Llevo un par de semanas levantándome a las 6:45 para ir al gimnasio antes de trabajar. El gimnasio lo abren a las 7:30, asi que tengo el tiempo justo para hacer algo de deporte y llegar al trabajo a las 9.
Tengo la suerte
de que el trabajo y el gimnasio se encuentran prácticamente a 10
minutos en coche. Durante varios años he hecho el deporte por la tarde,
al salir del trabajo.
Sin embargo aunque este año me he convertido en un
estudiante, mis días siguen teniendo 24 horas y prefiero emplear las
tardes para estudiar, hacer alguna actividad relacionada con el hogar o
incluso quedar con algún amigo para tomar una cerveza.
Obviamente si
pretendo seguir haciendo deporte tengo que sacar esas horas de algún
sitio y el mejor lugar para hacerlo es bien temprano, por la mañana. Sin
embargo, madrugar no es tarea fácil, a mi por lo menos me encanta
dormir. Levantarte 1 hora antes de lo normal con lo bien que se está en
la cama en invierno, requiere una gran fuerza de voluntad.
A continuación os ofrezco la traducción de uno de los artículos más famosos escritos por Steve Pavlina en
su website. A mi personalmente me ha ayudado bastante para conseguir
levantarme temprano. Quizá ahora que empieza el calor podáis poner en
práctica algunos de sus consejos para conseguir madrugar. Espero que os
guste:
CÓMO CONVERTIRTE EN UN MADRUGADOR HABITUAL
¿Las
personas madrugadoras nacen o se hacen? En mi caso, definitivamente me
hice. Cuando tenía 20 años nunca me acostaba antes de las 12 de la
noche, como consecuencia me despertaba muy tarde y no conseguía coger el
ritmo del día hasta media tarde.
Sin
embargo, después de un tiempo no podía seguir ignorando la correlación
existente entre madrugar y el éxito. En algunas ocasiones hacía un gran
esfuerzo y conseguía madrugar. Al hacerlo descubría que mi productividad
aumentaba, no sólo por la mañana, sino que se mantenía constante a lo
largo de todo el día. Además me inundaba una agradable sensación de
bienestar.
Siempre he sido una persona proactiva y en ese momento tomé
la firme decisión de convertirme en un madrugador habitual
inmediatamente. Sin perder más tiempo programé la alarma para que sonara
a las 5 de la mañana…
…y a la mañana siguiente volví a despertarme justo antes de mediodía…
…mmmm…
Lo
volví a intentar muchas veces más cada mañana sin llegar a obtener
grandes resultados. Llegué a pensar que quizá había nacido sin el gen de
madrugar. En cuanto el despertador comenzaba a sonar, lo primero que
hacía era apagarlo y volverme a dormir. Pasaron varios años en los que
tuve prácticamente avances nulos en mis nuevos intentos de madrugar.
Entonces un día decidí investigar un poco más sobre el tema y descubrí
que estaba enfocando el problema de manera equivocada y por eso razón
los resultados no llegaban. Es muy dificil convertirse en un madrugador
habitual utilizando la estrategia equivocada, sin embargo con la
estrategia correcta es es algo muy sencillo.
La
estrategia errónea más extendida es la siguiente: Tú asumes que si te
quieres levantar temprano tendrás que acostarte antes. Entonces calculas
cuántas horas de sueño duermes cada noche y las adaptas a tu nuevo
horario. Si te acostabas a las 12 y te levantabas a las 8 (8 horas de
sueño), ahora tendrás que acostarte a las 10 para levantarte a las 6.
Suena bastante lógico ¿verdad? Sin embargo esta estrategia casi siempre
fracasa.
Existen
dos corrientes de pensamiento relacionadas con los patrones de sueño.
La primera de ellas sostiene que tienes que acostarte y levantarte a la
misma hora cada día. A priori este pensamiento parece algo bastante
práctico para las sociedades modernas en las que necesitamos horarios
predecibles que nos garanticen el descanso.
La
segunda corriente mantiene que debes escuchar las necesidades de tu
cuerpo y acostarte cuando estés cansado y no levantarte hasta que de
manera natural te despiertes. Esta corriente está basada en la biología.
Nuestros cuerpos saben cuánto descanso necesitamos, por lo tanto
debemos escucharlos.
