La salud reside en vivir en concordancia con los deseos del alma.
No existen diferentes enfermedades sino una diversidad de síntomas con un sentido profundo: transmiten mensajes espirituales y conflictos psíquicos no resueltos. La capacidad de recuperación depende de su adecuada interpretación.
“Durante
mis años de estudiante y trabajador en hospitales sólo oía hablar de
enfermedades contagiosas, pero a mí me interesa muchísimo más la “salud
contagiosa” que surge del ser humano y que reside en la sabiduría de
nuestra alma”.
El
estado de salud no se puede alcanzar del todo porque no es una meta
inamovible, de la misma manera que nada que es auténtico permanece
quieto, todo fluye. Sin embargo, todo flujo contiene un ritmo, y lo
importante es que cada cual encuentre el suyo. Cada persona es
diferente, por lo tanto no existen reglas generales para todo el mundo.
Es importante escucharse, y ahí encontrarás las leyes de la vida y de la
salud. De todas formas, podemos observar si nos alimentamos y nos
movemos como un ser humano, sin voracidad y discriminando lo que nos
conviene de lo que no, teniendo en cuenta que en diferentes momentos y
en diferentes etapas lo que nos conviene puede variar.
Hay tres reglas especialmente importantes:
1. Encuentra tu verdadera esencia y deja que florezca:
2. Sé consciente de tus miedos, y
3. No sigas estando sujeto a normas o principios que ya no te aportan nada.
El
miedo te impide liberarte y fluir con la corriente de la vida. El miedo
exige continuamente reglas con las cuales poder atormentarte. Pero
gracias a la ley de la polaridad (una de las dos leyes globales de la
vida, junto con la ley de la atracción), el miedo lleva también
implícita la solución. Encamínate hacia tu miedo y verás como te
conduce a tu verdadera esencia. Casi siempre lo que más miedo te da es
lo que te fascina y te maravilla -si decides encararlo-, lo que te
supone un desafío. Si es así, eso es lo que tienes que seguir; pero
cuidado, no dejes que se convierta en una rutina. Todas las cosas, y sus
reglas, tienen su tiempo. Cuando las reglas empiezan a obstaculizar el
fluir de la vida, y en lugar de fomentar el crecimiento lo que haces es
ponerle trabas, entonces es el momento de darles las gracias y
soltarlas, para evitar así la enfermedad y seguir manteniendo la
verdadera salud.
Pregúntate quién eres. Tu camino no tiene que ser el adecuado para los
demás. Es mejor cometer los propios errores que vivir las virtudes de
otras personas. Esas personas que hacen lo que se supone que se debe
hacer o que viven los proyectos de otras (sus padres, su pareja, etc.)
descuidan su propio camino y se alejan cada vez más de sí mismas, y no
es extraño que empiecen a aparecer síntomas de malestar o, como se
denomina comúnmente, “enfermedades”. Estas enfermedades obligan a dar
marcha atrás, o incluso a volver a empezar, puesto que eso es lo que la
enfermedad está intentando decirte. No existe salud real y completa
cuando no se está viviendo la propia vida.
Como
decía Teresa de Ávila, debemos ser buenos con el cuerpo para que el
alma se sienta a gusto con él. Como decía anteriormente, basta con
tratarle de una manera racional, con amor, y saber escucharle. Un cuerpo
sano es una oportunidad maravillosa para crecer de forma libre y
voluntaria, pero un cuerpo enfermo obliga al alma a aprender. También un
cuerpo aquejado de síntomas de malestar es una buena base para el alma,
para que ésta aprenda sus lecciones y acumule experiencias. Así que
todo está interrelacionado y no podemos separar una cosa de la otra. Es
bueno ocuparse de los escalones superiores de la jerarquía, pero sin
olvidarse de la base.
Leyes globales de la vida:
1. Ley de la polaridad. Todo
tiene su polo contrario u opuesto. Ambos polos están relacionados y
juntos forman la unidad. Ej: El miedo que te mantiene alejado de alguna
cosa, si te decides a afrontarlo te acercará a tu verdadera esencia.
2. Ley de la atracción. Allí
donde ya existe algo es más fácil que llegue más de lo mismo. Cada
persona recibe lo que atrae; cada uno está preparado para lo que le
ocurre. Ej: todo el mundo está rodeado de las personas que ha escogido.
Si quieres cambiar tu realidad tienes que cambiarte a ti mismo.
“El cuerpo siempre acaba sufriendo lo que nos negamos a vivir conscientemente”.
“La enfermedad sólo se desarrolla cuando has perdido tu camino”
La
mejor manera de prevención es seguir su camino, desarrollar su personal
e individual forma de ser y vivir su vida. El tema de la culpabilidad
es algo complicado. Para mí, la culpa es solo un concepto religioso. En
medicina, prefiero la expresión “responsabilidad”. Es responsabilidad de
cada persona desarrollar su habilidad para responder en cada situación.
Y sobre todo, la enfermedad te ofrece la oportunidad de encontrar tu
propia forma de vivir.
La enfermedad sólo se desarrolla cuando la persona ha perdido su camino.
La enfermedad sólo se desarrolla cuando la persona ha perdido su camino.
Ruediger Dahlke.
La enfermedad como camino.