Sunday, August 5, 2012

¿Se han vuelto los fármacos una forma de sacrificio humano?


Benjamin Rush predijo acertadamente la grave posibilidad que los americanos enfrentan hoy día, aquella en que el arte y la ciencia de la sanación sea restringida a un selecto grupo de médicos alópatas, quienes tengan el privilegio legal de recomendar y administrar medicinas, y cuya farmacopea excluye - por principio -todos los alimentos curativos, vitaminas y hierbas que han sido usados con garantía de seguridad y efectividad por incontables milenios, en la prevención y tratamiento de enfermedades.
Hemos entrado en una era en la cual la medicina no se parece más a esas artes y ciencias curativas. El médico ha dejado de ser un facilitador de las capacidades innatas de auto-sanación de nuestros cuerpos ayudados con el tiempo, cuidados, buena nutrición y ayuda especial de nuestros aliados herbolarios. Al contrario, la medicina se ha transformado en un negocio corporativo basado en el principio nihilista del capitalismo puro y desenfrenado, con un estimado de 786,000 americanos sufriendo anualmente muertes iatrogénicas o causadas por medicamentos.*
Convirtiendo la enfermedad en oro mediante los medicamentos, apoyados por la prensa escrita
Muchas enfermedades modernas son, de hecho, creadas por decreto (nada distinto a las divisas monetarias actuales): conocidos síntomas de deficiencia nutricional, o envenenamiento químico, re-empacados y renombrados en Latín o Griego como posibles enfermedades monolíticas y subsecuentemente lanzadas al consumidor como mercados nuevos; cada enfermedad proveyendo una justificación para la prescripción de nuevos productos tóxicos patentados.
Las "medicinas" a menudo carecen de valor intrínseco, siendo no más que químicos re-etiquetados con un nuevo propósito, y con la intención (aunque frecuentemente fallando en este sentido) de ser administrados en concentraciones sub-letales. Desde luego, muchos de estos químicos son demasiado tóxicos para ser legalmente liberados al medio ambiente, y nunca deben ser administrados intencionalmente a un humano ya de por si enfermo. No necesitamos ver más allá del típico paquete de medicamentos para encontrar evidencia que los efectos secundarios de la mayoría sobrepasan sus supuestos efectos benéficos.
En realidad, el valor (o falta del mismo) de estos químicos están tan inflados que ¡pueden venderse por hasta el 500,000% de su costo! Sólo las instituciones médicas/farmacéuticas y financieras (por ejemplo, la Reserva Federal) están legalmente autorizadas para generar la ilusión de la creación de un valor de la nada, a esta escala. Esta manipulación de su valor percibido, fundamento del dominio global del modelo médico centrado en medicamentos, no es tan distinto a las instituciones financieras y sus productos derivativos tóxicos (por ejemplo, Seguros de Impago de Deuda o Credit Default Swaps), creando, en esencia, la ilusión de bienestar y prosperidad financiera al mismo tiempo que siembran las semillas de la muerte dentro de la economía global; arruinando la vida de millones en el proceso.
La dictadura médica encubierta
Dentro del modelo médico dominante, la curación no ha sido simplemente olvidada, sino exorcizada intencionalmente ya que representa la antítesis de las ganancias perpetuas, las cuales requieren la incurabilidad del cuerpo humano. Si la verdad fuera dicha, y las capacidades regenerativas del cuerpo reconocidas, la superestructura multibillonaria de los medicamentos se desplomaría de un día para otro. Cuando un puño de cúrcuma tiene más actividad quimioterapéutica que cualquier medicamento aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, por sus siglas en inglés, N. del T.), o cuando una enzima proveniente de la piña es superior a agentes quimio-tóxicos de 40 años de éxito, uno comienza a entender porqué los cientos de estudios que concluyen que sustancias naturales pueden destruir cáncer nunca son debatidos o discutidos. No se puede competir contra medicamentos gratuitos, efectivos y seguros en un mercado dominado por medicamentos costosos, inefectivos e inseguros.
Si esta degeneración en charlatanería y venta de panaceas, en la cual ha caído la medicina centrada en medicamentos, fuera simplemente una lección de las cosas malas que pueden suceder cuando la salud deja de ser un derecho humano básico para convertirse en un producto en busca de rentabilidad, tal vez los americanos pudieran encontrar dentro de sí mismos la manera de liberarse de los grilletes de la opresión. Después de todo, ¿no nos consideramos a nosotros mismos como los fundadores de la libertad, la independencia y democracia? ¿Acaso no tenemos tanta fe en estos principios que casi nos matamos (y aplastando países enteros en el proceso) en nuestro titánico esfuerzo por exportar estos valores al mundo aún si no somos invitados? ¿Cuándo de salud y libertad se trata, nos conformamos con menos?
