“Allí donde escuchamos, hay una palabra que necesita ser dicha, allí donde ponemos la palabra hay un silencio que expresa una necesidad de ayuda.”
Desgraciadamente, no todos los psicólogos y terapeutas que ejercen en la actualidad tienen la formación y la experiencia necesarias como para poder ayudar a las personas que acuden a sus consultas. En algunos casos incluso se cae en la iatrogenia.
¿Cómo descubrir a un mal psicólogo?
1. Actúa de manera poco ética.Es normal
que los psicólogos intenten establecer una relación empática porque este
es uno de los pilares de la terapia pero ir más allá es una violación
imperdonable del código ético. Cualquier gesto o palabra que se mueva
hacia el terreno de lo romántico o sexual es una señal de alarma. Lo
mismo vale para cualquier tipo de violación de la confidencialidad o
comentarios ofensivos, ya sea dentro o fuera de la consulta.
2. No es especialista en tu problema.
En Psicología existen decenas de
trastornos, es difícil ser un especialista en todos y mantenerse al
tanto de los avances en las diferentes terapias. Un psicólogo que no
tiene formación y/o experiencia en el tratamiento de determinados
problemas puede realizar un diagnóstico erróneo y seguir un camino
terapéutico que haga más daño que bien. Por eso, antes de comenzar un
proceso de psicoterapia, pídele sus credenciales y pregúntale sobre su
experiencia tratando casos similares.
3. Sus recomendaciones vulneran tus
creencias y valores.Un buen terapeuta debe ser capaz de entrar en
sintonía con tus creencias y valores, aunque no los comparta en su vida
personal. En algunos casos te instará a salir de tu zona de confort y a
cuestionarte ciertas ideas pero no puede atacar tus creencias más
profundas hasta tal punto que te haga entrar en una crisis existencial.
Los objetivos de la terapia y el camino a seguir se negocian con el
paciente, no son impuestos por el terapeuta.
4. No responde a tus preguntas.Como
norma, los psicólogos no suelen dar consejos porque el paciente podría
tomarlos como pautas rígidas a seguir. Su misión es la de ayudar a cada
persona a encontrar su propio camino y la solución que mejor se adapte a
su caso. Sin embargo, eso no implica que no puedan responder a algunas
preguntas y clarificar ciertas dudas. De hecho, la orientación también
forma parte de la terapia. Por tanto, en una consulta de Psicología el
único que debe hablar no es el paciente.
5. Comparte demasiada información
personal.En algunos casos, en aras de generar cierta complicidad, el
psicólogo puede compartir información sobre su vida personal pero esto
no se puede convertir en la norma. Cuando un terapeuta habla demasiado
de sí mismo corre el riesgo de que el paciente imite sus soluciones
pensando que son las más adecuadas.
6. Te sientes juzgado.Uno de los pilares
fundamentales de toda psicoterapia es no juzgar ni criticar, aceptar al
paciente. Sin embargo, no todos los terapeutas saben dominar su
extraverbalidad y se delatan a través de pequeños gestos que denotan que
no comparten determinados puntos de vista. Si cada vez que acudes a la
consulta te sientes juzgado y criticado, es hora de cambiar de
psicólogo.
7. Minimiza tu problema.Cuando una persona acude a una
consulta pidiendo ayuda, es porque considera que su problema es
importante y no sabe cómo lidiar con él. Si el terapeuta no es capaz de
identificar la magnitud del conflicto, lo abordará de manera simplista
proponiendo acciones que alejen al paciente aún más de su realidad, con
lo cual solo logrará empeorar aún más la situación.
8. Te sientes mal
después de las sesiones.En alguna que otra sesión, puede quedarte un mal
sabor en la boca, quizás porque se abordó un tema sensible. Sin embargo
si esta sensación se repite a lo largo de varios encuentros, es
probable que la terapia no esté funcionando. Lo usual es que los
psicólogos estructuren la sesión de manera tal que sientas que estás
avanzando o que al menos salgas más relajado y confiado.
9. Es un mal oyente.Una sesión es
sagrada, tanto para el terapeuta como para el paciente. Un encuentro no
se debe interrumpir porque existe el riesgo de perder la sensación de
confidencia que se había creado. Si el terapeuta interrumpe las sesiones
a menudo, es signo de que no es bueno. Otra señal de alarma es que no
recuerde datos importantes de tu caso. Como norma, después de cada
consulta el terapeuta debe realizar un informe y trabajar en el caso.
Por tanto, si no recuerda detalles relevantes es porque no está haciendo
sus deberes.
10. La psicoterapia no termina nunca.A
veces la psicoterapia se extiende más allá de nuestros planes pero
cuando un psicólogo tiene experiencia, puede estimar con bastante
precisión cuántas sesiones serán necesarias. Si llevas varios años
recibiendo psicoterapia y sientes que no puedes vivir sin tu psicólogo,
es probable que este haya fomentado una relación de dependencia. Sin
embargo, el papel del psicólogo consiste en darte las herramientas para
que puedas enfrentar diferentes situaciones, no en crear una “adicción” a
las consultas.
Y después, ¿qué?
El hecho de que hayas tenido una mala
experiencia con un terapeuta no significa que todos sean así.
Afortunadamente, hay muchos psicólogos con años de experiencia que se
mantienen al tanto de las nuevas técnicas y que han ayudado con éxito a
cientos de personas a lidiar con sus problemas. No dejes que una mala
experiencia te limite. El próximo paso es buscar otro terapeuta. Existen
sitios web especializados en el área de la salud, donde podrás
encontrar a buenos profesionales. No obstante, a la hora de elegir,
deja que hable tu intuición. Si te sientes cómodo, notas que hay empatía
y confías en el terapeuta, puedes planificar la próxima cita.
Fuente: Jennifer Delgado