Tener más conciencia es una necesidad que parte de tu interior.
Cuando la insatisfacción y el sufrimiento empiezan a afectar a tu funcionamiento en la vida cotidiana, surge del fondo de ti un movimiento expansivo que te pone en contacto con los límites de tu conciencia actual.
Sientes que algo no va bien, pero no sabes cómo ir más allá. De ahí puede surgir la determinación para traspasar esos límites que te mantienen atrapado en el sufrimiento.
Sin ese movimiento interior, seguirás buscando fuera de ti algo con lo que construir nuevos argumentos, razonamientos, explicaciones, justificaciones, mejores métodos para actuar en tu vida, para enmascarar el sufrimiento…
Pero internamente nada cambiará, porque continúas poniendo la misma mirada sobre la realidad. Así tan sólo puedes hacer una recomposición del pasado, pero continúas con la misma conciencia.
En cambio, cuando impulsado por ese movimiento interior, te has situado en el límite de tu conciencia y quieres ir más allá, lo que te llega en la vida podrá servirte para explorar esos límites, cuestionarlos, hacerlos más porosos y flexibles, de forma que puedas ampliar tu mirada sobre la realidad.
La conciencia te sitúa en contacto contigo mismo. Tener más conciencia supone admitir una nueva visión de ti mismo, de los demás y de lo que está sucediendo en tu vida. En eso consiste un proceso terapéutico.
Cuando la insatisfacción y el sufrimiento empiezan a afectar a tu funcionamiento en la vida cotidiana, surge del fondo de ti un movimiento expansivo que te pone en contacto con los límites de tu conciencia actual.
Sientes que algo no va bien, pero no sabes cómo ir más allá. De ahí puede surgir la determinación para traspasar esos límites que te mantienen atrapado en el sufrimiento.
Sin ese movimiento interior, seguirás buscando fuera de ti algo con lo que construir nuevos argumentos, razonamientos, explicaciones, justificaciones, mejores métodos para actuar en tu vida, para enmascarar el sufrimiento…
Pero internamente nada cambiará, porque continúas poniendo la misma mirada sobre la realidad. Así tan sólo puedes hacer una recomposición del pasado, pero continúas con la misma conciencia.
En cambio, cuando impulsado por ese movimiento interior, te has situado en el límite de tu conciencia y quieres ir más allá, lo que te llega en la vida podrá servirte para explorar esos límites, cuestionarlos, hacerlos más porosos y flexibles, de forma que puedas ampliar tu mirada sobre la realidad.
La conciencia te sitúa en contacto contigo mismo. Tener más conciencia supone admitir una nueva visión de ti mismo, de los demás y de lo que está sucediendo en tu vida. En eso consiste un proceso terapéutico.