Un estudio reciente publicado en el Journal de Neurociencia (revista científica publicada por la Sociedad de Neurociencia con sede en Washington, D.C.) ha observado que la ansiedad puede ocasionar que el cerebro cambie la percepción de los olores neutros a sensaciones negativas, creándose así un círculo vicioso y elevando los niveles de estrés. Pero vamos por partes.
Los investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison utilizaron como herramienta el estudio de imagen por resonancia magnética funcional (fMRI), en el cual se pueden observar las regiones cerebrales que ejecutan tareas determinadas. En la investigación se estudiaron las reacciones cerebrales de doce voluntarios a los que se les mostraron imágenes y textos perturbadores con la intención de provocarles ansiedad.
Antes de realizar el estudio de fMRI, los voluntarios fueron expuestos a un panel de aromas neutros. Posteriormente, fueron expuestos a pantallas que proyectaban imágenes perturbadoras como por ejemplo accidentes viales o escenas de guerra, posteriormente los sujetos fueron expuestos a los mismos olores neutros del panel.
Los investigadores reportaron que después de experimentar estrés y ansiedad, los voluntarios percibían de forma negativa algunos aromas a los que habían sido expuestos previamente, y que habían considerado neutros. Con ello los realizadores del estudio dedujeron que después de inducir ansiedad en la gente, los olores neutros se tornan claramente desagradables. La gente que experimenta un aumento en la ansiedad muestra un detrimento en las sensaciones placenteras de los aromas.
Durante el proceso en que se realizó el estudio de fMRI, se observó que dos circuitos del cerebro se relacionan íntimamente con condiciones de ansiedad, uno de estos se asocia con el proceso olfatorio y el otro con las emociones.
Se pudo observar que bajo condiciones normales existe muy poca relación entre estos dos circuitos del cerebro, pero si se induce a un estado de ansiedad se puede observar cómo estos dos circuitos se interrelacionan activamente.
Los investigadores explican que durante el proceso típico de la percepción de olores es normal que únicamente se active el sistema olfatorio, pero que bajo un estado de ansiedad el sistema emocional se convierte en parte del proceso olfatorio.
En el estudio se distinguió que la manera en que la ansiedad o el estrés activan al cerebro, ocasiona que aromas neutros se conviertan en desagradables, creándose una reacción que incrementa la angustia llevando a la persona a experimentar situaciones de mayor ansiedad o depresión, pudiéndose crear situaciones de círculo vicioso, ya que el percibir un ambiente desagradable puede potencialmente llevarnos a aumentar perturbaciones emocionales.
Finalmente los involucrados en la realización del estudio comentan que su investigación es importante, ya que en su opinión la gente al experimentar ansiedad tiene una idea más negativa del mundo y un ejemplo de ello es la apreciación de el olor desagradable de un ambiente en relación a el grado de ansiedad por el que se atraviese.
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Omar Luja es médico cirujano y homeópata por la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, Instituto Politécnico Nacional, México. Cédula: 7719134