“Espejito, espejito… ¿Quién es la más delgada?”. Muchas
veces, en parte debido a las imágenes que compartimos a diario y de los
modelos de belleza que tenemos (o que nos imponen), asociamos el ser
delgadas con ser trabajadoras, hermosas y fuertes, mientras que ser
gordas lo relacionamos con ser perezosas, feas, débiles y carentes de
voluntad, según la Oficina para la Salud de la Mujer de EEUU.
Un estudio publicado en 2011 en la revista científica Journal of the American Dietetic Association, realizado por investigadores de la Universidad de Minnesota, halló que los
adolescentes que hacen dieta y tienen conductas nutricionales
desordenas (como el control extremo del peso o la alimentación
compulsiva), mantienen estas prácticas nocivas en la juventud y
posteriormente en la vida adulta.
Descubre qué otros problemas pueden surgir por hacer dieta desde la infancia.
Malos hábitos
Las niñas parecerían querer seguir un modelo de belleza casi inaccesible, impuesto por una sociedad que no piensa en su salud. Recuerda que siempre es bueno mantener una nutrición equilibrada y consulta a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tus hábitos alimenticios.
Descubre qué otros problemas pueden surgir por hacer dieta desde la infancia.
Malos hábitos
Hacer dieta desde una edad
temprana puede plantar el escenario perfecto para hábitos alimenticios
dañinos, según un estudio presentado en el último congreso anual de la
Sociedad para el Estudio del Comportamiento Alimentario, recopilado en
el sitio MedlinePlus.
“Mientras más joven sea una mujer cuando empieza su primera dieta, más propensa será a acudir más adelante a comportamientos del control de peso extremos, como el mal uso de laxantes o los vómitos”, advierte la investigadora del estudio mencionado, Lauren Holland, estudiante del Doctorado en Psicología Clínica en la Universidad Estatal de Florida, en el comunicado de prensa difundido por MedlinePlus.
Para prevenir futuras complicaciones, la Oficina para la Salud de la Mujer brinda una lista de factores que pueden despertar en las niñas la preocupación por su peso y llevarlas a hábitos alimenticios nocivos para su salud. Algunos de ellos son:
•Tener madres que se preocupan por su propio peso
•Tener madres que se preocupan demasiado por el peso y la imagen de sus hijas
•El aumento de peso natural y otros cambios en el cuerpo durante la pubertad
•La presión de la pareja por tener que lucir de cierto modo
•Problemas de autoestima
•Imágenes en los medios que promueven un ideal del cuerpo femenino delgado
Algunas adolescentes de peso normal creen que tienen sobrepeso y no están satisfechas con su cuerpo. Preocuparse constantemente por la balanza y actuar en consecuencia puede afectar su desarrollo social, físico y emocional, según la institución mencionada.
Añade que saltarse comidas o ingerir píldoras para adelgazar pueden conducir a una nutrición pobre y dificultades para aprender. Además, los esfuerzos extremos con el objetivo de perder peso, llevan a algunas niñas a desórdenes alimenticios como la anorexia y la bulimia.
La presión de ser delgada en nuestra sociedad es intensa y las personas se etiquetan a sí mismas y a los otros como ‘excedidos de peso’, incluso cuando su índice de masa corporal está dentro de los parámetros ‘normales’ en relación altura-peso, de acuerdo con un estudio longitudinal realizado con niñas de 10 a 19 años, publicado en junio de 2014 en la revista científica JAMA Pedtriatics.
“Mientras más joven sea una mujer cuando empieza su primera dieta, más propensa será a acudir más adelante a comportamientos del control de peso extremos, como el mal uso de laxantes o los vómitos”, advierte la investigadora del estudio mencionado, Lauren Holland, estudiante del Doctorado en Psicología Clínica en la Universidad Estatal de Florida, en el comunicado de prensa difundido por MedlinePlus.
Para prevenir futuras complicaciones, la Oficina para la Salud de la Mujer brinda una lista de factores que pueden despertar en las niñas la preocupación por su peso y llevarlas a hábitos alimenticios nocivos para su salud. Algunos de ellos son:
•Tener madres que se preocupan por su propio peso
•Tener madres que se preocupan demasiado por el peso y la imagen de sus hijas
•El aumento de peso natural y otros cambios en el cuerpo durante la pubertad
•La presión de la pareja por tener que lucir de cierto modo
•Problemas de autoestima
•Imágenes en los medios que promueven un ideal del cuerpo femenino delgado
Algunas adolescentes de peso normal creen que tienen sobrepeso y no están satisfechas con su cuerpo. Preocuparse constantemente por la balanza y actuar en consecuencia puede afectar su desarrollo social, físico y emocional, según la institución mencionada.
Añade que saltarse comidas o ingerir píldoras para adelgazar pueden conducir a una nutrición pobre y dificultades para aprender. Además, los esfuerzos extremos con el objetivo de perder peso, llevan a algunas niñas a desórdenes alimenticios como la anorexia y la bulimia.
La presión de ser delgada en nuestra sociedad es intensa y las personas se etiquetan a sí mismas y a los otros como ‘excedidos de peso’, incluso cuando su índice de masa corporal está dentro de los parámetros ‘normales’ en relación altura-peso, de acuerdo con un estudio longitudinal realizado con niñas de 10 a 19 años, publicado en junio de 2014 en la revista científica JAMA Pedtriatics.
Presión y obsesión pueden llevar a una mala percepción de la imagen / Foto: Thinkstock
Las niñas parecerían querer seguir un modelo de belleza casi inaccesible, impuesto por una sociedad que no piensa en su salud. Recuerda que siempre es bueno mantener una nutrición equilibrada y consulta a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tus hábitos alimenticios.