Es una acción sencilla que favorece la protección del medio ambiente por partida doble porque estaremos evitando la contaminación de los ríos, suelos y tuberías, al mismo tiempo que abrimos la puerta de la creatividad.
Como los datos hablan por sí solos: un solo litro de aceite de cocina es capaz de contaminar mil litros de agua. Con este dato deberíamos sentirnos en la obligación de reutilizarlo.
Aunque todavía queda un largo camino
por recorrer, cada vez más ciudades ponen en marcha algún sistema de
recogida del aceite usado para su posterior reciclaje. Las posibilidades
son diversas y muy creativas. Los consumidores son esenciales, tanto
para reciclar como para que se implanten en sus municipios estos
sistemas. Y si aún no ha llegado a tu municipio puedes crear diversos
productos ecológicos, como jabones.
El impacto ambiental del aceite
Echar el aceite doméstico usado por el
fregadero puede causar un importante impacto ambiental. Se calcula que
dos tercios del oro líquido acaba en las alcantarillas produciendo
atascos en tuberías, grandes labores en las plantas de tratamiento de
aguas residuales. Se estima que cada consumidor genera al año unos
cuatro litros de aceite doméstico usado.
¡Imagina la de litros que se podrían ir
por el desagüe! Esta contaminación se puede evitar con el reciclaje.
Además en el caso concreto del aceite, una práctica ecológica tiene
muchas posibilidades y beneficios. Con un litro de aceite vegetal se
consigue un litro de un biocombustible para motores diésel. La ventaja
es doble: se evita su impacto en la naturaleza y se crea una alternativa
para reducir el uso de los combustibles fósiles convencionales.
¿Dónde
llevarlo? Existen plantas industriales específicas para consumirlo.
Otro modo de reciclarlo es llevar los
litros de aceite a los puntos limpios. El aceite que se puede reciclaren
estos contenedores urbanos es el vegetal sobrante de la cocina, de
frituras, grasas y asados, de alimentos enlatados, manteca de cerdo, o
grasas estropeadas y caducadas. El aceite de motor, grasas industriales o
aceites con bases de petróleo serán reciclado por los propios
fabricantes según están obligados por la ley.
Las salidas del aceite reciclado
El aceite usado tiene otras muchas
salidas. Desde la industria cosmética a la farmacéutica reutilizan el
aceite para elaborar abonos, barnices, cera, cremas, detergentes,
jabones, lubricantes, pinturas, velas, etc. Una práctica ecológica que
simplemente se basa en la vida rural, pues no hace muchos años ya se
aprovechaba en las casas para elaborar jabón casero.
Cómo hacer jabones ecológicos caseros
El proceso en frío para fabricar jabones
caseros constituye una forma excelente de aprovechar el aceite que se
deshecha después de la fritura, al mismo tiempo que se protege el medio
ambiente, evitando la contaminación que estas grasas producirían, de
otro modo, en los lechos de mares y ríos. Colabora con la ecología y
contribuye con tu bolsillo, aprendiendo esta simple receta de jabón
ecológico casero.
Si pones en práctica esta receta para
hacer jabones ecológicos caseros, no sólo estarás contribuyendo con tu
economía hogareña, sino que estarás protegiendo el medio ambiente.
Aunque te parezca sorprendente el aceite que deshechas de la fritura,
puede llegar a dañar gravemente el lecho de los ríos y mares, donde vaya
a parar, afectando la vida de peces y plantas acuáticas. Esta es una
manera ideal de reutilizarlo, cuidando la ecología y conservando tu
dinero. Cualquier aceite de cocina usado sirve para hacer jabones
ecológicos caseros mediante el proceso en frío, si previamente lo
cuelas.
Recomendaciones
- Trabaja en un ambiente bien ventilado.
- Usa guantes y gafas protectoras, ya que la soda caústica es un material muy corrosivo, que no debe entrar en contacto con tu piel.
- No utilices recipientes metálicos para realizar la preparación y revuelve la mezcla con la ayuda de un palo.
Receta para hacer jabón ecológico casero
Ingredientes
- aceites usados y colados, 2 1/2 litros
- agua, 2 1/2 litros
- soda caústica, 1/2 kilo
Preparación
- Diluye la soda cáustica en el agua, agregándola lentamente y con mucho cuidado ya que puede producir vapores muy tóxicos. Se producirá una reacción química que liberará calor y que necesitará algunas horas para enfriarse. A este preparado se lo conoce como lejía caustica.
- Vierte lentamente el aceite sobre la lejía cáustica, removiendo en forma constante y en el mismo sentido, para evitar que se corte el jabón.
- Calienta la mezcla en un recipiente hasta alcanzar la temperatura de ebullición y mantiene durante dos horas para que se produzca la saponificación.
- Agrega los colorantes naturales y los aceites esenciales para aromatizar los jabones, cuando la mezcla baje a la temperatura de 40ºC.
- Vuelca en los moldes y deja endurecer durante aproximadamente un mes.
Ana Palicio Pire