músculos.
Quizás lo más importante de tomar clases de canto es que construye, restaura y refuerza la confianza en uno mismo. La voz es como un segundo rostro, más profundo y transparente. Aprender a cantar es como quitar la maleza o los vicios que lo cubren, para permitir que el alma se exprese sin miedo.
@luzaenlinea