El pollo procesado ya de por sí es malo para el ambiente, los trabajadores y los consumidores, pero hay muchos otros factores que afectan a la salud general.
Sabemos que el pollo es de los alimentos más dudosos del mercado, ya que la mayoría de ellos están repletos de hormonas, antibióticos, bacterias, y son el animal más maltratado en las granjas industriales. Pero recientemente se ha descubierto que el pollo comercial también puede tener niveles de arsénico, salmonella y E. Coli. La ética alimentaria es ya la púnica manera de llevar una vida sana y proteger a los animales de granja.
Salmonella extrema
El 13% por ciento de las personas afectadas por el reciente brote de salmonella en 18 estados de Estados Unidos viene de “material fecal en cadáveres, prácticas poco sanitarias con los pollos, contacto con superficies sucias y contaminación directa del producto”, apunta la USDA.
E. Coli
El pollo, además de tener salmonella, tiene E. Coli. El 87 por ciento de los cadáveres de pollo resultan positivos en E. Coli antes ser mandados a las tiendas, reporte Salon. El E. Coli es considerado más peligroso que la salmonella y fue una de las razones por las que Rusia les negó la entrada a productores de pollo en 2008. El E. Coli es resistente a los antibióticos y se encuentra incluso en el pollo kosher.
Arsénico
La FDA reportó que la mayoría de los pollos contienen nitarsone, un tipo arsénico que les dan como antibiótico.