En la actualidad a causa de las prisas y del ritmo frenético que llevamos de vida apenas tenemos tiempo para pensar en lo que vamos a comer. La gran mayoría de nosotros suele echar mano de alimentos preparados dejando de lado aquellos crudos y naturales. En esta ocasión vamos a detenernos en los beneficios que nos aportan los alimentos crudos, ya que son toda una ventaja para el organismo y el mantenimiento de éste.
Cuando nos referimos a alimentos crudos realmente de los que hablamos son de frutas, verduras, cereales, frutos secos… No hablamos de carnes, pescados, huevos… ya que este tipo de alimentos no se pueden consumir de forma cruda, pues es necesario cocinarlos para que nuestro organismo los asimile de manera correcta. Por ello en este post nos vamos a referir a un tipo determinado de alimentos que es mucho mejor consumirlos crudos que cocinados.
Más sabor
En primer lugar vamos a destacar que los alimentos crudos conservan mucho mejor el sabor natural. Un alimento crudo es todo un deleite para los sentidos, y es que al no estar acompañado de aditivos ni sustancias que envuelven su sabor será siempre más apetitoso. Aunque sí que es cierto que no todos los alimentos son sabrosos crudos, por ello es esencial que sepamos elegir los más adecuados y en el momento justo de maduración para obtener el mejor sabor.
Conservación de nutrientes
Al no estar preparados, los alimentos crudos no han sufrido ningún cambio de estado ni se han sometido a los efectos de la cocción, por lo que conservarán todas sus vitaminas y minerales de manera íntegra. Esto hará que los alimentos crudos contengan muchos más nutrientes y sean más beneficiosos para nuestra salud. Sobre todo, esto será de gran utilidad en las frutas y verduras, que pierden gran parte de las vitaminas que contienen cuando se cocinan.
Buenos para la digestión
Los alimentos crudos son mucho más digestivos en muchas ocasiones, y es que a la hora de consumirlos esta acción se hace de otro modo al habitual. Para empezar, lo que haremos al ingerir los alimentos crudos tenderemos a masticar más despacio y seguido, haciendo que el alimento entre en el estómago mucho más ensalivado y triturado. Esto facilitará el proceso digestivo, haciendo que sea mucho más rápido y menos pesado.
Mayor saciedad
A lo anteriormente comentado hay que sumar la sensación de saciedad que nos aportará este tipo de alimentos, pues masticar de manera lenta hará que nuestro organismo responda de mejor manera frente al hambre. Esto es fácilmente explicable, pues el estómago tarda un tiempo en dar al cerebro órdenes de qué ya estamos saciados. Si comemos más lentamente alargaremos el tiempo y lograremos que el cerebro sepa que estamos saciados habiendo consumido menos cantidad de alimento.
Ricos en fibra
Otro punto a tener en cuenta es la cantidad de fibra que nos aportarán este tipo de alimentos, y es que al consumirlos de manera cruda la calidad de la fibra será mayor, haciendo que nuestro tránsito intestinal sea mucho más efectivo y eficaz. Por este motivo es necesario que sepamos elegir bien y nos llevemos a la boca alimentos que se puedan consumir crudos. Ganaremos en calidad de vida y en sabor.