"A menos que agreguemos a la constitución la libertad médica, llegará el tiempo en el que
la medicina se organizará para esconder su dictadura. El restringir el
arte de la sanación a los doctores y negar privilegios a otros,
constituye un equivalente a la Bastilla de la ciencia médica. Tales
leyes son anti-americanas y depóticas"
~Atribuido al Dr. Benjamin Rush.
Firmante de la Declaración de la Independencia.
Firmante de la Declaración de la Independencia.
Benjamin
Rush predijo acertadamente la grave posibilidad que los americanos
enfrentan hoy día, aquella en que el arte y la ciencia de la sanación
sea restringida a un selecto grupo de médicos alópatas, quienes tengan
el privilegio legal de recomendar y administrar medicinas, y cuya
farmacopea excluye - por principio - todos los alimentos curativos, vitaminas y hierbas que
han sido usados con garantía de seguridad y efectividad por incontables
milenios, en la prevención y tratamiento de enfermedades.
Hemos
entrado en una era en la cual la medicina no se parece más a esas artes
y ciencias curativas. El médico ha dejado de ser un facilitador de las
capacidades innatas de auto-sanación de nuestros cuerpos ayudados con el
tiempo, cuidados, buena nutrición y ayuda especial de nuestros aliados
herbolarios. Al contrario, la medicina se ha transformado en un negocio
corporativo basado en el principio nihilista del capitalismo puro y
desenfrenado, con un estimado de 786,000 americanos sufriendo anualmente
muertes iatrogénicas o causadas por medicamentos.*
Convirtiendo la enfermedad en oro mediante los medicamentos, apoyados por la prensa escrita
Muchas
enfermedades modernas son, de hecho, creadas por decreto (nada distinto
a las divisas monetarias actuales): conocidos síntomas de deficiencia
nutricional, o envenenamiento químico, re-empacados y renombrados en
Latín o Griego como posibles enfermedades monolíticas y subsecuentemente
lanzadas al consumidor como mercados nuevos; cada enfermedad proveyendo
una justificación para la prescripción de nuevos productos tóxicos
patentados.
Las
"medicinas" a menudo carecen de valor intrínseco, siendo no más que
químicos re-etiquetados con un nuevo propósito, y con la intención
(aunque frecuentemente fallando en este sentido) de ser administrados en
concentraciones sub-letales. Desde luego, muchos de estos químicos son
demasiado tóxicos para ser legalmente liberados al medio ambiente, y
nunca deben ser administrados intencionalmente a un humano ya de por si
enfermo. No necesitamos ver más allá del típico paquete de medicamentos
para encontrar evidencia que los efectos secundarios de la mayoría
sobrepasan sus supuestos efectos benéficos.
En
realidad, el valor (o falta del mismo) de estos químicos están tan
inflados que ¡pueden venderse por hasta el 500,000% de su costo! Sólo
las instituciones médicas/farmacéuticas y financieras (por ejemplo, la
Reserva Federal) están legalmente autorizadas para generar la ilusión de
la creación de un valor de la nada, a esta escala. Esta manipulación de
su valor percibido, fundamento del dominio global del modelo médico
centrado en medicamentos, no es tan distinto a las instituciones
financieras y sus productos derivativos tóxicos (por ejemplo, Seguros de
Impago de Deuda o Credit Default Swaps),
creando, en esencia, la ilusión de bienestar y prosperidad financiera
al mismo tiempo que siembran las semillas de la muerte dentro de la
economía global; arruinando la vida de millones en el proceso.
La dictadura médica encubierta
Dentro
del modelo médico dominante, la curación no ha sido simplemente
olvidada, sino exorcizada intencionalmente ya que representa la
antítesis de las ganancias perpetuas, las cuales requieren la
incurabilidad del cuerpo humano. Si la verdad fuera dicha, y las
capacidades regenerativas del cuerpo reconocidas, la superestructura
multibillonaria de los medicamentos se desplomaría de un día para otro.
Cuando un puño de cúrcuma tiene más actividad quimioterapéutica que
cualquier medicamento aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y
Medicamentos de Estados Unidos, por sus siglas en inglés, N. del T.), o
cuando una enzima proveniente de la piña es superior a agentes
quimio-tóxicos de 40 años de éxito, uno comienza a entender porqué los
cientos de estudios que concluyen que sustancias naturales pueden
destruir cáncer nunca son debatidos o discutidos. No se puede competir
contra medicamentos gratuitos, efectivos y seguros en un mercado
dominado por medicamentos costosos, inefectivos e inseguros.