Desgraciadamente, la "dictadura encubierta" que Benjamín Rush predijo, no es simplemente una hierba mala que podamos arrancar de raíz. A pesar que la AMA (Asociación Médica Americana, por sus siglas en inglés, N. del T.) y la FDA se comportan como si estuvieran en la punta de la pirámide del poder, en realidad están más abajo en la jerarquía. Mientras que el gobierno de los Estados Unidos y los grupos proselitistas americanos parecen estar detrás del proxenetismo a favor de las farmacéuticas, en realidad, son corporaciones trasnacionales y organizaciones - y la élite minoritaria gobernándolas - quienes tienen la sartén por el mango.
Los Estados Unidos han dejado de tener la hegemonía económica y cultural en el mundo. Ahora estamos inmersos en un campo de juego internacional donde organizaciones trasnacionales como la farmacéutica Pfizer, o la Organización Mundial de la Salud (WHO - por sus siglas en inglés) o la Organización Mundial de Comercio (WTO - por sus siglas en inglés), tienen suficiente poder e influencia para opacar a los EEUU y a cualquier otro gobierno o estado. Estas enormes organizaciones borran los límites trazados, tradicionalmente, entre instituciones públicas y privadas en la medida que sus agendas y mandatos están alineados con las imperativas económicas globales. Imperativas que no rinden cuentas a la soberanía de la constitución de ningún país ni a leyes encima de la propias. Por ejemplo, en los Estados Unidos tal vez sea prohibida la venta sin prescripción de muchos suplementos alimenticios debido a nuestra afiliación a la WTO y su ratificación del Codex Alimentarius. Ya existen vitaminas surtidas con receta en el mercado estadounidense y la criminalización de hierbas como la cannabis y, recientemente, la ephedra han asentado ya un peligroso antecedente.
Farmagedón: La Muerte de la Medicina Natural
Lo sobresaliente del estado actual de las cosas, es que tal vez fueron predichas hace mucho como lo evidencia este pasaje del libro del Apocalipsis:
"Al final de los tiempos los mercaderes del mundo engañarán a las naciones a través de su farmacia". (Hechicería) Apocalipsis 18:23 
Algunos creen que estamos ahora al borde del final de los tiempos de la medicina, o también llamado "Farmagedón", si lo prefieren, donde la medicina no está asociada, de ninguna manera, con sanar o curar, en vez de eso, es una forma de control de las masas y una forma altamente organizada para estafarle al público su salud y economía, simultáneamente.
Después de todo, ¿existe acaso algo más absurdo que un modelo médico que trata los síntomas de una enfermedad con dosis sub-letales de químicos tóxicos y el cual no intenta descubrir, entender o llegar a remover las causas de tales desbalances?
Después de todo, ¿qué enfermedad ha sido causada por la falta de medicamentos?
¿Es el reflujo causado por una falta de inhibidores de bomba de protones?
¿Son las enfermedades cardiacas causadas por una falta de estatinas?
¿Es la osteoporosis causada por una falta de Fosamax?
¿Es el cáncer causado por una falta de quimioterapia?
¿Es la depresión causada por una falta de Paxil?
¡Desde luego que no! ¿Entonces porqué consideraríamos una buena práctica usar químicos potencialmente tóxicos como tratamiento de primera línea para enfermedades que no son causadas por una falta de algún químico? Al contrario, muchas enfermedades son causadas por la exposición acumulativa a químicos que, al igual que los medicamentos, son biológicamente extraños al cuerpo humano. En otras palabras, ¡estamos combatiendo veneno con veneno!
¿Se puede dignificar esta práctica llamándola medicina? ¿O es más acertado llamarla hechicería?

Mal-dicamentos y Sacrificio Humano
La gran dependencia que tenemos a las Farmacéuticas revela mucho sobre la agenda subconsciente que apuntala a la medicina moderna. La palabra griega Pharmacos tiene una variedad de significados, "droga" siendo la más reconocida. Pero la raíz de la palabra se remonta a mucho más atrás:
"Un Pharmacos (Griego φαρμακός) en la Antigua Religión griega era una especie de chivo expiatorio humano (un esclavo, un inválido o un criminal) que era escogido y expulsado de la comunidad en tiempos de desastre (hambruna, invasión o plaga) o en tiempos de crisis calendarizadas, cuando era necesaria una purificación" [fuente]
La dimensión sacrificial del Pharmacos conlleva su significado a las panaceas y pociones nombradas tras este objetivo ritualista.
