Hace poco escribí una reseña sobre Food Matters, un documental que muestra cómo buena parte de la crisis de salud que vivimos se debe a la pobreza de nuestra alimentación
y al uso excesivo de medicamentos.
Mucha gente argumenta que comer
productos naturales, poco procesados, libres de pesticidas u hormonas es
caro, pero si pensamos que la alimentación no es un gasto sino una
inversión a futuro, nuestra idea de lo "caro" o lo "barato" también
cambia.
Inflamación
La dieta asiática, rica en especias y vegetales, tiene un alto potencial antiinflamatorio / Foto: Thinkstock
La famosa dieta mediterránea es rica en omega-3 y baja en grasas saturadas. Pescados de agua fría, almendras y aceite de oliva son ideales para reducir la inflamación de los tejidos y evitan el envejecimiento prematuro de los órganos (incluyendo la piel). La dieta asiática, rica en especias y vegetales, también tiene un alto potencial antiinflamatorio. Miller recomienda incorporar en la cocina especias como cúrcuma, jengibre, canela y comino, ricas en antioxidantes que, al combinarse con granos integrales y aceites no procesados (oliva, aguacate, pepita de uva), potencian sus efectos desinflamatorios.
Fatiga
Los jugos verdes elevan los niveles de hemoglobina, lo que significa mejor oxigenación / Foto: Thinkstock
Al salir del trabajo o a media tarde estamos tan cansados que en lugar de pensar en caminar o hacer ejercicio, queremos comer alimentos altos en carbohidratos. Esa situación da origen al círculo vicioso del letargo que induce a una alimentación deficiente. Algunos expertos dicen que eso se debe a que no le damos suficiente combustible a nuestro cuerpo desde temprano. Es preciso combinar proteína y carbohidratos durante la mañana, porque eso garantiza que los niveles de glucosa se mantengan estables durante todo el día. La clave está en elegir los alimentos adecuados.
La avena, por ejemplo, provee mucha más proteína que cualquier tipo de harina, además de que contiene beta-glucano, un tipo de polisacáridos que dan energía de larga duración y modulan el sistema inmunitario, lo que acelera la recuperación en los momentos de mayor fatiga. Otra opción para reducir la fatiga está en los jugos verdes: apio, perejil, cilantro, espinaca y kale contienen fibra y clorofila que ayudan a transportar nutrientes y elevar los niveles de hemoglobina (mejor oxigenación de la sangre), además de brindar potasio, un mineral que evita la sensación de letargo.
Sistema inmunológico débil
Las abuelas sabían su ciencia: los caldos elaborados con huesos fortalecen el sistema inmune. Al hervir, los huesos liberan células linfoides, precursores de glóbulos blancos esenciales para el funcionamiento del sistema inmunológico. Si al caldo se añaden hongos, el efecto se potencia. Miller también sugiere consumir alimentos con alta concentración de colores (betacarotenos, vitamina A), como el brócoli, los pimientos, el camote o las zanahorias.
Desórdenes hormonales
En las hojas verdes, como las espinacas, puedes encontrar vitamina C y hierro / Foto: Thinkstock
Una de las tantas funciones de los estrógenos y la progesterona es ayudar a nivelar las reservas de grasa en el cuerpo. Por eso, antes de someterse a cualquier dieta, es importante revisar si hay algún desorden hormonal, ya que esto puede estar asociado a la fatiga y el hambre excesiva. El hierro y la vitamina C ayudan a regular los ciclos hormonales; pueden obtenerse en pescados y carnes, pero también en granos enteros y hojas verdes.
Daños al sistema nervioso
Las leguminosas son ricas en antioxidantes, omega 3 y potasio / Foto: Thinkstock
La salud mental está íntimamente ligada a la alimentación. El sistema nervioso central necesita antioxidantes, omega 3 y potasio para funcionar bien todo el día y en todas las etapas de vida. Estos nutrientes se encuentran en altas concentraciones en los frutos rojos, los pescados grasos y las hojas verdes. Es recomendable mezclarlos con granos enteros y leguminosas, sobre todo en las primeras horas del día; esta combinación completa las cadenas de aminoácidos, eso facilita que el cuerpo los absorba de inmediato y que sus nutrientes circulen en el cuerpo mientras está en actividad. Cuando el cuerpo tiene cubiertas las necesidades químicas de los sistemas básicos (digestión, respiración, excreción), el resto de los nutrientes quedan disponibles para realizar tareas intelectuales, que requieren mucha energía.
@luzaenlinea
Fuente: https://es-us.mujer.yahoo.com/blogs/pasionaria/alimentos-que-previenen-enfermedades-cr%C3%B3nicas-214916289.html?page=all