Si no tienes diabetes, el ejercicio te puede ayudar a prevenirla o aplazarla, pero si la tienes, ejercitarte es como tomarte una pastilla para bajar la glucosa de tu sangre.
¿Por qué hacer ejercicio si tienes diabetes? La respuesta es simple: porque al hacerlo, usas la glucosa de tu sangre como combustible.
Cuando haces ejercicio, pasa lo mismo que con un automóvil. Al prender el motor del auto, se necesita combustible para que se mueva y cuando el cuerpo realiza alguna actividad física, sus células usan glucosa de la sangre, que es su principal combustible. De esta manera, la glucosa disminuye.
El ejercicio también ayuda a que tus células utilicen mejor la insulina que produce el páncreas. El páncreas normalmente secreta la insulina y ésta se pega a ciertos receptores en las células, que son como los porteros que permiten la entrada de la glucosa para que sea convertida en energía o sea almacenada. El ejercicio ayuda a que esos receptores trabajen adecuadamente y permitan la entrada correcta de la glucosa al interior de las células.
Al ejercitarte, también obtienes estos otros beneficios:
- Mejoras el funcionamiento de tu sistema cardiovascular.
- Disminuyes el colesterol malo y aumentas el colesterol bueno.
- Haces que la insulina trabaje mejor en tu cuerpo.
- Ayudas a controlar tu peso.
- Reduces tu nivel de estrés.
- Aumentas tu sensación de bienestar general.
Puedes hacer la prueba y medirte la glucosa antes y después de hacer ejercicio y verás cómo tus cifras de glucosa de la sangre son menores después de ejercitarte. Por eso, también debes tener cuidado de que hayas comido algo antes de hacer ejercicio, en especial si usas pastillas o insulina, porque el ejercicio puede bajar demasiado la glucosa en la sangre.
Evaluación médica antes de comenzar a hacer ejercicio
Es importante que sepas que antes de empezar a realizar cualquier tipo de ejercicio debes realizarte un chequeo médico, sobre todo si tienes más de 35 años o si tienes otro problema de salud además de la diabetes. El médico debe revisarte el corazón, las arterias grandes y pequeñas, los ojos, los riñones y la circulación de tus pies para verificar que no tengas problemas que puedan empeorarse con el ejercicio.