Los habitantes de Okinawa, una pequeña isla al sur del archipiélago
japonés, son célebres por su longevidad. Es uno de los rincones del
planeta con mayor proporción de centenarios.
¿Cuáles son sus secretos? El viajero, educador y escritor Dan Buetner ha descrito las nueve claves de la longevidad en Okinawa.
A menudo se afirma que la tecnología y los avances médicos son los responsables del aumento de la esperanza de vida. Sin embargo, las poblaciones más longevas no se encuentran en torno a los hospitales más sofisticados, sino en lugares recónditos como Okinawa que han mantenido costumbres ancestrales.
Los habitantes de Okinawa tienen un carácter peculiar. Se mantienen enteros ante las penurias, siempre amables y sonrientes, disfrutan de los placeres sencillos. Los ancianos son especialmente simpáticos y su compañía agrada a los más jóvenes que permanecen a su lado.
¿Cuáles son sus secretos? El viajero, educador y escritor Dan Buetner ha descrito las nueve claves de la longevidad en Okinawa.
A menudo se afirma que la tecnología y los avances médicos son los responsables del aumento de la esperanza de vida. Sin embargo, las poblaciones más longevas no se encuentran en torno a los hospitales más sofisticados, sino en lugares recónditos como Okinawa que han mantenido costumbres ancestrales.
1. Adopta un ikigai.
Un
ikigai es un propósito en la vida, un objetivo que da sentido a la
existencia. Los ancianos de Okinawa pueden explicar la razón por la que
se levantan cada mañana. Les proporciona sentimiento de responsabilidad y
de ser necesarios para la comunidad hasta con más de 100 años. Los
occidentales que estudian la longevidad de estos japoneses se concentran
en la alimentación y otros aspectos materiales, sin embargo, pueden ser
muy influyentes los factores espirituales, como señala acertadamente
Dan Buetner. Okinawa tiene una larga tradición budista y pacifista y fue
un reino independiente y desarmado hasta el siglo XVII.
2. Sigue una dieta basada en los vegetales.
Los
habitantes de Okinawa que siguen la dieta tradicional aprecian el cerdo
pero lo comen en pequeñas cantidades y solo con motivo de alguna de las
celebraciones anuales. Comen pescado más frecuentemente pero no llegan a
la media ración diaria. Por tanto su dieta está basada en los alimentos
vegetales, con especial abundancia de frutas y hortalizas. Comen menos
arroz que el resto de los japoneses. Les gustan las coles y otras
verduras salteadas, los boniatos, el tofu y las especias como la
cúrcuma. A Dan Buetner le llama la atención la presencia en los menús de
goya, un melón amargo muy rico en antioxidantes y capacidad para
reducir la tasa de glucosa en la sangre.
3. Come más soja.
La
dieta de Okinawa es especialmente rica en alimentos derivados de la
soja como el tofu o la sopa de miso. Los compuestos peculiares de la
soja previenen los trastornos cardiovasculares y varios tipos de cáncer.
Los alimentos de soja fermentada (tempeh, salsas…) favorecen la salud
de la flora intestinal, un factor que cada vez se considera más
importante para el mantenimiento de la salud.
4. Cuida un huerto.
Practicamente
todos los centenarios de Okinawa cuidan actualmente o han cuidado un
huerto que les proporciona hortalizas frescas, les mantiene activos
físicamente y les relaja.
5. Planta un jardín medicinal.
En
los huertos no faltan plantas medicinales como la artemisa, el jengibre
y la cúrcuma. Las tres plantas poseen propiedades y reconocida eficacia
como antioxidantes, antiinflamatorias y fortalecedoras de las defensas.
Los ancianos las consumen diariamente.
6. Forma parte de un moai.
Los
habitantes de Okinawa forman grupos de amigos que se reúnen y prestan
ayuda mutua. Son auténticos grupos de apoyo emocional que ofrecen todo
tipo de ayuda, incluyendo la de tipo económico. Contribuyen a sentirse
aceptados, útiles y seguros frente a las adversidades. Nunca se sienten
solos.
7. Disfruta del sol.
El
clima de Okinawa es soleado y sus habitantes lo disfrutan. Pasando
tiempo al aire libre sintetizan vitamina D que fortalece los huesos y la
salud en general.
8. Permanece activo.
Los
viejos de Okinawa son caminadores y jardineros. Dentro de las casas
tienen poco mobiliario, toman la comida o se sientan para relajarse
sobre tatamis en el suelo. Las personas mayores se sientan y se levantan
del suelo docenas de veces al día, lo que contribuye a su flexibilidad y
fortaleza física.
9. Mantén la serenidad.
Los habitantes de Okinawa tienen un carácter peculiar. Se mantienen enteros ante las penurias, siempre amables y sonrientes, disfrutan de los placeres sencillos. Los ancianos son especialmente simpáticos y su compañía agrada a los más jóvenes que permanecen a su lado.