Son la forma de distracción más común entre los niños, adolescentes e incluso en personas no tan jóvenes. Sabemos que además de proporcionar diversión por horas y horas, el jugar por largo tiempo juegos violentos trae consigo efectos un tanto negativos, como el sedentarismo o el descuidar algunas actividades de nuestra vida por pasar más tiempo jugando frente al televisor que, por ejemplo, en un parque, haciendo ejercicio.
Además de las consecuencias negativas ya conocidas, un nuevo estudio publicado en la revista Social Psychological and Personality Science ha encontrado que los adolescentes que suelen entretenerse con videojuegos con contenido violento tienden a ser deshonestos, agresivos y a perder fácilmente el control.
Se analizaron a 172 estudiantes, entre los 13 y los 19 años de edad, a quienes se les hizo tomar parte en una serie de experimentos para determinar cómo es que los videojuegos violentos afectaban sus personalidades.
Para el primer experimento se les pidió a los adolescentes que jugaran un título sin violencia (pinball 3D o minigolf 3D) y otros un juego violento (Grand Theft Auto III o Grand Theft Auto: San Andreas), mientras ellos jugaban se colocó un recipiente con 100 g de chocolate al lado de la computadora, se les comento a los participantes que podían comer chocolate libremente, sin embargo se les advirtió que era poco saludable consumir grandes cantidades de dulce en periodos de tiempo cortos.
Como resultado se observó que los participantes que se entretuvieron con videojuegos violentoscomieron más del triple de chocolate que los que jugaron videojuegos no violentos.
Se determinó cómo es que los videojuegos violentos afectaban sus personalidades / Foto: iStockphoto
Posteriormente, se les pidió a los adolescentes que resolvieran una prueba de lógica de 10 puntos. Para cada pregunta que ellos respondieran correctamente serían premiados con un boleto de rifa que podían cambiar por premios.
Los investigadores dijeron a los participantes cuántas preguntas respondieron correctamente y les pidieron que tomaran la cantidad correcta, según sus aciertos, de boletos de rifa de un sobre. Quienes realizaron el estudio sabían cuántos boletos había en cada sobre y de esa manera podrían saber si alguno de los participantes tomaba más boletos de los que debía.
Los resultados de este experimento revelaron que los adolescentes que jugaron videojuegos violentos engañaron más de 8 veces en comparación con aquellos que no jugaron juegos violentos.
En otro experimento se monitorizó la agresividad de los participantes después de haber jugado el videojuego en contra de un “compañero invisible” que en realidad no existía. El jugador que ganara podría molestar con un ruido muy alto a través de unos audífonos al jugador que perdiera.
Los adolescentes que jugaron con juegos violentos castigaban a su “compañero invisible” con ruidos más altos y prolongados en comparación con los que no jugaron juegos violentos.
Por lo tanto, en el estudio se observó que aquellas personas que juegan videojuegos violentos actúan de manera más agresiva.
Finalmente, se les solicitó completar la prueba sobre desvinculación moral. Para ello se utilizó un testque medía la desvinculación moral que mide la capacidad de cada persona de desapegarse a normas éticas en alguna situación en particular. Los investigadores vieron que los adolescentes del grupo de videojuegos violentos puntuaron más alto en el test. Tanto hombres como mujeres se vieron afectados de forma negativa por jugar videojuegos violentos.
Debemos por lo tanto considerar el tipo de videojuegos que juegan niños, adolescentes e incluso adultos, ya que parece que el jugar este tipo de títulos tiene más resultados negativos que provechosos para la gente.