Gracias a la proliferación de estudios y revisiones científicas en torno a los alimentos, ahora sabemos que muchas cosas que nos recomienda el ministerio de salud pública están completamente equivocadas.
En las últimas décadas, la lista de
recomendaciones gubernamentales acerca de alimentos sanos o dañinos es
muy poco confiable.
Hay numerosos ejemplos de alimentos que según ellos
no debemos comer, pero que ahora están aumentando su producción gracias
al público conocedor que ya no se deja engañar por recomendaciones
irresponsables basadas en intereses corporativos. Nos hemos informado
más acerca de los consejos de nutriólogos retrógrados, quienes tienen
muy poco entendimiento de la nutrición en general. Aquí están las top 4
cosas que ahora sabemos que son buenas para tu salud.
1. Aceite de coco
El aceite de coco fue demonizado por
años por su alto contenido en grasas saturadas. La mayoría de su grasa
saturada está compuesta de triglicéridos de cadena media, que el cuerpo
muy bien. El ácido láurico es el principal contribuyente, con más de 40
por ciento del contenido, seguido del ácido cáprico, ácido caprílico,
mirístico y palmítico.
Los beneficios del aceite de coco
son muchísimos: el cuidado del cabello, cuidado de la piel, alivio de
estrés, pérdida de peso, incremento de inmunidad, buena digestión y
metabolismo, alivio de problemas de riñón, enfermedades del corazón,
disminución de la presión arterial, diabetes, HIV y cáncer, cuidado
dental y fuerza de los huesos. Estos beneficios del aceite se pueden
atribuir a la presencia del ácido láurico, cáprico y caprílico, y sus
propiedades son antimicrobiales, antioxidantes, fungicidas,
antibacteriales y tranquilizantes.
2. Hemp/cáñamo
La planta de cáñamo es extraordinaria. Puede ayudar a resolver los problemas que enfrentamos con el petróleo, la deforestación, el cáncer y
la contaminación ambiental. Quizá porque es tan amable con el medio
ambiente, tan nutritiva y benéfica para la salud, los gobiernos se
rehúsan a admitir la increíble diversidad del hemp; proporciona
demasiados riesgos para los intereses de las corporaciones.
Sobre todo, el mayor beneficio del
cáñamo reside en la composición de su aceite, el cual contiene todos los
aminoácidos esenciales en cantidades significativas y en un radio
deseable. La proteína de hemp también tiene una calidad excepcional en
términos de aminoácidos y estructura de la proteína. La última afecta la
digestión y la utilización del alimento por parte del cuerpo humano.
Puesto sencillamente, cuando ingerimos
semillas o aceite de hemp, nuestro cuerpo obtiene mucho de lo que
necesita sin el golpe de calorías de los nutrientes no-esenciales.
3. Huevos (orgánicos)
Por años, este alimento ha sido
malentendido: es bajo en calorías, alto en vitaminas (D, B12, ácido
fólico) y casi perfecto en proteínas. El huevo contiene cada una de las
vitaminas (excepto C).
Algunos científicos que trabajan con el
gobierno han decretado que la yema del huevo es pésima para la salud.
Sin embargo ahora sabemos que el huevo produce proteínas que imitan la
acción de poderosas drogas que bajan el ritmo cardiaco, conocidas como
inhibidoras Ace.
La única manera de saber si un huevo
está sano es, o visitar la granja, o comprarlo en tiendas orgánicas
certificadas. Las fábricas de huevo son de las peores que existen en el
mundo en cuanto a procedimientos y manipulaciones. Un huevo no-orgánico
puede contener químicos, hormonas, organismos genéticamente modificados y
otras cosas de estilo. Asegúrate de consumir sólo huevos orgánicos.
4. Sal
La sal también ha sido demonizada en las
últimas décadas de manera irresponsable. En México incluso entró en
vigor una ley que dicta que no puede haber saleros en las mesas de los
restaurantes. Pero nuevos reportes han afirmado que la sal ya no se considera un peligro para la salud.
La clave es poder diferencial la buena sal de la mala sal.
La sal de mesa es recristalizada y se trata con químicos que precipitan
casi todos los minerales que contiene y se le añade toda una gama de
químicos que pueden causar muchos problemas en el cuerpo. Pero el
problema no es la sal, es el tipo de sal que usamos.
La sal de mar que no es refinada ni
tratada con químicos es, de hecho, buena para la salud. “Estas sales
minerales son idénticas a los elementos de los que está hecho nuestro
cuerpo y fueron encontrados en el primer océano de dónde se originó la
vida”, apunta Barbara Hendel, investigadores u coautora de Water & Salet, The Essence of Life. “Tenemos
lágrimas saladas y sudor salado. La composición química y mineral de
nuestra sangre y fluidos corporales es similar al agua de mar. Desde los
comienzos de la vida, al igual que los bebés que aún no nacen, estamos
envueltos en un fluido salino”.
Las sales minerales, apunta la doctora,
son sanas porque le dan al cuerpo una variedad de iones minerales
necesarios para balancear sus funciones y permanecer sano y sanar.