Denominamos “ansiedad sexual” a la preocupación que una persona tiene con respecto a su performance sexual. También puede entenderse como el actuar con prisa, a veces producto del propio deseo, por torpeza, o para evitar algunos problemas sexuales como puede ser por ejemplo eyacular demasiado pronto.
La ansiedad es una sensación que en mayor o menor medida hemos experimentado todos y todas en algún momento, que se profundiza hasta hacerse altamente dolorosa en las personas que padecen disfunciones sexuales.La ansiedad en la escena sexual presenta algunas características que la hacen inconfundible:
-Pensamientos negativos (“no voy a poder”, “¿llegaré?, “no siento nada”). Estos pensamientos resultan habitualmente anticipatorios de una realidad que en definitiva termina creando y provocando la misma persona.
-Reacciones corporales como taquicardia, palpitaciones, mareos, temblores, transpiración, tensión muscular, entre otras.
-Conductas como la evitación del encuentro sexual (para no exponerse a la angustia misma, aumentar la frustración y profundizar los conflictos de pareja) o el apresuramiento para que todo se termine enseguida.
La ansiedad sexual se produce cuando la persona cree no cumplir con las expectativas de lo que “debe ser”, expectativas que como sabemos son construidas socialmente y alimentan preocupaciones impactando directamente en la autoestima de varones y mujeres.Superar esta ansiedad requiere de una serie de pasos básicos:
-Información científica que modere nuestras expectativas (en general sobredimensionadas) de lo que debemos esperar tanto de nuestra respuesta sexual como de la de nuestra pareja.
-Conocer nuestro cuerpo, nuestros puntos sensibles, reacciones, tiempos, preferencias y limitaciones.
-Desmitificar todas aquellas ideas que nos impulsan a pensarnos como máquinas sexuales infalibles, y no como seres humanos.
-Aprender a vivir el acto sexual como un momento de placer y de entrega mutua, no como una competencia en la cual se juega nuestra masculinidad o feminidad.
-Darnos el tiempo necesario para ajustarnos con nuestra pareja sexual y compatibilizar las diferentes maneras de vivenciar la sexualidad y poner en prácticas los deseos y fantasías.
-Si a pesar de estos consejos no podemos manejar nuestra ansiedad sexual, consultar con el profesional (especialista en sexualidad) indicado.