"Muchas personas son ya conscientes de que la leche de vaca produce más
mucosidad que cualquier otro alimento, un moco espeso que obstruye el
sistema respiratorio y que favorece ciertas enfermedades.
La fiebre del
heno, el asma, la bronquitis, la sinusitis, los resfríos, la secreción
nasal y las infecciones de oído pueden ser favorecidas por esta
mucosidad, como así también causa de alergia. Este hecho puede comprobarse dejando de consumir lácteos por un tiempo.
"Un grupo estadounidense de médicos independientes, el PCRM (Comité de
Médicos por una Medicina Responsable), aporta grandes razones basadas en
estudios científicos para eliminar los lácteos de la dieta.
· Los productos lácteos aportan cantidades importantes de colesterol y
grasa a la dieta, que pueden aumentar el riesgo de diversas enfermedades
crónicas incluyendo las enfermedades cardiovasculares.
· Diversos tipos de cáncer han sido relacionados con el consumo de
lácteos, como el de ovario (por la incapacidad de descomponer la
galactosa) y los de mama y próstata (presumiblemente asociados al
aumento de una sustancia que contiene la leche, llamada IGF-1).
· La intolerancia a la lactosa es común en muchas personas,
especialmente entre los de razas no caucásicas. Los síntomas, que
incluyen molestias gastrointestinales, diarrea y flatulencia, suceden porque estos individuos no poseen los enzimas que digieren la lactosa.
· El consumo de leche puede no proporciona una fuente fiable de vitamina
D en la dieta. En muestreos de leche se han encontrado variaciones
significativas del contenido de vitamina D, con algunas muestras que
presentaban hasta 500 veces el nivel indicado, mientras que otras
poseían poca o ninguna.
· Se emplean hormonas sintéticas para que las vacas lecheras aumenten la
producción de leche. Como las vacas están produciendo cantidades de
leche que la naturaleza jamás previó, el resultado obtenido es la mastitis, o inflamación de las glándulas mamarias. Su
tratamiento requiere el uso de antibióticos, cuyos restos y de las
hormonas se encuentran en muestras de leche y otros lácteos.
"Ningún animal en estado libre se alimenta de leche fuera del periodo de
amamantamiento y a pesar de ello no padecen deficiencias de calcio.
¿Por qué? Sencillamente porque las dietas que ingieren les proporcionan
todos los nutrientes que necesitan para su estado de salud normal, de
forma instintiva saben qué deben comer y están preparados para extraer
de esos alimentos todo lo necesario. El problema es del ser humano, que
ha perdido esa referencia instintiva su dieta está tan desnaturalizada
que invariablemente incorpora un exceso de ciertos factores y una
carencia de otros.
"Relacionado con el calcio, se ha construido un mito infundado que
asocia la falta de calcio en el organismo con la falta de calcio en la
dieta. Nada más lejos de la realidad, por mucho calcio que se añada a la dieta, si los hábitos de vida en conjunto son incorrectos,
las pérdidas de calcio seguirán representando un problema. Muchos
pueblos indígenas con unos niveles relativamente bajos de calcio en la
dieta obtienen suficiente calcio para mantener huesos robustos de por
vida, gracias a los factores benéficos de su estilo de vida global.
"En este sentido, existen ciertos estudios que arrojan resultados
destacables. El Estudio de Salud de Enfermeras de Harvard, que controló a
más de 75.000 mujeres durante 12 años, mostró que el aumento del consumo de leche no tiene un efecto protector sobre el
riesgo de fracturas. De hecho, el consumo superior de calcio procedente
de los lácteos estaba asociado a un mayor riesgo de fracturas.
