La manera en que menos vitaminas pierden es hervidas al vapor, en el caso de hortalizas con piel, es mejor no pelarlas por eso debemos siempre utilizar las de cultivo ecológico y lavarlas minuciosamente.
Si
 no se hacen al vapor, la cantidad de agua será mínima, cociéndola en 
recipientes cerrados. El líquido de cocción debe guardarse para utilizar
 en sopas o purés para aprovechar las sustancias solubles. Igualmente 
para no ingerir de este modo sustancias indeseables, deben ser 
ecológicas y estar bien limpias.
El
 tiempo de cocción tiene que ser el suficiente, dependiendo de la 
verdura usada, evitando el recocido. Además de conservar mejor las 
vitaminas, tienen más sabor y mejor textura si están “al dente”.
El
 lavado se debe hacer con agua, sin dejarlas en remojo para evitar 
pérdidas de sustancias solubles. Cuando sea necesario cortarlas, se hará
 en grandes porciones, para conseguir la menor superficie de contacto 
con el agua.
Siempre
 que la verdura lo permita, se le puede añadir unas gotas de zumo de 
limón o de vinagre, ya que el medio ácido protege a las vitaminas. No se
 debe utilizar bicarbonato en la cocción de las verduras, ya que, aunque
 aumenta el color verde, favorece la destrucción de las vitaminas. Si se
 cocinan al horno, también es mejor hacerlo con piel.
Los sucesivos calentamientos de las verduras ya cocidas, provocan pérdidas importantes de sustancias nutritivas.
