El día está empezando y, sin saberlo, ya has puesto en peligro a tu
cuerpo.
Si no lo crees, mira cuántas decisiones has tomado esta mañana en la oficina que afectan tu bienestar.
1. Te tocaste la cara
La gente se toca la cara un promedio de cuatro veces por hora, de acuerdo con The National Institutes of Health. ¿Cuál es el problema? Resulta que tu lugar de trabajo contiene cien veces más bacterias por centímetro cuadrado que el baño de la oficina, esto según informes de la Universidad de Arizona. Cuando pasas las manos por estas superficies llenas de gérmenes y las llevas a la frente, incrementas la probabilidad de enfermarte. “Un simple roce en la cara puede desatar una condición llamada acné mecánica”, dice Whitney Bowe, dermatólogo. “La fricción podría obstruirte los poros y generar granitos o sarpullido”.
2. Permaneciste pegado a la silla
Numerosas investigaciones señalan que quedarse sentado durante mucho tiempo es peligroso para la espalda. Sumado a esto, se incrementa el riesgo de obesidad, enfermedades cardiacas, diabetes, infarto, y un nuevo estudio de la Northwestern University indica que cada hora adicional al día que permanezcas sentado, aumenta en un 50% el riesgo de quedar discapacitado físicamente. Levantarse y caminar cada 30-60 minutos podría reducir significativamente este impacto.
3. Revisaste Facebook muchas veces
Hacerlo podría poner en jaque la relación con tu pareja. Investigadores chilenos encontraron que los pensamientos de abandonar o reñir con la pareja se incrementan en casi 100% cuando se utilizan este tipo de redes sociales, en comparación con aquellos que prefieren cerrar sus perfiles. Resulta que este tipo de medios pueden despertar celos y desconfianza debido a los malos entendidos que pululan entre sus usuarios. Algo nada bueno para tu salud mental.
4. Comiste en tu escritorio o lugar de trabajo
Dedos manchados con el queso de las frituras así como distintos empaques de galletas vacíos no son las únicas pistas de que has comido frente a tu computadora. También la circunferencia de tu cintura puede ofrecer más evidencias. Investigaciones de la University of Liverpool encontraron que la gente que come mientras está atenta a su trabajo, consume más calorías que si se sentara a comer con calma y la atención dirigida a sus alimentos. Es decir: es necesario tomarse un tiempo para cada cosa.
5. Te frotaste los ojos
“Hacerlo está relacionado con una enfermedad conocida como queratocono, un progresivo debilitamiento y adelgazamiento de la córnea que causa pérdida de visión y no puede corregirse con ningún tratamiento”, dice Keith Walter, profesor de oftalmología de Wake Forest University. A su vez, es de suma importancia evitar frotarse los ojos si se usan lentes de contacto: cualquier roce podría dejar atrapado el lente debajo del párpado. Habla con tu oftalmólogo si sientes picazón, sequedad o incomodidad con los lentes de contacto.
6. Añadiste más cosas a tu espacio de trabajo
El estado de tu escritorio puede influir en el estado de tu salud. En un estudio de Minnesota University, los participantes pasaron un tiempo en dos tipos de oficinas: una ordenada y la otra caótica. Diez minutos más tarde se les pidió que eligieran entre una manzana o una barra de chocolate. 67% de las personas que se quedaron en la oficina ordenada optó por la manzana, mientras que el 80% que pasó el tiempo en espacios desorganizados optó por el chocolate. Un ambiente organizado anima a tomar buenas decisiones.
7. Resististe las ganas de ir al baño
¿Tratando de ignorar el llamado de la naturaleza porque estás en una llamada con tu jefe? Está bien resistirse a las ganas de ir al baño siempre y cuando no sea frecuentemente. Hacerlo a diario podría producir problemas graves como infección en las vías urinarias y vejiga. Incluso los músculos que controlan la vejiga podrían debilitarse. No existe ninguna razón de peso que evite que vayas al sanitario cuando debes hacerlo.
