El cigarrillo está vinculado a los
pulmones, símbolo de vida, libertad y autonomía, comunicación entre yo y
el universo. Está considerado como una forma de protección,
un “velo” que me permite ocultar ciertas angustias profundas. Creo
protegerme por esta pantalla de humo que me rodea y que me impide ver la
verdad.
Inconscientemente, el cigarrillo colma también necesidades pendientes de la infancia,
primeras tomas de pecho, calor, amor, afecto de la madre. Enciendo un
cigarrillo sin pensar en ello, es una costumbre, un gesto automático,
una manía que se ha hecho muy importante para mí. Necesito equilibrar en
más o en menos mi nerviosidad, mi excitabilidad nerviosa. Quiero
encontrar “la paz de mi madre”, la seguridad de ésta.
Si fumo, es porque huyo una situación demasiado desagradable, mi familia, mi vida. Este humo hace que mis decisiones estén aún más nebulosas.
El cigarrillo aumenta el ritmo cardíaco y actúa a título de estimulante.
¿Cuáles son las decisiones que no consigo tomar y que me hacen la vida sosa?
Identifico mis necesidades auténticas. Acepto comunicar más y de un modo más fácil. Si quiero dejar de fumar, sería bueno que hallara la causa emocional
a la cual está vinculada esta costumbre, lo cual facilitará mucho el
cese. Entonces veré más claramente lo que realmente quiero en la vida y
mis necesidades estarán colmadas en armonía con mi ser auténtico.
Fuente: el gran diccionario de las dolencias y enfermedades. Jacques Martel.