¿Puede un acto tan simple como socializar proteger tu cerebro y tu memoria conforme envejeces?
La respuesta es sí. Investigaciones han
demostrado que las personas que no tienen o tienen muy poca vida social o
que se involucran muy poco con otras personas tienen mayor riesgo de
padecer pérdidas de memoria con la edad.
En 2008, se realizó un estudio en el que
se analizaron los datos recogidos por el HRS (Health and Retirement
Study), el cual realiza un sondeo bianual sobre la población de adultos
mayores desde el año 1992, basándose sobre todo en personas de más de 50
años de los EEUU.
La universidad de Harvard usó la
información relativa a más de 16.000 personas incluidas en dicho sondeo
entre los años 1998 y 2004, por lo que se pudieron sacar conclusiones
muy contundentes sobre la relación entre vida social y pérdidas de
memoria.
Los resultados fueron, cuanto menos,
sorprendentes. Las personas que mantenían un mayor nivel de interacción
con sus familiares, amigos y otras personas, eran las que mantenían sus
funciones cognitivas en mejor estado. Esta conexión se mostró
especialmente más llamativa entre aquellas personas que tenían mayor
riesgo de padecer demencia senil: las personas con menos de 12 años de
educación y aquellas con problemas de vasculares (incluyendo la
hipertensión, la diabetes o los infartos).
Pero por si esto no fuera suficiente,
otro estudio realizado en California tomando como muestra 2.200 mujeres
de al menos 78 años de edad, llegó a la conclusión de que aquellas
mujeres que mantenían amplios círculos sociales eran menos propensas a
desarrollar demencia que aquellas mujeres que llevaban una vida más
solitaria.
¿Y cómo pueden nuestras relaciones sociales proteger nuestro cerebro?
Aunque ninguno de estos estudios
presentaron resultados que contestasen a esta pregunta, los
investigadores apuntan varias posibilidades.
1. El contacto social regular no solo
puede promover conductas saludables sino que también hace más fácil para
las personas tener asistencia sanitaria en caso de necesitarlo. Piensa
en cuando tus familiares o amigos te riñen para que vayas al médico
porque lo necesitas y tú te estás descuidando.
2. Las personas pueden sentirse más motivadas a cuidarse y adoptar hábitos más saludables cuando las personas de su alrededor lo hacen.
3. Cuando las personas estamos más
integradas en un círculo social y nos sentimos apoyados por las personas
con las que nos relacionamos, experimentamos menos estrés, y por lo
tanto, segregamos menos hormonas del estrés que interfieren con el buen
funcionamiento de nuestro cerebro.
4. Una rica vida social es estimulante
emocional e intelectualmente, de forma que ayuda a nuestro cerebro a
tener mejores conexiones e incluso crecimiento de las células nerviosas.
Pero, ¿y si estoy ya un poco solo?
Hay veces que los lazos se rompen y
podemos vernos un poco solos. Por eso, te prepongo una serie de pasos
sencillos para mejorar los vínculos sociales:
1. No esperes que los demás te llamen. Coge el teléfono y llama tú.
2. Marca la diferencia en la vida de
otra persona: experimenta con el voluntariado. Pocas experiencias en la
vida son tan agradecidas y estimulantes como ayudar a otros.
3. Hazte miembro de algún club: senderismo, jardinería, música, gastronómico, manualidades, etc.
4. Aprovecha la parte humana de las redes sociales. Escribir un blog o participar en foros es una buena forma de interactuar.
5. Vuelve a las aulas. Tanto en España
como en otros muchos países existen maravillosas iniciativas para las
personas mayores que quieren volver a estudiar. Desde la Universidad de
la Experiencia hasta cursos literarios pasando por una amplísima
variedad como idiomas, fotografía o manualidades.
6. Adopta una mascota que te obligue a salir.
7. Apúntate al gimnasio y asiste a clases grupales.
En definitiva, aunque la ciencia avance tanto que con un fármaco pueda curar la pérdida de memoria y la demencia senil, lo mejor es que la prevengamos de una forma tan sana, divertida y sencilla como relacionarnos con otras personas.
Así que no desaproveches esta buena
razón y, contacta con tus familiares y amigos, haz planes con ellos y
celebra la vida. Y de paso, comparte este conocimiento con ellos.