Estudios publican los efectos del estrés en nuestro cuerpo, pero también algunas posibles soluciones.
Sin darnos cuenta, vivimos el estrés a
diario: al levantarnos tarde, al ir acelerados en el coche a mitad del
tráfico, al entregar uno o varios trabajos en un tiempo muy limitado, al
pelear con la pareja, al presionarnos a nosotros mismos, y en fin. No
podríamos enumerar todas las circunstancias en las que vivimos bajo
estrés.
Los científicos de la salud han
demostrado que por un lado, el estrés motiva enérgicamente a cumplir
ciertas actividades como las que mencionamos anteriormente; pero por el
otro, una vez que este fenómeno fisiológico sobrepasa nuestras
capacidades, tendemos a ir de picada cual piano cayéndose de un décimo
piso. Por consiguiente, nos podemos imaginar las posibles consecuencias
negativas que demasiado estrés nos puede generar en nuestro cuerpo y en
nuestra mente.
En 1932, el psicólogo Walter Cannon
explicaba que el cuerpo reaccionaba a eventos fuertes para perdurar
nuestro bienestar. De modo tal que, cuando estamos bajo estrés, actuamos
de dos maneras: peleamos o huimos; es decir que, cuando no nos sentimos
preparados para manejar un problema, lo confrontamos o escapamos (no
actuamos), con el único propósito de sobrevivir. Y el cuerpo es tan
sabio que, todos los síntomas que sentimos cuando estamos bajo los
efectos del estrés, se dirige a esas dos alternativas.
¿Podrías describir qué se siente estar estresado?
Cuando uno ha estado bajo mucho o
constante estrés, en general podemos experimentar varios síntomas, entre
los cuales se encuentran:
- la tensión involuntaria de los
músculos, lo que puede desencadenar en dolores de cabeza, de estómago,
de espalda o cuello;
- la respiración se acelera al obtener más oxígeno en la sangre, induciendo quizás hiperventilación o ataques de pánico;
- el corazón se acelera de manera
peligrosa, ya que el sistema circulatorio bombea con tal fuerza que las
contracciones del músculo del corazón son cada vez más duras. La
consecuencia: se inflaman las arterias coronarias, lo que puede
desentonar en un paro cardiaco;
- el sistema digestivo deja de
funcionar del todo, si el estrés es crónico; sucede dado que el
neurotransmisor del estrés absorbe nutrientes, provocando cierta acidez,
reflujo, nauseas, diarrea o constipación;
- la salud sexual también está
implicada, ya que deja de producirse cualquier deseo sexual. Y mientras
que en las mujeres, el ciclo menstrual se vuelve irregular y doloroso,
en los hombres puede generarse la impotencia o hay una pausa en la
producción de espermatozoides;
- las defensas del sistema inmunológico bajan, lo que nos hace vulnerables a infecciones como la gripa;
Recordemos que estos síntomas se
producen después de encontrarse bajo una continua o fuerte oleada de
estrés; una vez que el cortisol (neurotransmisor generado por la
adrenalina del estrés) se encontró durante largos periodos en nuestro
cuerpo. No obstante, últimos estudios del Instituto Americano del
Estrés, han demostrado que las personas podemos sentir cierta adicción a
este fenómeno de adrenalina cuando se presenta una situación de
peligro. “La realidad es que te puedes hacer adicto a la adrenalina en
tu cuerpo que provoca el estrés, y adicto a la propia química de tu
propio cuerpo”, comenta Andre Shatté, jefe de la Oficina de Ciencias.
“En cuanto más grande es la respuesta al estrés, más adrenalina
sentirás, y ahí el origen de la adicción”. El problema se vuelve cuando
nuestro cuerpo exige más de esa estimulación química, por lo que
buscamos sentirnos sobreestimulados y eso afecta a nuestro cuerpo.
Heidi Hanna, investigadora del Instituto Americano del Estrés, explica que hay alternativas para bajarle a la intensidad del estrés cuando sobrepasa nuestras capacidades:
- Definir si el estrés que sentimos es nuestro o de alguien más; ya que, una vez que distingamos la fuente, entonces podremos planificar la manera de controlarlo.
- Observar las posibilidades en las que uno puede ayudar a cambiar la situación. Y si son opciones viables, actuar de manera que se puedan alcanzar los objetivos puestos.
- Establecer límites entre el estrés y la salud; es decir, darse pequeños espacios para descansar de la situación, como salir a caminar, hacer estiramientos, prepararse un café, etcétera.
- Bajo los efectos del estrés, tomar cierto tiempo en responder a ciertos estímulos (como llamadas por teléfono o correos electrónicos); ya que de lo contrario, se podría actuar de manera impulsiva y negativa.
- En vez de caer en la espiral de la frustración, funcionaría reirse de algunas situaciones. Pues si no resuelve el problema, al menos hace que se olvide.
Para terminar, recordaremos lo que la
doctora Heidi Hanna menciona: “Es indispensable pensar el entrenamiento
de relajación es como el entrenamiento de cualquier músculo en el
gimnasio […] La mayoría de nosotros no sabe cómo entrenarse a sí mismo
respecto a las reacciones frente al estrés, pero ahora es el tiempo
indicado para cambiarlo”.
La Nueva Guía Electrónica De Alimentos Qué Curan
Ordene Aquí: No
se vende en farmacia ni requieren receta medica, pero puede hacer mucho
por tu salud, mas que cualquier medicamento tradicional. Mandé Su Pago
De $ 5.00 Dólares Cheque O Giro Su Dirección o Correo Electrónico. Al
Apartado Aéreo Astromedicin P.O.BOX 555004 Los Angeles, California 90055
U.S.A. Si tiene paypal Aquí>