El deseo o las ganas, son los elementos que dan pie a la decisión de hablar o actuar.
Sin embargo, no son decididos de manera consciente; todo lo determinan las neuronas, “porque somos sus títeres”, afirma Ranulfo Romo, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante los últimos 30 años, este
científico ha dirigido sus estudios a aportar evidencias a la hipótesis
de que los actos “voluntarios” de los seres humanos y sus acciones
“conscientes”, en realidad son inconscientemente generadas en la
actividad del cerebro y son involuntariamente iniciadas.
El científico afiliado a la Academia
Mexicana de Ciencias, explica que la pregunta a si “somos títeres de las
neuronas o tenemos libre albedrío”, es una línea de investigación que
aún no está resulta, sin embargo, afirma que en humanos ya se han
realizado experimentos que nos aproximan a algunas respuestas.
“Se les ha pedido que indiquen en qué
momento tienen esa sensación de generar una acción voluntaria y
simultáneamente se registra la actividad eléctrica de algunas zonas del
cerebro y éstas se encienden mucho antes de que el sujeto detecte que
tiene las ganas o el deseo de generar un movimiento, es decir, el deseo
antecede a la acción y las neuronas se encienden antes de que el humano
tenga la percepción de que tiene ganas de generar ese movimiento” dice.
¿Qué pasa en el cerebro?
Lo que se piensa es que en ese momento
de las ganas o el deseo, es cuando interviene la consciencia, “cuando
uno hace consiente la intención de generar una acción, ya hubo un
proceso cerebral antes de llegar al umbral perceptible de nuestra
consciencia y en ese momento uno cree que va a generar una acción y
luego posteriormente lo ejecuta, o no”, agrega.
La postura de Romo, especialista en
neurofisiología, es que todas las acciones que el ser humano piensa que
son voluntariamente generadas, en realidad son involuntarias y, todo lo
que cree que es consciente, es inconcientemente generado. Es la
consciencia la que sirve para dejar pasar o frenar la acción.
Por ejemplo, a todos les ha pasado que a
veces tienen la intención de hacer o decir algo, pero no lo haces
porque esa decisión o eso que ibas a decir puede tener implicaciones
profundas no solo para ti mismo si no para los demás, o sea, las
decisiones pueden ser penalizadas o pueden tener éxito, explica.
La postura antagonista es que no existe
tal cosa, que los humanos controlan las acciones y que no hay qué
anteceda involuntaria o inconcientemente. Pero en los experimentos que
se han realizado se ha demostrado que hay mucha actividad en el cerebro
antes de que el sujeto decida.
“Entonces y junto con otros colegas,
hemos llegado a la conclusión que en el cerebro, es la actividad
neuronal la que coordina nuestras acciones y le pasa una señal a
nuestros estados conscientes para dejarlo pasar o frenarlo, por eso yo
digo que somos títeres de las neuronas, porque en realidad son ellas las
que median toda nuestra actividad mental”.
En el IFC él y su equipo trabajan
exclusivamente con monos macacos entrenados para hacer cosas. El equipo
que se usa para medir la actividad cerebral tiene que ver con técnicas
de registro de electrofisiología, que permiten registrar la actividad
de las neuronas directamente, luego la información se almacena en
computadoras, para decodificarla después.
Los paradigmas que le interesan a Romo
tienen que ver con cómo el cerebro evalúa información, a él le interesa
este tema por las implicaciones filosóficas y biológicas acerca de cómo
ocurren los procesos mentales, “cómo el cerebro representa información
del mundo externo, cómo las neuronas recrean los eventos, cómo la
información de estas modalidades sensoriales se representa, qué tipo de
representación genera en el cerebro, cómo se guarda la información y
todo eso se investiga en los macacos”, dice.
Comenta que este interés de saber qué
pasa, viene de los filósofos, pero es hasta hace muy poco tiempo que
tenemos acceso a estudiar la actividad de las neuronas; aún en el ser
humano ha sido muy difícil, porque son mediciones por medio de
electroencefalograma, o sea, uno no va directamente a las neuronas, y
tenemos señales indirectas de la actividad global del cerebro.
Y esas son señales un poco difíciles de
ser utilizadas para cuantificar estos procesos, pero aun así, con toda
esta dificultad técnica, se ha logrado evidenciar la actividad que
antecede a las decisiones y acciones voluntarias, las cuales son
inconcientemente iniciadas. La zona crítica donde pasan todos estos
procesos es el lóbulo frontal del cerebro, aunque hay toda una red de
neuronas ampliamente distribuida sobre todo en la corteza cerebral y
algunos centros corticales.
Donde ha sido posible ir directamente al
cerebro es en los macacos, ahí es más dramático, uno ya registra
directamente de las neuronas, las imágenes son más nítidas, entonces
podemos ver que inclusive en decisiones lentas, tres segundos antes de
que el macaco decida, las neuronas ya decidieron por él, concluye.