La astrología fue tradicionalmente una herramienta utilizada por los médicos para ofrecer respuestas a aquellas cuestiones que la ciencia no era capaz de explicar.
El propio Hipócrates de Cos, quien dio nombre al juramento hipocrático, llegó a asegurar que“un médico que desconozca los principios básicos de la astrología no tiene derecho a considerarse médico”.
A día de hoy, los avances científicos han permitido a los médicos independizarse de los conocimientos astrológicos para ejercer su profesión, quedando relegados a un segundo plano de la cultura pop con los horóscopos como máxima expresión.
Sin embargo, como apunta la historiadora de medicina astrológica en la Universidad de Cambridge Lauren Kassell, la ciencia aún no ha podido explicar la influencia que ejerce sobre la salud el mes del nacimiento.
Las personas nacidas entre los meses de enero a marzo son más propensas a desarrollar enfermedades como el alzhéimer, mientras que existen tasas más altas de esquizofrenia entre las nacidas en los meses de junio, julio, agosto y septiembre.
Al menos, así quedó reflejado en un metaestudio basado en más de 86 millones de personas de 27 países diferentes. Las principales enfermedades de origen neuronal recogidas en el estudio, que más posibilidades tienen de desarrollarse según el mes de nacimiento, son las siguientes:
–Alcoholismo: de marzo a junio.
–Alzhéimer: de enero a marzo.
–Autismo: de marzo a agosto.
–Trastorno bipolar: de enero a abril.
–Diabetes tipo 1: de marzo a junio.
–Trastornos alimenticios: de febrero a marzo.
–Epilepsia: de diciembre a marzo.
–Glaucoma: de abril a junio.
–Esclerosis múltiple: de abril a junio.
–Narcolepsia: de febrero a abril.
–Parkinson: de abril a junio.
–Desórdenes de personalidad: de marzo a mayo.
–Esquizofrenia: de junio a septiembre.
La estación en la que nacemos calibra nuestro reloj biológico
El signo zodiacal parece ofrecer cierta información sobre las enfermedades potenciales que se pueden desarrollar, a la luz de los datos, aunque se trata de una asociación que no ha podido ser explicada científicamente.
La hipótesis más extendida para dar respuesta a dicho fenómeno es que, en realidad, esta“coincidencia” se debe a que el mes de nacimiento tiene un impacto significativo en la salud debido a las condiciones climáticas que, en muchas partes del mundo, determina la alimentación.
Otras teorías lo relacionan con los meses de gestación, según los cuales el feto estaría más expuesto a infecciones estacionales.
Las enfermedades mentales están más extendidas entre las personas nacidas en los meses de invierno que entre las nacidas en los meses de verano. Para el neurocientífico Chris Ciarleglio, investigador en la Universidad de Brown, el por qué “de esta extraña relación”entre las enfermedades, principalmente mentales, y el mes de nacimiento, se debe a los ritmos circadianos (el reloj biológico).
–Este reloj no solamente tiene la función de decirnos cuando tenemos que levantarnos por la mañana, sino que ejerce una influencia central en todas nuestras funciones vitales, asegura el neurocientífico. Desde el crecimiento celular hasta el funcionamiento de los órganos internos, pasando por el comportamiento social, estarían influenciados por el denominado reloj biológico.
Cuando los ritmos circadianos son estables, apunta Ciarleglio, todo funciona correctamente, pero cuando se ve alterado por factores ambientales, como la estación en la que nacemos, se producen fallos en el organismo.
Unas tesis que han sido apoyadas por estudios realizados en ratones de laboratorio. El más famoso de estos, publicado en la revista Nature bajo el título Perinatal photoperiod imprints the circadian clock, concluyó que los animales que nacían durante los días inmediatamente anteriores o posteriores al cambio de estación tenían un organismo más débil. Los más vulnerables fueron los que nacieron durante el inicio del invierno.
La peligrosa influencia de los meses invernales
Las enfermedades mentales están más extendidas entre las personas nacidas en los meses de invierno que entre las nacidas en los meses de verano.
Según Ciarleglio, esta relación se debe a que los nacidos en los meses invernales liberan menos serotonina (el neurotransmisor que influye en los estados de ánimo) porque reciben menos luz natural. De este modo, añade, son más propensos a desarrollar trastornos como la depresión, la esquizofrenia o el autismo.
La carencia de luz solar en las primeras semanas de vida puede contribuir a conformar la personalidad a largo plazo. Una influencia ambiental que tendría un peso cercano al de la herencia genética en lo que se refiere a los trastornos neurológicos, según defienden estos investigadores.
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