La caspa se caracteriza por la excesiva descamación de cabello, lo que ocasiona la aparición de abundantes escamas que se desprenden y son visibles, tanto para la persona que la padece, como para aquellos que se encuentran a su alrededor. La caspa puede aparecer también en otras partes del cuerpo con pelo, como pueden ser las pestañas, las cejas, el pecho, las ingles, la espalda, etc.
Las causas que pueden provocar este molesto padecimiento son variadas: un cabello graso, el estrés, alergias u hongos. Los cambios de estación y la predisposición genética también pueden influir para que se padezca el problema.
Existen dos tipos de caspa:
• La seca (pitiriasis seca): es una descamación que se manifiesta con la aparición de escamas blanquecinas, finas y secas que se desprenden solas, con facilidad. Se presenta generalmente en personas de cabello seco y opaco.
• La grasa (pitiriasis esteatoide): se manifiesta por la presencia de escamas de mayor tamaño, con sebo, de color amarillo, pegajosas y más adheridas al cuero cabelludo y los cabellos. Se encuentran especialmente en las áreas de más sebo: la cabeza, la zona frontal o en la nuca. Este tipo de caspa hace que el cabello de quien la padece adquiera un aspecto aceitoso.
En el mercado puedes encontrar productos especiales con grado farmacéutico, para tratar el problema; sin embargo, la aparición de la caspa también puede estar ligada a un problema de mala nutrición, lo que ocasiona que nuestro sistema inmune no esté funcionando al 100% como debiera. Por lo que si padeces el problema, o bien quieres prevenirlo, una buena alimentación que te brinde las vitaminas y minerales apropiados te puede ayudar.
Para curar o evitar la caspa, debes:
• Comer alimentos enteros, ricos en fibra.
• Asegúrate que estás consumiendo biotina (vitamina B7); puedes tomar 6 miligramos de suplementos al día. También puedes comer frijoles de soya, huevos, hígado, levadura de cerveza y arroz integral.
• Evita el consumo de margarina, manteca, crema, grasas en general, ya que éstas irritan la piel, y al rascarnos, podríamos causar lesiones mayores.
• Controla el consumo de azúcar y comidas procesadas.
• Uno de los causantes de esta anomalía es la falta de zinc, por lo que es recomendable consumir frutos secos, leche y derivados lácteos, hígado o mariscos.
• En lo posible, elimina los carbohidratos, comidas procesadas, azúcar, alcohol y otros irritantes, ya que pueden empeorar el problema, o incluso causarlo.
• Incluye ácidos grasos esenciales del tipo Omega-3, que puedes encontrar en pescados como el salmón, la sardina, el arenque o la trucha; son muy útiles para evitar la resequedad del cabello.
• Tu dieta debe ser rica en vitaminas del grupo B y beta caroteno, ya que son de gran utilidad para estabilizar el cuero cabelludo.
• Toma un multivitamínico que incluya vitamina A, E, B12, selenio y zinc.
Otras recomendaciones serían:
• Cuida la exposición de tu cabeza a los rayos solares.
• Mantén muy limpio tu cuero cabelludo; esto ayudará a remover las células muertas.
• Masajea diariamente el cuero cabelludo y cepilla tu pelo; lo anterior mejorará la circulación del área.
Si después de un tiempo considerable el problema continúa, recurre a un especialista. Este problema puede llegar a afectarte mucho; puede causarte baja autoestima e inseguridad. Y no es necesario que pases por esto, hay manera de solucionarlo.
¡Recuerda…tú generas el cambio!