Los pensamientos negativos acidifican la sangre, del mismo modo que los positivos generan sangre saludable
La sangre es mucho más que un simple
medio de distribución de nutrientes y oxígeno. Es el elemento más
valioso que tenemos en nuestro cuerpo, en ella están todos nuestros
pensamientos, emociones y recuerdos. La sangre es la creadora de vida en nuestro organismo y es diferente en cada persona.
Es responsable de la excepcionalidad de nuestra estructura física y de nuestra personalidad.
La sangre lleva ADN descodificado, que sabe qué nutrientes necesita enviar y dónde.
Cada nuevo deseo, sentimiento o intención
reprograma la sangre y todas las partes del cuerpo que toca. Cuando
recibimos la sangre de otra persona, recibimos también su información
genética y parte de su personalidad.
La calidad de la sangre varía en función de nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.
Los pensamientos negativos acidifican la sangre (crean toxicidad), del mismo modo que los positivos generan sangre saludable.
Los pensamientos de terror, por ejemplo, llenan la sangre de adrenalina,
mientras que los de cariño de interleucinas.
Ambas sustancias mueven
literalmente el corazón, pero con efectos contrarios: una inyección” de
adrenalina provoca pánico en el corazón; la “inyección” de interleucina,
por el contrario, crea una sensación de dicha en el corazón.
Info: Los secretos eternos de la salud. Andreas Moritz