Estas kalanchoes son plantas que actúan de forma global dentro del cuerpo y por lo tanto su espectro de acción es amplio.
En medicinal tradicional, especialmente en América Latina, Asia y África se usan para tratar las siguientes enfermedades y dolencias:
- Lesiones y enfermedades relacionadas con daños celulares, en especial el cáncer.
- Heridas profundas y gangrenadas
- Infecciones, quemaduras
- Tumores y abscesos
- Reumatismo
- Inflamaciones
- Hipertensión
- Cólicos renales
- Diarreas
- Enfermedades psicológicas: esquizofrenia, crisis de pánico y miedos.
Su acción puede abarcar más allá de los puntos citados ya que se produce sanación de daños celulares en diversos órganos del cuerpo.
La parte utilizada son principalmente las hojas, que tienen un gusto acidulado.
Se pueden tomar de forma externa o interna según lo que queramos tratar:
- Externamente: hojas machacadas en forma de cataplasma, compresa o emplaste; zumo de las hojas con aceite o vaselina para usar como ungüento.
Usada así, la planta es antiinflamatoria, antihemorrágica, astringente y cicatrizante.
- Internamente: hojas crudas en ensalada; zumo fresco (añadir agua para dar más volumen); hojas en infusión.
Dosis para uso interno: depende del tamaño de las hojas, desde una hoja (si es grande) hasta 3-4 hojas pequeñas al día, que en peso podría ser de 50 a 100 gramos diarios de planta fresca. También depende de la disponibilidad de planta que tengamos. En infusión podemos tomar una antes de cada comida, es decir, tres al día.
Contraindicaciones: No tomarlas durante el embarazo ya que pueden estimular el útero. No conviene usar la planta de forma continuada por largos periodos de tiempo debido a cierta acción inmunosupresora. Su composición incluye compuestos como los bufadienólidos que son glucósidos cardíacos, por lo que en pacientes afectados por cardiopatías hay que consultar con el médico. La investigación clínica efectuada sobre las kalanchoe indica que puede haber toxicidad si se abusa de la planta y señala que hasta dosis de 5 gramos de planta por kilo de peso no hay toxicidad (esto equivale a unos 350 gramos de hoja para una persona de 70 kilos, que es una dosis de cuatro a siete veces superior a la aconsejada).
Es muy importante la actitud mental del enfermo a la hora de hacer el tratamiento, cada cual según su aptitud pero siempre deberíamos hacernos conscientes de que estamos utilizando un ser vivo, que tiene una parte física pero también una energía sutil que no vemos. Este ser vivo, la planta, tiene la virtud de curarnos y por lo tanto debería haber un respeto y una toma de conciencia ante esta realidad.