Monday, November 10, 2014

La clave de la excelencia reside en sincronizar mente y cuerpo.


Hace un par de semanas impartí una serie de conferencias sobre atención plena (mindfulness) aplicada al deporte en el Tec de Monterrey Campus Querétaro, y una pregunta que se repitió constantemente fue ¿por qué es a través de la respiración que podemos despegar nuestra mente, anclarla al momento presente y alcanzar nuestro máximo potencial?

Yo respondí que en realidad había otros objetos que se pueden observar con atención plena como las sensaciones del cuerpo, el movimiento del mismo o incluso algún sonido (siempre y cuando lo atendamos plenamente, sin etiquetar o elaborar sobre el mismo). 

Sin embargo, añadí, el flujo natural del respirar es el instrumento ideal porque nos acompaña desde el momento en que nacimos y estará ahí hasta el momento en que fallezcamos pero,a pesar de esto, solo nos acordamos de que estamos inhalando y exhalando continuamente, cuando decidimos acordarnos de esto. 

Es decir, cuando decidimos hacerlo consciente. Adicionalmente, observar la respiración es algo que nos trae automáticamente al aquí y al ahora ya que no podemos respirar el aire de ayer ni el de mañana.

Por otro lado y en cuanto al rendimiento, como la mente de cualquier persona desempeñando cualquier actividad, la mente de un deportista suele llenarse de pensamientos (ya sean relacionados al deporte o a cualquier otro aspecto de sus vidas) que nublan su perspectiva y reducen su control mental durante las diferentes tareas relacionadas con su disciplina. 

Incluso en una competencia (donde hay una gran demanda de concentración para con ese momento), es común que un individuo viaje constantemente al pasado ante errores u oportunidades que se dejaron pasar, o al futuro imaginando posibles escenarios, situaciones y decisiones. Lo anterior evoca en el atleta ciertas emociones o sentimientos que le impiden atender el presente y que restan capacidad para concentrarse en el desarrollo del juego y alcanzar sus objetivos.

En contraste, un buen ejemplo para ilustrar el poder que tiene la respiración consciente en el deporte lo encontré en la obra “The Mindful Child”. En este libro, Susan Kaiser recuerda con asombró la intensidad física y la concentración que los equipos de remo mostraban cada primavera que ella acompañaba a su hija a competir.

“Su aliento impulsa la canoa. Una exhalación, un solo golpe; con una concentración total que es alimentada por años de entrenamiento y el sudor de muchas, muchas competencias. Cada jalón demanda atención al momento presente (lo que está sucediendo en el ahora), la sabiduría obtenida en otras competiciones (experiencia pasada), y la determinación de poner hasta el último pedacito de esfuerzo en un menta común (la unidad para ganar la carrera). 

Cuando se está compitiendo bien, los remeros están completamente en sintonía uno con otro, y su atención, su carácter y su interconexión para trabajar como uno es un ejemplo de atención plena relacional” Susan Kaiser

Es así que como una canoa requiere de la total sincronía y concentración de quienes la impulsan para alcanzar su máxima velocidad, así nosotros también requerimos de conectar y armonizar mente y cuerpo para lograr nuestro máximo potencial y ya no solo estoy de un deporte sino en cualquier actividad. Y en este sentido, la respiración es la mejor herramienta para lograr esa interconectividad.