A
través del método de ensayo/error descubrí que ambas corrientes están
equivocadas si lo que buscas es convertirte en una persona más
productiva. Aquí está el porqué:
Si
siempre duermes un número X de horas, muchas veces te acostarás sin
tener el sueño suficiente. Si te lleva más de 5 minutos dormirte cada
noche, eso quiere decir que no tienes suficiente sueño. Estás perdiendo
el tiempo tumbado en la cama sin dormir. Otro problema es asumir que
necesitas las mismas horas de sueño cada noche. Esto es falso. Tus
necesidades de sueño varían de un día a otro.
Si
duermes basándote en lo que tu cuerpo te dicta, probablemente estés
durmiendo más de lo que necesitas (desde 10 a 15 horas semanales – el
equivalente a un día entero). Además tus mañanas serán menos predecibles
al despertarte a horas distintas cada día, por no hablar de los
problemas laborales que surgirían.
La
solución óptima para mi ha sido combinar las dos corrientes. Es algo
muy sencillo. Muchos madrugadores habituales lo hacen incluso sin ser
conscientes de ello. Sin embargo para mi supuso romper una barrera
mental muy resistente. La solución es irme a la cama cuando tengo sueño
(y sólo cuando tengo sueño) y programar la alarma siempre a una hora
fija (7 días a la semana). Por lo tanto siempre me levanto a la misma
hora (a las 6 en mi caso) pero me acuesto a horas distintas cada noche.
Me
acuesto sólo cuando tengo demasiado sueño para estar levantado. Si no
puedo leer más de 1 o 2 páginas de un libro sin que se me cierren los
ojos, es hora de dormir. La mayor parte de las veces que me acuesto,
caigo dormido antes de que pasen 3 minutos. Me tumbo, me pongo cómodo y
enseguida me duermo.
Algunas veces me voy a la cama a las 9:30, otras
veces permanezco levantado hasta las 12. Aunque la mayoría de las veces
suele ser entre las 10 y las 11. Si no tengo sueño, me quedo levantado
hasta que mis ojos no aguantan más. Leer es una actividad excelente para
invertir estos momentos ya que se hace muy obvio cuando estás demasiado
cansado para seguir leyendo.
Cuando
mi despertador suena cada mañana lo apago, me estiro durante un par de
segundos y automáticamente me levanto. No pienso en ello. Con la
práctica he aprendido que cuanto más tiempo tarde en levantarme más
probabilidades habrán de que vuelva a quedarme dormido. Por lo tanto no
me permito tener conversaciones interiores conmigo mismo sobre los
beneficios de volver a dormirme tras apagar el despertador.
Después
de varios días utilizando este enfoque descubrí que mis patrones de
sueño oscilaban con su propio ritmo natural. Si un día dormía poco,
automáticamente me entraría sueño antes y por lo tanto obtendría más
horas de sueño al día siguiente. Si por el contrario me sobraba la
energía, dormiría menos. Mi cuerpo conocía el momento oportuno para
dejarme KO porque sabía perfectamente que al día siguiente me levantaría
siempre a la misma hora, y esa hora no era negociable.
Con
este enfoque dormía una media de 90 minutos menos cada noche y sin
embargo me notaba mucho más descansado que antes. Dormía prácticamente
el 100% del tiempo que estaba en la cama.
He
leído que muchas personas que padecen insomnio se acuestan cuando no
tienen sueño. Si no tienes sueño y te cuesta dormirte rápidamente,
levántate y permanece despierto un rato. Resístete al sueño hasta que tu
cuerpo comience a liberar las hormonas que te roban la consciencia. Si
te vas a la cama cuando estés lo suficientemente somnoliento y te
levantas siempre a la misma hora, curarás tu insomnio.
La primera noche
estarás despierto hasta tarde pero acabarás quedándote dormido.
Posiblemente al día siguiente te sientas más cansado de lo normal tras
haber dormido pocas horas y además haber madrugado. Sin embargo, el día
pasará y al sentirte más cansado te acostarás antes la segunda noche.
Tras varios días siguiendo esta dinámica, acabarás estableciendo tu
propio patrón de sueño.
Fuente: www.elconfidencial.com/.../consejos-para-convertirse-en-una-persona-m