La mayoría de los casos de obesidad son producto de malos hábitos de vida; menos del 30 por ciento son secundarios a un trastorno físico como hipotiroidismo, problemas hepáticos, renales, y factores genéticos.
Sufrir de diversas enfermedades, entre las que se destacan: Accidentes Cerebrovasculares
Depresion
Hernia hiatal
Cirrosis
Aterosclerosis
Cálculos
Fallas por alta presión Sanguínea
Aterosclerosis
Enfermedad Coronaria
Hipertensión
Cáncer de Páncreas
Diabetes
Cáncer de Colon
Cáncer de Próstata
Cáncer de Utero
Várices y Úlceras
Osteoartritis en Caderera Rodillas y Tobillos
Alteraciones Hormonales, Hematológicas y del sistema nervioso
Dificultades Respiratorias
Problemas para caminar
Trastornos Psicológicos
Fatiga
A simple vista se nota esta enfermedad que no sólo descompensa la salud del organismo sino deprime a quienes la padecen.
Y
es que la obesidad o excesiva acumulación de grasa en el cuerpo, suele
provocar elevada presión sanguínea, exceso de colesterol malo, cálculos
en la vesícula biliar, embolia, falta de aliento, dolores de espalda,
osteoartrosis, problemas dermatológicos, várices y más riesgo de
presentar algún tipo de cáncer.
Al
respecto, la Dra. Maya Virginia Serrano, especialista en endocrinología
pediátrica, explica que la mayoría de los casos de obesidad son
producto de malos hábitos de vida; menos del 30 por ciento son
secundarios a un trastorno físico como hipotiroidismo, problemas
hepáticos, renales, y factores genéticos.
Entre estos últimos destacan los síndromes de Prader Willy (niños muy aguaditos) y de Klinefelter (alteraciones cromosómicas).
El
nutriólogo Alberto Estrada Valle, especializado en la universidad de
Oklahoma, Estados Unidos considera que “si se comiera como antes, cuando
los horarios de trabajo eran más flexibles, y hasta se contaba con
tiempo para ir a disfrutar de la comida hecha en casa: más verduras,
ensaladas y frutas, no habría más población obesa”.
Pero
en la actualidad, la mayoría de personas no desayuna, almuerza
alimentos ricos en grasa por ser económicos y en la cena la ingiere en
más proporción, para luego irse a dormir. Ésta es la primera causa del
problema.
La solución sería mantener una actividad física diaria, porque el sedentarismo complica la enfermedad.
Diagnóstico y tratamiento
A
través de la medición de talla y peso, es posible determinar la
obesidad de la persona, así como con la ayuda de otras pruebas
específicas.
El
tratamiento debe ser integral, lo que implica adoptar otros hábitos,
por ejemplo, en lugar de comer papas fritas, prefiéralas al vapor, tome
leche descremada, no entera, y plátanos cocidos en vez de fritos.
Es decir coma más sano y la cantidad que el organismo necesita, añade Estrada.
Pero
también es básico mantener una actividad física. Un especialista mide
la frecuencia cardiaca máxima y mínima para sugerir un plan de
ejercicios acorde a la capacidad del paciente.
Asimismo, él es el indicado para sugerir los medicamentos para quemar la grasa, que también son importantes.
En la actualidad se está utilizando la vacuterapia, que permite aflojar la grasa del músculo para que se drene, indica Estrada.
Fuerza de voluntad
Antes
de iniciar cualquier tratamiento es importante reconocer que se tiene
la enfermedad para tener la voluntad de cambiar, indican miembros de
comedores compulsivos anónimos.
Consejos: Por salud, hágalo
La grasa debe ocupar aproximadamente 15 a 20 por ciento del peso corporal, pero cuando se excede entonces se habla de obesidad.
Este
incremento de tejido adiposo permanece más en los brazos y abdomen, en
el caso de los hombres; y en las caderas y busto, en las mujeres.
Así que vale la pena adoptar hábitos sanos.
La médico Maya Serrano sugiere acudir con un nutricionista o endocrinólogo para que le practique un correcto diagnóstico.
Consuma más verduras, frutas y carnes magras.
Coma despacio, y no lo haga por llenar su estómago.
Camine, suba gradas o practique algún deporte.
Mientras se alimente, no vea televisión.
Sírvase en un plato pequeño.
Elimine de su dieta las bebidas de soda.