Tuesday, June 3, 2014

Qué lugares ocupan el amor y el sexo en el cerebro


"El amor es en realidad un hábito que se forma a partir del deseo sexual, cuando el deseo es recompensado", explica el psicólogo.

 "Funciona en el cerebro de la misma manera que cuando las personas se hacen adictas a las drogas", afirma, aséptico, Jim Pfaus, de la Universidad de Concordia (Estados Unidos). Y más de uno piensa que sí, que es cierto, que estar enamorado es como sumergirse bajo los efectos de algún alucinógeno.
Lo cierto es que para hacer semejante descripción (a primera vista desfavorecedora) del mayor sentimiento que inspira a las culturas occidentales modernas, Pfaus analizó 20 estudios que examinaban qué tipo de actividad llevaban adelante los cerebros de personas que, voluntariamente, miraban películas eróticas o miraban con atención fotos de personas a las que amaban. Los científicos que acompañaron a Pfaus durante estos experimentos armaron un mapa del amor y el deseo en el cerebro, y encontraron que dos estructuras están especialmente involucradas: la ínsula y el núcleo estriado.
Pfaus subraya que estas dos estructuras procesan el pasaje del deseo sexual al amor. Ambos sentimientos activan áreas diferentes del cuerpo estriado. La zona activada por el deseo sexual se pone en marcha habitualmente frente a estímulos que causan placer, como la comida. La parte que activa el amor tiene que ver con el proceso de condicionamiento que da valor a las cosas que generan recompensa o placer.
Dicho de otra forma, el cuerpo estriado cambia la región donde procesa al deseo sexual a medida que se transforma en amor. ″Ninguna investigación previa había relacionado estos patrones de activación. No sabíamos qué esperar. Resulta que el amor y el deseo activan áreas específicas pero relacionadas en el cerebro″, afirma Pfaus.
Pfaus cree que, por como procesa el cerebro los sentimientos, el amor es un hábito. Considera que este hábito es positivo porque activa vías cerebrales relacionadas a la monogamia y la formación de la pareja. "Mientras que el deseo sexual tiene un objetivo muy específico -explica el psicólogo-, el amor es más abstracto y complejo, y depende menos de la presencia física del otro".