Si no lo crees, mira cuántas decisiones has tomado esta mañana en la oficina que afectan tu bienestar.
1. Te tocaste la cara
La gente se toca la cara un promedio de cuatro veces por hora, de acuerdo con The National Institutes of Health. ¿Cuál es el problema? Resulta que tu lugar de trabajo contiene cien veces más bacterias por centímetro cuadrado que el baño de la oficina, esto según informes de la Universidad de Arizona. Cuando pasas las manos por estas superficies llenas de gérmenes y las llevas a la frente, incrementas la probabilidad de enfermarte. “Un simple roce en la cara puede desatar una condición llamada acné mecánica”, dice Whitney Bowe, dermatólogo. “La fricción podría obstruirte los poros y generar granitos o sarpullido”.
2. Permaneciste pegado a la silla
Numerosas investigaciones señalan que quedarse sentado durante mucho tiempo es peligroso para la espalda. Sumado a esto, se incrementa el riesgo de obesidad, enfermedades cardiacas, diabetes, infarto, y un nuevo estudio de la Northwestern University indica que cada hora adicional al día que permanezcas sentado, aumenta en un 50% el riesgo de quedar discapacitado físicamente. Levantarse y caminar cada 30-60 minutos podría reducir significativamente este impacto.
3. Revisaste Facebook muchas veces
Hacerlo podría poner en jaque la relación con tu pareja. Investigadores chilenos encontraron que los pensamientos de abandonar o reñir con la pareja se incrementan en casi 100% cuando se utilizan este tipo de redes sociales, en comparación con aquellos que prefieren cerrar sus perfiles. Resulta que este tipo de medios pueden despertar celos y desconfianza debido a los malos entendidos que pululan entre sus usuarios. Algo nada bueno para tu salud mental.
4. Comiste en tu escritorio o lugar de trabajo
Dedos manchados con el queso de las frituras así como distintos empaques de galletas vacíos no son las únicas pistas de que has comido frente a tu computadora. También la circunferencia de tu cintura puede ofrecer más evidencias. Investigaciones de la University of Liverpool encontraron que la gente que come mientras está atenta a su trabajo, consume más calorías que si se sentara a comer con calma y la atención dirigida a sus alimentos. Es decir: es necesario tomarse un tiempo para cada cosa.
5. Te frotaste los ojos
“Hacerlo está relacionado con una enfermedad conocida como queratocono, un progresivo debilitamiento y adelgazamiento de la córnea que causa pérdida de visión y no puede corregirse con ningún tratamiento”, dice Keith Walter, profesor de oftalmología de Wake Forest University. A su vez, es de suma importancia evitar frotarse los ojos si se usan lentes de contacto: cualquier roce podría dejar atrapado el lente debajo del párpado. Habla con tu oftalmólogo si sientes picazón, sequedad o incomodidad con los lentes de contacto.
6. Añadiste más cosas a tu espacio de trabajo
El estado de tu escritorio puede influir en el estado de tu salud. En un estudio de Minnesota University, los participantes pasaron un tiempo en dos tipos de oficinas: una ordenada y la otra caótica. Diez minutos más tarde se les pidió que eligieran entre una manzana o una barra de chocolate. 67% de las personas que se quedaron en la oficina ordenada optó por la manzana, mientras que el 80% que pasó el tiempo en espacios desorganizados optó por el chocolate. Un ambiente organizado anima a tomar buenas decisiones.
7. Resististe las ganas de ir al baño
¿Tratando de ignorar el llamado de la naturaleza porque estás en una llamada con tu jefe? Está bien resistirse a las ganas de ir al baño siempre y cuando no sea frecuentemente. Hacerlo a diario podría producir problemas graves como infección en las vías urinarias y vejiga. Incluso los músculos que controlan la vejiga podrían debilitarse. No existe ninguna razón de peso que evite que vayas al sanitario cuando debes hacerlo.