Si
esta degeneración en charlatanería y venta de panaceas, en la cual ha
caído la medicina centrada en medicamentos, fuera simplemente una
lección de las cosas malas que pueden suceder cuando la salud deja de
ser un derecho humano básico para convertirse en un producto en busca de
rentabilidad, tal vez los americanos pudieran encontrar dentro de sí
mismos la manera de liberarse de los grilletes de la opresión. Después
de todo, ¿no nos consideramos a nosotros mismos como los fundadores de
la libertad, la independencia y democracia? ¿Acaso no tenemos tanta fe
en estos principios que casi nos matamos (y aplastando países enteros en
el proceso) en nuestro titánico esfuerzo por exportar estos valores al
mundo aún si no somos invitados? ¿Cuándo de salud y libertad se trata,
nos conformamos con menos?
Desgraciadamente,
la "dictadura encubierta" que Benjamín Rush predijo, no es simplemente
una hierba mala que podamos arrancar de raíz. A pesar que la AMA
(Asociación Médica Americana, por sus siglas en inglés, N. del T.) y la
FDA se comportan como si estuvieran en la punta de la pirámide del
poder, en realidad están más abajo en la jerarquía. Mientras que el
gobierno de los Estados Unidos y los grupos proselitistas americanos
parecen estar detrás del proxenetismo a favor de las farmacéuticas, en
realidad, son corporaciones trasnacionales y organizaciones - y la élite
minoritaria gobernándolas - quienes tienen la sartén por el mango.
Los
Estados Unidos han dejado de tener la hegemonía económica y cultural en
el mundo. Ahora estamos inmersos en un campo de juego internacional
donde organizaciones trasnacionales como la farmacéutica Pfizer, o la
Organización Mundial de la Salud (WHO - por sus siglas en inglés) o la
Organización Mundial de Comercio (WTO - por sus siglas en inglés),
tienen suficiente poder e influencia para opacar a los EEUU y a
cualquier otro gobierno o estado. Estas enormes organizaciones borran
los límites trazados, tradicionalmente, entre instituciones públicas y
privadas en la medida que sus agendas y mandatos están alineados con las
imperativas económicas globales. Imperativas que no rinden cuentas a la
soberanía de la constitución de ningún país ni a leyes encima de la
propias. Por ejemplo, en los Estados Unidos tal vez sea prohibida la
venta sin prescripción de muchos suplementos alimenticios debido a
nuestra afiliación a la WTO y su ratificación del Codex Alimentarius. Ya
existen vitaminas surtidas con receta en el mercado estadounidense y la
criminalización de hierbas como la cannabis y, recientemente, la
ephedra han asentado ya un peligroso antecedente.
Farmagedón: La Muerte de la Medicina Natural
Lo
sobresaliente del estado actual de las cosas, es que tal vez fueron
predichas hace mucho como lo evidencia este pasaje del libro del
Apocalipsis:
"Al final de los tiempos los mercaderes del mundo engañarán a las naciones a través de su farmacia". (Hechicería) Apocalipsis 18:23 |
Algunos
creen que estamos ahora al borde del final de los tiempos de la
medicina, o también llamado "Farmagedón", si lo prefieren, donde la
medicina no está asociada, de ninguna manera, con sanar o curar, en vez
de eso, es una forma de control de las masas y una forma altamente
organizada para estafarle al público su salud y economía,
simultáneamente.
Después
de todo, ¿existe acaso algo más absurdo que un modelo médico que trata
los síntomas de una enfermedad con dosis sub-letales de químicos tóxicos
y el cual no intenta descubrir, entender o llegar a remover las causas
de tales desbalances?
Después de todo, ¿qué enfermedad ha sido causada por la falta de medicamentos?
¿Es el reflujo causado por una falta de inhibidores de bomba de protones?
¿Son las enfermedades cardiacas causadas por una falta de estatinas?
¿Es la osteoporosis causada por una falta de Fosamax?
¿Es el cáncer causado por una falta de quimioterapia?
¿Es la depresión causada por una falta de Paxil?
¡Desde
luego que no! ¿Entonces porqué consideraríamos una buena práctica usar
químicos potencialmente tóxicos como tratamiento de primera línea para
enfermedades que no son causadas por una falta de algún químico? Al
contrario, muchas enfermedades son causadas por la exposición
acumulativa a químicos que, al igual que los medicamentos, son
biológicamente extraños al cuerpo humano. En otras palabras, ¡estamos
combatiendo veneno con veneno!
¿Se puede dignificar esta práctica llamándola medicina? ¿O es más acertado llamarla hechicería?
Mal-dicamentos y Sacrificio Humano
La
gran dependencia que tenemos a las Farmacéuticas revela mucho sobre la
agenda subconsciente que apuntala a la medicina moderna. La palabra
griega Pharmacos tiene una variedad de significados, "droga" siendo la
más reconocida. Pero la raíz de la palabra se remonta a mucho más atrás:
"Un
Pharmacos (Griego φαρμακός) en la Antigua Religión griega era una
especie de chivo expiatorio humano (un esclavo, un inválido o un
criminal) que era escogido y expulsado de la comunidad en tiempos de
desastre (hambruna, invasión o plaga) o en tiempos de crisis
calendarizadas, cuando era necesaria una purificación" [fuente]
La
dimensión sacrificial del Pharmacos conlleva su significado a las
panaceas y pociones nombradas tras este objetivo ritualista.
