Apretar y crujir los dientes de manera repetida produce que estos se desgasten. El estrés o la mala oclusión son algunas causas.
Desde la antigüedad siempre el bruxismo se ha manifestado como un hábito involuntario de comprimir y chirriar, frecuente e inconscientemente, las piezas dentales.
Uno de los pioneros en la investigación en este campo fue Karolyi. En 1901 él mencionó que prácticamente todos los seres humanos en algún periodo de su vida ejercían fuerzas anormales en su sistema masticatorio. Pero fue Frohman, en 1931, quien usó la palabra bruxismo por primera vez.
Según el odontólogo periodoncista Carlos Alvear, esta costumbre que desgasta los dientes puede estar asociada a una mala oclusión dentaria (dientes superiores sobre dientes inferiores). También cuando el dentista deja obturaciones altas que provocan contactos prematuros y por la falta de piezas dentarias no restauradas, que originan así un desplazamiento dental.
“Hoy en día los factores psicológicos también juegan un papel preponderante en la aparición del bruxismo como, por ejemplo, la ansiedad y el estrés producidos por los problemas del convivir diario, que desencadena una actividad nerviosa mientras dormimos”.
Desgaste y dolor
El bruxismo, agrega Alvear, no solo produce desgaste en los dientes, también va alertando la frecuencia de daño como líneas de fracturas dentarias, erosión cervical y en presencia de placa bacteriana (mala higiene) acelera la destrucción ósea con formación de bolsas periodontales, pulpitis y necrosis pulpar.
El hecho de apretar los dientes ejerce presión sobre los músculos, los tejidos y otras estructuras que rodean la mandíbula, lo cual lleva a que se presente dolor o inflamación mandibular, dolores de cabeza y oídos, ocasionando algunas veces trastorno de la articulación temporomandibular (en la unión de la mandíbula, y al músculo masetero). Estos síntomas pueden manifestarse a los 12 años con la aparición del funcionamiento de los caninos y se acentúa después de los 40 años.
Formas de bruxomanía
La doctora Mirella Estrella de Polit, con un diplomado en odontología restauradora, dice que es importante hacer un buen diagnóstico porque existen dos formas de bruxomanía: céntrica por apretamiento y excéntrica por rechinamiento.
“Esta última es la más dañina, ya que puede deteriorar no solo los músculos, sino el sistema de la articulación de la mandíbula, y por supuesto dientes y sus tejidos que los sostienen, mucho más rápidamente. Por eso cuando el hábito persiste es fundamental el uso de una férula de protección para evitar el desgaste de los dientes”.
Pero ¿cómo saber si realmente tenemos bruxismo? Fácil. Cuando es por apretamiento, agrega, el paciente suele tener la musculatura de la boca tensa y darse cuenta de que tiene el hábito de apretar muy fuerte los dientes, pero cuando es por rechinamiento, lo hace de dormido y otra persona se lo manifiesta, porque suenan al frotar los dientes.
¿Qué hacer?
Estrella de Polit refiere que si el bruxismo es provocado por un problema psicológico, el tratamiento odontológico que se realiza es la corrección a tiempo de la maloclusión (mala mordida), porque impide el desarrollo de la enfermedad. El cerebro, al detectar el ajuste oclusal y la relajación de la musculatura que interviene en la mordida, recibe la información que todo está bien.
Incluso, el odontólogo periodoncista Yuri Gallegos dice que el principal tratamiento contra el bruxismo es hacer que el paciente esté consciente de esta condición, ya que va a tratar de modificar en lo posible los hábitos que hacía inconscientemente.
También ayuda usar placas relajantes de preferencia durante la noche y en algunos casos en el día. Incluso sugiere hacer terapias de relajación basadas en reducir el estrés como, por ejemplo, ejercicios de yoga, entre otros.
Por último, agrega la odontóloga, con los materiales actuales tan estéticos se puede embellecer la sonrisa, siempre que se trate primero el hábito.
MEDIDAS QUE BENEFICIAN
El odontólogo Yuri Gallegos agrega que es difícil determinar “malos hábitos” en el bruxismo, pero es recomendable tomar en cuenta estas sugerencias:
• Si alguien lo sufre, lo primero que debe hacer es estar consciente de que el exceso de presión en la dentadura causa su deterioro precoz.
• Hay que evitar mantener los dientes apretados. Por esto se debe poner especial atención a nuestra boca en varios momentos del día y se procederá a relajar la mandíbula manteniendo los labios sellados, pero la boca en posición entreabierta.
• En caso de tener una mala posición dentaria, es aconsejable un tratamiento que corrija este problema, ya que el deterioro es más severo en estos casos. El paciente también puede optar por un ajuste oclusal si el caso lo amerita.
• Mastique una manzana o zanahoria cruda antes de dormir: ayuda a calmar la musculatura sobreactivada.
EN LOS NIÑOS
El hábito de rechinar los dientes suele aparecer entre los 4 y 6 años porque mezclan la imaginación con la realidad. Por ello, antes de dormir no deben estar viendo películas de violencia, según Mirella de Polit.
INYECCIONES CON BOTOX
Las usan también contra el rechinado de los dientes. Dicen que inyectado en el músculo masetero, en ambos lados de la mandíbula, lo relaja para impedir que se contraiga sin cambiar la función de masticado de la persona.
PARASOMNIA
El bruxismo para muchos autores es considerado una parasomnia, un grupo de alteraciones del sueño como las pesadillas, hablar o caminar dormido, la incontinencia urinaria o el síndrome de las piernas inquietas.