Las reacciones adversas a los
medicamentos son muy comunes entre la población y casi cualquier
fármaco puede causarlas. Las consecuencias de esta alergia pueden
ser desde efectos secundarios leves hasta una anafilaxia que puede
llegar incluso a provocar la muerte.
Causas
La causa principal de estas reacciones
es una serie de pasos químicos que se dan en el cuerpo y que
producen en consecuencia los síntomas de una alergia pero, ¿por qué
reacciona así el cuerpo?
La primera vez que se toma un
medicamento el paciente no presenta problema alguno, sin embargo, el
sistema inmunitario de su cuerpo produce un anticuerpo denominado Ige
contra este fármaco. Así, la próxima vez que se ingiera ese
medicamento, esa sustancia le ordenará a los glóbulos blancos que
produzcan a su vez otra sustancia llamada histamina, la cual causa
síntomas de la alergia. No obstante, una alergia farmacológica
también puede ocurrir sin que su cuerpo produzca este anticuerpo y
sí otros, e incluso el organismo podría tener otras reacciones que
no producen anticuerpos.
Las más frecuentes
Aunque todos los medicamentos pueden
provocar una reacción alérgica, son la penicilina y los
antibióticos conexos los que más la suelen causar. Además, otros
fármacos alérgenos comunes son:
Anticonvulsivos.
Insulina (en particular, fuentes
animales de ésta).
Medios de contraste para rayos X
yodados que pueden causar reacciones anafilactoides similares a las
alergias.
Sulfamidas.
Síntomas
En primer lugar, antes de conocer los
síntomas que presenta este tipo de alergia, es importante saber
distinguir una reacción alérgica de un simple efecto secundario del
fármaco para evitar graves problemas de salud.
Los síntomas de una alergia
farmacológica abarcan:
Ronchas o urticaria.
Picazón en la piel y en los ojos.
Erupciones cutáneas.
Hinchazón de los labios, la
lengua o la cara.
Sibilancias.
Asimismo, por su gravedad, es
importante saber detectar los síntomas de una anafilaxia:
Cólicos o dolor abdominal.
Confusión.
Dificultad respiratoria con
sibilancias o voz ronca.
Mareos.
Desvanecimiento.
Ronchas en diferentes partes del
cuerpo.
Náuseas, vómitos.
Pulso rápido.
Palpitaciones.
Diagnóstico y tratamiento
La alergia a la penicilina puede
diagnosticarse con la ayuda de pruebas cutáneas, sin embargo, no
existen pruebas de este tipo o de sangre que puedan ayudar a
diagnosticar otras alergias de tipo farmacológico. Por ello, si el
paciente presenta síntomas de alergia tras ingerir algún
medicamento o recibir un medio de contraste, el médico considerará
que esto es prueba suficiente para diagnosticar una alergia.
El objetivo principal del tratamiento consistirá en aliviar los síntomas y prevenir una reacción grave.
Para ello el médico especialista puede recomendar:
Antihistamínicos para aliviar los
síntomas leves, como erupciones, ronchas o picazón.
Broncodilatadores para reducir los
síntomas similares al asma.
Corticosteroides aplicados en la
piel o administrados por vía oral o intravenosa.
Epinefrina inyectable en caso de
necesitar tratar una anafilaxia.
Por supuesto, se debe evitar el
medicamento que desencadenó la reacción así como otros similares a
este. Además, es importante asegurarse de que todos los médicos a
los que acuda el paciente sean conocedores de este problema para
evitar una reacción. Es aconsejable, como medida de prevención, que
el alérgico lleve una chapa colgada al cuello o una tarjeta que
identifique la alergia que sufre.
Fuente: MedlinePlus.