El
término "pharmacos" después se convirtió en "pharmakeus" el cual se
refiere a "una droga, poción mágica, droguero, envenenador y por
extensión mago o hechicero". Una variante de esta palabra es "pharmacon"
(φάρμακον), término complejo significando sacramento, remedio, poción,
talismán, cosmético, perfume o intoxicante. De aquí se deriva la palabra
"farmacología" [fuente]
Entender
a la medicina farmacéutica como sacrificial no es sólo una metáfora. El
sacrificio animal, de hecho, apuntala a todo el modelo probatorio de
desarrollo y comprobación al requerir que millones de animales sean
torturados y destruidos cada año. En yuxtaposición a la Ayurveda, la
medicina tradicional China y a otros sistemas tradicionales centrados en
lo natural, los cuales usan cuerpos vivos y sanos como modelos para
prevenir y tratar enfermedades, la medicina occidental tomó un camino
radical en una obsesión con la patología. El karma, si lo prefieren, de
este camino divergente a menudo lleva a los pacientes, sobre todo
posteriormente en su vida, a ser acuchillados en una cama de
operaciones, o envenenados mortalmente, con los mismos químicos y
procedimientos que alguna vez el ensayo animal justificó.
La
realidad es que la práctica médica, y la ciencia que la nutre, es tanto
mito como pensamiento racional, y ya no necesitamos voltear a ver a la
religión para encontrar una postura absolutista sobre la verdad. La
ciencia médica ha reclamado posesión sobre el cuerpo humano de la misma
manera que las religiones reclaman posesión del alma. El médico de hoy -
no más que un ensalzado "farmacólogo aplicado" - se ha convertido en el
"sacerdote del cuerpo", capaz de modificar el curso de la vida o la
muerte en función de la calidad o combinación de panaceas que aplique al
problema (en otras palabras, el paciente) presente.
Justo
como el monoteísmo depende que exista "un Dios", la medicina moderna
depende del concepto "probatorio" que existe sólo una verdad y sólo una
forma correcta de aplicarla. Esto, por asociación, da poder absoluto a
aquellos que dicen conocer la diferencia.
Libertad a través de la Medicina Natural
En
el tiempo en que Benjamin Rush habló de una dictadura médica, ésta aún
no tomaba forma y mientras que se usaban pociones mágicas como el
mercurio o prácticas cuestionables como el desangrado, las yerbas eran
aún consideradas y usadas como medicinas legítimas. Aún cuando muchas
mujeres hierberas fueron eliminadas de la competencia, algunas veces
asesinadas, al ser catalogadas como brujas, las hierbas en si no fueron
demonizadas categóricamente ya que aún no se había creado un vasto
ejército de drogas farmacéuticas que las suplantaran.
Hoy
día, las hierbas y los mismos alimentos han sido vilipendiados como
peligrosos y mofados como completamente inefectivos generando la
ridícula contradicción que se supone debemos aceptar tontamente como
cierta: que ambos son impotentes y e inseguros.
Dadas
estas circunstancias, la confianza en la seguridad y eficacia de las
sustancias naturales en la prevención y tratamiento de enfermedades no
solo ha mermado, sino que la asociación positiva entre la alimentación y
la sanación ha sido rechazada flagrantemente por las autoridades
médicas. Es ilegal que aquellos que no sean doctores declaren que las
sustancias naturales tengan propiedades curativas, aún si hayan sido
usadas por cientos de años en la medicina folklórica y aún si un vasto
cuerpo de investigaciones científicas confirman sus beneficios. No se
puede mencionar que las fresas curan la gota aún si es verdad (la verdad
no es ya un criterio si decide lo que puedes o no puedes decir).
Comencé
el sitio web GreenMedInfo en agosto de 2008 para proveer acceso
gratuito a las vastas investigaciones que se han acumulado alrededor de
los beneficios curativos de las sustancias naturales durante los últimos
50 años. La base de datos gubernamental conocida como Medline (la cual
se puede consultar libremente) contiene cerca de 20 millones de citas
bio-médicas de más de 5,000 gacetas científicas, muchas de las cuales se
enfocan específicamente en la acción terapéutica de los alimentos,
vitaminas y especias sobre enfermedades, aún sobre aquellas que pudieran
ser mortales.
Creo
que únicamente a través de la diseminación gratuita, sin censura y
democrática de la información de salud es que podemos garantizar la
libertad de nuestra salud. Y a través de hablar con el poder de la
verdad exponiendo el fraude que representa la medicina farmacéutica
centrada estrictamente en ganancias.
Siéntase
libre de explorar las más de 19 000 citas bio-médicas publicadas en
GreenMedInfo que reivindican la seguridad y eficacia de las sustancias
naturales en la prevención y tratamiento de enfermedades.