El término "pharmacos" después se convirtió en "pharmakeus" el cual se refiere a "una droga, poción mágica, droguero, envenenador y por extensión mago o hechicero". Una variante de esta palabra es "pharmacon" (φάρμακον), término complejo significando sacramento, remedio, poción, talismán, cosmético, perfume o intoxicante. De aquí se deriva la palabra "farmacología" [fuente]
Entender a la medicina farmacéutica como sacrificial no es sólo una metáfora. El sacrificio animal, de hecho, apuntala a todo el modelo probatorio de desarrollo y comprobación al requerir que millones de animales sean torturados y destruidos cada año. En yuxtaposición a la Ayurveda, la medicina tradicional China y a otros sistemas tradicionales centrados en lo natural, los cuales usan cuerpos vivos y sanos como modelos para prevenir y tratar enfermedades, la medicina occidental tomó un camino radical en una obsesión con la patología. El karma, si lo prefieren, de este camino divergente a menudo lleva a los pacientes, sobre todo posteriormente en su vida, a ser acuchillados en una cama de operaciones, o envenenados mortalmente, con los mismos químicos y procedimientos que alguna vez el ensayo animal justificó.
La realidad es que la práctica médica, y la ciencia que la nutre, es tanto mito como pensamiento racional, y ya no necesitamos voltear a ver a la religión para encontrar una postura absolutista sobre la verdad. La ciencia médica ha reclamado posesión sobre el cuerpo humano de la misma manera que las religiones reclaman posesión del alma. El médico de hoy - no más que un ensalzado "farmacólogo aplicado" - se ha convertido en el "sacerdote del cuerpo", capaz de modificar el curso de la vida o la muerte en función de la calidad o combinación de panaceas que aplique al problema (en otras palabras, el paciente) presente.
Justo como el monoteísmo depende que exista "un Dios", la medicina moderna depende del concepto "probatorio" que existe sólo una verdad y sólo una forma correcta de aplicarla. Esto, por asociación, da poder absoluto a aquellos que dicen conocer la diferencia.
Libertad a través de la Medicina Natural
En el tiempo en que Benjamin Rush habló de una dictadura médica, ésta aún no tomaba forma y mientras que se usaban pociones mágicas como el mercurio o prácticas cuestionables como el desangrado, las yerbas eran aún consideradas y usadas como medicinas legítimas. Aún cuando muchas mujeres hierberas fueron eliminadas de la competencia, algunas veces asesinadas, al ser catalogadas como brujas, las hierbas en si no fueron demonizadas categóricamente ya que aún no se había creado un vasto ejército de drogas farmacéuticas que las suplantaran.
Hoy día, las hierbas y los mismos alimentos han sido vilipendiados como peligrosos y mofados como completamente inefectivos generando la ridícula contradicción que se supone debemos aceptar tontamente como cierta: que ambos son impotentes y e inseguros.
Dadas estas circunstancias, la confianza en la seguridad y eficacia de las sustancias naturales en la prevención y tratamiento de enfermedades no solo ha mermado, sino que la asociación positiva entre la alimentación y la sanación ha sido rechazada flagrantemente por las autoridades médicas. Es ilegal que aquellos que no sean doctores declaren que las sustancias naturales tengan propiedades curativas, aún si hayan sido usadas por cientos de años en la medicina folklórica y aún si un vasto cuerpo de investigaciones científicas confirman sus beneficios. No se puede mencionar que las fresas curan la gota aún si es verdad (la verdad no es ya un criterio si decide lo que puedes o no puedes decir).
Comencé el sitio web GreenMedInfo en agosto de 2008 para proveer acceso gratuito a las vastas investigaciones que se han acumulado alrededor de los beneficios curativos de las sustancias naturales durante los últimos 50 años. La base de datos gubernamental conocida como Medline (la cual se puede consultar libremente) contiene cerca de 20 millones de citas bio-médicas de más de 5,000 gacetas científicas, muchas de las cuales se enfocan específicamente en la acción terapéutica de los alimentos, vitaminas y especias sobre enfermedades, aún sobre aquellas que pudieran ser mortales.
Creo que únicamente a través de la diseminación gratuita, sin censura y democrática de la información de salud es que podemos garantizar la libertad de nuestra salud. Y a través de hablar con el poder de la verdad exponiendo el fraude que representa la medicina farmacéutica centrada estrictamente en ganancias.
Siéntase libre de explorar las más de 19 000 citas bio-médicas publicadas en GreenMedInfo que reivindican la seguridad y eficacia de las sustancias naturales en la prevención y tratamiento de enfermedades.
~Atribuido al Dr. Benjamin Rush.
Firmante de la Declaración de la Independencia de Norte America.