"Por otro lado, tenemos el Estudio de Nutrición Cornell-Oxford-
China, conocido como Proyecto China por haber sido realizado en China
continental y Taiwan. Es un estudio masivo sobre más de 10.000
familias diseñado para estudiar la dieta, el estilo de vida y las
enfermedades de la población. Mediante la investigación simultánea de
enfermedades y características dietéticas, como ningún otro estudio
científico hasta la fecha, el proyecto ha generado la base de datos más
completa del mundo sobre las múltiples causas de la enfermedad. En este
estudio se observó que los chinos (que tradicionalmente nunca han
consumido lácteos y en general su ingesta de calcio es baja), presentan
un riesgo muy inferior de osteoporosis.
Las conclusiones demuestran, entre otras cosas, el papel
des-mineralizante de la leche animal en el adulto. Cuando los chinos
introducen la leche en sus dietas, se produce un aumento de la
osteoporosis. Este hecho parece paradójico, puesto que los chinos
bebedores de leche consumen cuatro veces más calcio que los chinos que
no la ingieren. No deberíamos sorprendernos por estos resultados, es
bien conocido que la osteoporosis es una enfermedad de los países
occidentalizados, fuertes consumidores de productos lácteos, que
supuestamente la previenen.
"Según el equipo de Hsiu y Funk (Universidades de Taipeh y Los Ángeles),
la osteoporosis aumenta de forma espectacular en aquellas personas que
sin haber tomado nunca leche animal, comienzan a
tomarla. Esta pérdida de calcio puede ser debida a la acidez transitoria producida por el exceso de proteínas de los lácteos.
"Todo indica que los lácteos no ayudan a mantener huesos fuertes; se
puede reducir el riesgo de osteoporosis eliminando el consumo de sodio y
proteína animal en la dieta y aumentando el consumo de frutas y
verduras, haciendo ejercicio, y asegurando un adecuado consumo de calcio
procedente de vegetales tales como las hortalizas de hojas verdes, las
legumbres y los frutos secos. Por ejemplo, una ración de brócoli
contiene tanto calcio aprovechable como un vaso de leche, además de
muchos otros nutrientes saludables.
"¿Cómo se pueden sustituir los derivados lácteos? El hecho de renunciar
al consumo de productos lácteos puede acarrear problemas, no para la
salud física sino de tipo social o psicológico, pues en el
mundo actual se da un uso indiscriminado de productos lácteos,
introducidos en las costumbres más cotidianas y formando parte de la
gran mayoría de los alimentos elaborados que se consumen
habitualmente. Renunciar a ellos da la impresión de no poder consumir
casi ninguno de los alimentos habituales, y de restringir enormemente
nuestra variedad dietética. La solución está, una vez más, en utilizar
nuestra imaginación, explorar nuevos alimentos y buscar reemplazos
eficaces.
En resumen, cualquier persona que se preocupe por la salud debe
cuestionarse si el consumo de productos lácteos es realmente
indispensable. Existen muchos indicios que en realidad pueden acarrear
problemas de salud. La leche y demás lácteos no son necesarios en la
dieta, y tenemos formas de reemplazarlos por otros alimentos más
saludables. Así pues, ¿por qué seguir onsumiéndolos?
Una dieta sin lácteos puede cubrir todas las necesidades nutritivas y
sin riesgos para la salud. En realidad, podemos alimentarnos
perfectamente, sin tener carencias de ningún tipo, prescindiendo de
los lácteos. La necesidad de sustituir los lácteos por otros alimentos
responde a dos razones: una, la preocupación por el calcio; y la otra,
el apego psicológico al "amamantamiento" diario.
Del calcio nos tendríamos que preocupar de las pérdidas más que del
suministro e incluir en la dieta una buena cantidad de vegetales que
contienen ese mineral.
Para los que necesitan seguir tomando un líquido blanco de sabor dulce
suave, existe una amplia variedad de leches vegetales. Podemos obtener
sabrosas y nutritivas "leches" de arroz, avena, almendras, avellanas,
sésamo.
"Lait: le mythe du calcium" Jacques Ascencio. Revista Biocontact nº 62 (04/1997)