Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a
la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rhea, la madre de los dioses
Zeus, Poseidón y Hades, entre otros.
Los romanos llamaron a esta celebración la Hilaria cuando la
adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles
y durante tres días se hacían ofrecimientos. Los primeros cristianos
transformaron estas celebraciones a la Diosa Madre en honor a la Virgen María,
la madre de Jesús.
En el santoral católico el 8 de diciembre se celebra la
fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que todavía se mantiene en la
celebración del Día de la Madre en algunos países.
El primer domingo de mayo se celebra el Día de la Madre en
los siguientes países: España, Hungría, Lituania, Portugal, Sudáfrica. (Para
saber en que fecha se celebra en otros países clica AQUÍ)
En el siglo XVII, en Inglaterra tenía lugar un
acontecimiento similar, honrando también a la Virgen, que se denominaba Domingo
de las Madres. Los niños concurrían a misa y regresaban a sus hogares con
regalos para sus progenitoras.
Además, como muchas personas servían a acaudalados señores,
muchas veces lejos de sus hogares, el día era no laborable pero pagado para que
pudieran concurrir a sus terruños a visitar a sus familias.
En Estados Unidos, en cambio, la celebración tiene sus
orígenes hacia 1872, cuando Julia Ward Howe, autora del Himno de batalla de la
República, sugirió que esa fecha fuera dedicada a honrar la paz, y comenzó
celebrando cada año encuentros en la ciudad de Boston, Massachusetts en
celebración del Día de la Madre.
Este hecho aislado se vio acompañado por la inicitiva de una
joven, Anna Jarvis, hija de Anna Reeves Jarvis, una activista comunitaria de
Virgina Occidental, que hacia 1858 tuvo activa participación en la organización
de las mujeres para trabajar en la mejora de la sanidad pública en las
comunidades apalaches durante la Guerra Civil Estadounidense, colaborando
también en el cuidado de los heridos de ambos lados de la contienda y, más
tarde, organizando reuniones para que los antiguos enemigos se integraran y
confraternizaran.
Anna, que perdió a su madre en 1905, comenzó a enviar cartas
a políticos, abogados y otras personas influyentes solicitando que se
consagrara Día de la Madre el segundo domingo de mayo (el cual algunos años
coincidía con el aniversario de la muerte de su madre).
En 1910 ya se celebraba en muchos estados de la Unión, y en
1912 logró que se creara la Asociación Internacional Día de la Madre con el
objetivo de promover su iniciativa.
Finalmente, en 1914, el Congreso de Estados Unidos aprobó la
fecha como el Día de la Madre y la declaró fiesta nacional, lo cual fue apoyado
por el Presidente Woodrow Wilson. Más tarde otros países se adhirieron a esta
iniciativa y pronto Ana pudo ver que más de 40 países del mundo celebraban el
Día de la madre en fechas similares.
Sin embargo, la festividad impulsada por Ana Jarvis comenzó
a mercantilizarse, de manera tal que se desvirtuaba el origen de la
celebración. Esto motivó a que Ana presentara una demanda, en 1923, para que se
eliminara la fecha del calendario de festividades oficiales. Su reclamo alcanzó
tal envergadura, que hasta fue arrestada por disturbios durante una reunión de
madres de soldados en lucha, que vendían claveles blancos, el símbolo que
Jarvis había impulsado para identificar la fecha.
Ana luchó con insistencia contra la idea que ella misma había impulsado, perdiendo todo el apoyo de aquellos que la acompañaran inicialmente. En un reportaje que le hicieron antes de su muerte Ana mencionó su arrepentimiento por haber impulsado el Día de la Madre.