Este hallazgo se da en un momento en que la resistencia a los antibacterianos es un problema de salud pública.
Algunas
de las infecciones más graves, que pueden requerir un paciente sea
hospitalizado entre una o dos semanas con tratamiento intravenoso,
podrían erradicarse con un nuevo antibiótico llamado oritavancina, que
promete ser efectivo con una sola dosis. Así lo asegura una
investigación publicada en la revista médica New England Journal of Medicine a principios de este mes.
El ensayo comparó el nuevo antibiótico con la vancomicina, último que cubre a un amplio espectro de bacterias y es muy utilizado en los hospitales contra infecciones resistentes.
La investigación demostró que una sola dosis intravenosa de oritavancina es suficiente, comparada a las dos infusiones diarias de siete a 10 días de vancomicina. La aplicación única redujo el tamaño de la lesión infectada de la piel y la fiebre.
Los resultados son esperanzadores, porque no solo la Organización Mundial de la Salud ha advertido que en un futuro no muy lejano los antibióticos actuales podrían perder su efectividad, sino porque este régimen significa una reducción en los costos, estancias hospitalarias e índices de infecciones hospitalarias.
Por otro lado, el personal de la salud ya no tendría que preocuparse por aquellos pacientes que dejen de tomar su tratamiento cuando empiezan a sentirse mejor, conducta que favorece la aparición de resistencia en los microorganismos, uno de los problemas más graves de salud pública en el Siglo XXI.
El ensayo comparó el nuevo antibiótico con la vancomicina, último que cubre a un amplio espectro de bacterias y es muy utilizado en los hospitales contra infecciones resistentes.
La investigación demostró que una sola dosis intravenosa de oritavancina es suficiente, comparada a las dos infusiones diarias de siete a 10 días de vancomicina. La aplicación única redujo el tamaño de la lesión infectada de la piel y la fiebre.
Los resultados son esperanzadores, porque no solo la Organización Mundial de la Salud ha advertido que en un futuro no muy lejano los antibióticos actuales podrían perder su efectividad, sino porque este régimen significa una reducción en los costos, estancias hospitalarias e índices de infecciones hospitalarias.
Por otro lado, el personal de la salud ya no tendría que preocuparse por aquellos pacientes que dejen de tomar su tratamiento cuando empiezan a sentirse mejor, conducta que favorece la aparición de resistencia en los microorganismos, uno de los problemas más graves de salud pública en el Siglo XXI.