La bacteria Escherichia Coli es el villano favorito de la absorción intestinal / Foto: Thinkstock
Desde hace más de un siglo, los científicos se han metido en las profundidades del organismo humano para descifrar los secretos de un personaje que se aloja en nuestro intestino y que si bien suele causar enfermedades también, en su versión amistosa, facilita algunos procesos de la digestión: E. coli, se llama. Y ahora, le han descubierto una cara muy energética, por así decirlo.
Estudios realizados por científicos coreanos del Instituto Superior Coreano de Ciencia y Tecnología (KAIST) han conseguido producir combustible a partir de una bacteria llamada Escherichia Coli, la cual vive sin causar ningún problema como parte de la flora normal intestinal del hombre y otros mamíferos, y que es necesaria para la adecuada absorción de nutrientes y el funcionamiento digestivo en general.
Aunque algunas modificaciones genéticas de esta bacteria pueden ser perjudiciales para el ser humano, contaminando la comida o el agua, otros cambios en la función de la bacteria pueden ser provechosos para el ser humano, más allá de ayudarle en sus funciones digestivas.
La bacteria ha sido estudiada en una gran cantidad de investigaciones, pero nunca se había realizado un estudio en el cual se buscara poder fabricar gasolinas de origen microbiano gracias a la producción de hidrocarburos (componente esencial de la gasolina) con la manipulación de la bacteria.
En el estudio se detalla cómo se identificaron enzimas para estimular su metabolismo y poder así producir de los ácidos grasos de tamaño normal para obtener derivados más cortos de éstos, creando de esta manera una nueva forma de obtención de alcanos (hidrocarburos) de cadena, los cuáles son utilizados como combustible. De esta manera, explicada muy brevemente, fue que se consiguió transformar los ácidos grasos de la batería Escherichia coli para producir biogasolina.
En estudios anteriores se había conseguido obtener alcanos de cadena larga, los cuales podían ser sustitutos del diesel, pero hasta esta reciente investigación no se habían podido conseguir alcanos de cadena corta para poder sustituir a la gasolina.
La investigación no es la solución inmediata para una fabricación masiva de este tipo de gasolina y poderla comercializar, sin embargo es un buen comienzo para pensar en la producción de esta biogasolina a gran escala en el futuro.
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Omar Luja es médico cirujano y homeópata por la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, Instituto Politécnico Nacional, México. Cédula: 7719134