La guía definitiva para encontrar el placer cuando estás contigo misma.
La verdad, a la hora de masturbarse hay mil métodos y cada una nos decantamos por el que más nos viene a mano (nunca mejor dicho) pero a veces nos encontramos con gente que prueba lo que otras hacen y no les satisface en absoluto. ¡Normal! Cada una somos un mundo. Eso sí, hay formas en las que es más fácil que encontremos el placer y estas son algunas ideas:
La ducha. Por favor, si no lo has probado ¡ya estás tardando! Y es que apuntar hacia nuestro clítoris con la alcachofa de la ducha puede ser una de las mejores experiencias de este mundo, no sólo saldrás limpia sino además relajada, ¿qué más quieres? La temperatura del agua: templadita, que el frío hace que se sienta menos porque nos entumece y excesivo calor no es necesario, que no queremos cocinarnos. La fuerza del chorro de agua y la distancia ya la irás perfeccionando a tu gusto, algunas prefieren empotrárselo (literalmente) y otras prefieren ir jugando con la distancia. ¿Y utilizar el grifo del agua directamente? También es una opción, piernas en alto y a disfrutar de la corriente… Anda, que al final hasta le vas a sacar uso al bidé del baño, ¿eh?
La almohada. La mera presión sobre nuestros genitales puede ser muy placentera, sin necesidad de quitarse la ropa ni nada. Son muchas las que, cuando se van a dormir, juegan con la almohada entre las piernas o hacen un ”gurruño” con las sábanas o el edredón y luego…a tener dulces sueños.
Las manos. Nuestras manos son sabias y curiosas y no hay nada como dejarlas explorar para que nos lleven a la fuente de nuestro placer.
- Vibraciones con tan sólo dos dedos en la parte superior del clítoris (no directamente sobre él) van a hacer que se desencadene una respuesta de excitación. El motivo de que sea cerca del clítoris pero no encima es porque muchas veces el contacto directo y continuo va a hacer que esta práctica nos moleste mas que otra cosa pero, oye, que si a ti es lo que te gusta y funciona adelante, ¡que aquí no hay reglas!
- Empezar por hacer presión con la palma de la mano para luego dejar que los dedos jueguen con los labios vaginales y el clítoris es otra opción. Ahora presiono, ahora no, ahora me acerco con un dedo, ahora me alejo, ahora me acerco con dos, etc.
- ¡A por el punto G! Si introducimos en nuestra vagina los dedos índice y corazón con las yemas hacia arriba y los doblamos en el interior formando un ángulo de 90º podremos palpar la zona donde habita nuestro querido punto G. ¿No lo encuentras? Eso es que no has llamado a su puerta, masajea suave y lentamente y verás como los sientes.
- El ano, el gran olvidado. A muchísimas mujeres la estimulación del mismo les produce muchísimo placer (por algo se practica el sexo anal) por lo que no hay que pasarlo por alto. Juguetea con él y descubre si ahí se encuentra uno de los desencadenantes de tu placer.
Juguetes eróticos. Aquí lo ideal es haber pasado por el punto anterior, nuestras manos, y saber que es lo que más nos excita porque encontraremos de todo, vibradores para el clítoris, dildos, vibradores con dildos, dildos que vibran, vibradores especialmente diseñados para el punto G., bolas para la estimulación anal, etc. La verdad es que los juguetes son geniales para esos momentos de vagancia máxima ya que ellos van haciendo el “trabajo duro” y tu te limitas a disfrutar, además, muchas veces ayudan a que el orgasmo llegue más rápidamente.
Tu piel. Hasta ahora nos hemos centrado más en los genitales en sí pero ¿se puede una masturbar sin ellos? ¡Por supuesto! Olvídate de las zonas clasificadas como erógenas y prueba a acariciarte todo tu cuerpo creando tu propio mapa del placer, ya que no a todas les gustan las caricias en los pechos o el cuello, mientras que para otras puede ser su debilidad. Disfruta del tacto en seco, echándote crema o dándote un baño, nunca sabes qué puede pasar cuando llegues a determinadas partes de tu cuerpo.
Los pechos. ¡Ay, los pechos! Nunca los olvides ya que pueden ser fuentes de placer sin ninguna duda, de hecho hay mujeres que alcanzan el orgasmo a través de ellos exclusivamente, sin necesidad de emplear ningún elemento más. Da igual si son grandes o pequeños: acarícialos, masajéalos, juega con los pezones y disfruta.
La cabeza. En tu mente puede haber lo que quieras cuando te masturbas. Puedes fantasear con lo que quieras, recuerda que la imaginación es libre, ¿cómo sería estar con esa persona que tanto te gusta?, ¿y volver a revivir aquella experiencia con la que tanto disfrutaste?, ¿y si entrase por la puerta ese personaje de libro o película que tanto te excita? Invita a quien tú quieras y disfruta sin límites. ¿Que no te va lo de fantasear? No pasa absolutamente nada, deja la mente en blanco y limítate a disfrutar de las sensaciones de tu cuerpo, siente tus caricias, el roce, la excitación que se apodera de ti, el orgasmo… Deja tu consciente a un lado y simplemente SIENTE.
Y recuerda… yo, mi, me, conmigo