Esto lo aseguró en la conferencia dada en el Centro de Oncología de la Clínica del Country.
No siempre es fácil entender, de primera mano, lo que el escritor y conferencista Deepak Chopra busca transmitir.
Aunque es endocrinólogo, en las últimas
décadas decidió separar su abordaje de la medicina y las enfermedades de
los tradicionales conceptos del ejercicio, y abrir su mente al estudio
profundo de corrientes alternativas de sanación hindúes, como el
Ayurveda.
La mezcla de ambos conocimientos lo llevó a
convertirse en un fuerte defensor del concepto de que el pensamiento y
el espíritu juegan un papel trascendental en la evolución del individuo,
en su conexión con el universo y hasta en el desarrollo de las
enfermedades, razón por la cual es uno de los principales promotores de
la medicina alternativa.
Su discurso y sus apreciaciones, que abarcan
campos tan amplios como el de la filosofía, han sido plasmados en
decenas de libros de crecimiento personal; cada lanzamiento se convierte
de inmediato en un 'best seller', gracias a los millones de seguidores
que tiene en todo el mundo y muy a pesar de los detractores, que no
dudan en calificarlo de fantasioso.
Este viernes Chopra ofreció una conferencia en
el marco del encuentro 'Cuerpo y mente, una conexión inseparable', con
el cual la Clínica del Country, de Bogotá, conmemoró los cinco años de
su Centro de Oncología.
Chopra parecía levitar ante un auditorio de
150 médicos especialistas, pacientes (en su mayoría de cáncer) y
familiares, interesados en entender lo que quiere decir cuando define la
vida como "una condición sexualmente transmitida, soportable y
persistente, cuya esencia es la conciencia" o cuando conceptúa que "el
cuerpo es un elemento muy abstracto, porque está hecho de partículas que
a su vez forman todo el universo".
En entrevista con EL TIEMPO, Deepak Chopra
profundiza en estos planteamientos y habla sobre la enfermedad, la
muerte y sobre lo que él denomina "la superstición de la materia".
¿Cómo define la mente y la conciencia?
La mente es el movimiento de la conciencia o
alma, que utiliza energía para crear el cuerpo. Sin embargo, como el
alma no está contenida dentro del cuerpo, no muere. Ella es lo único que
permanece. La conciencia, por otro lado, es el potencial necesario que
garantiza todo tipo de experiencias. Aclaro: no es la experiencia en sí
misma, sino la que da origen a ella. No se puede ver, pero hace posible
que veamos; no se puede tocar, pero hace posible el tacto; no puede
imaginarse, pero hace posible que imaginemos cosas.
¿Y esa conciencia es individual?
La conciencia no es tuya ni es mía, es
unificada y no le pertenece a nadie. Los humanos somos patrones
transitorios del comportamiento de esa conciencia unificada
Quiere decir entonces que los humanos también somos una expresión de la conciencia…
Sí. Los humanos tenemos conciencia de nosotros mismos, y eso nos diferencia de los demás seres del universo.
¿Y en dónde queda la individualidad?
Los seres, incluidos los humanos, viven en
distintas etapas de un proceso evolutivo. Cada persona puede aferrarse a
esa etapa, durante el tiempo que quiera, y es eso lo que la hace
diferente a otras. Cada humano es una matriz particular de pensamiento
dentro del universo de la conciencia; cada una de estas matrices se pone
en evidencia como un ser con sentimientos.
Sus conceptos giran en torno a lo inmaterial, pero no hay nada más material que la muerte…
Los conceptos actuales de vida están
sumergidos en una superstición de la materia, que hace creer que es lo
único que existe y que en ese orden de ideas, todo es subproducto de
ella, incluso la conciencia. La muerte es un acto creativo del alma, que
utiliza este medio para renovarse, para poder expresarse de nuevo en la
vida física.
¿Para usted qué es la enfermedad?
Es perder el recuerdo de nuestra verdadera
identidad dentro de un todo. Mientras más límites le pongamos a esa
identidad, más incómodo está el cuerpo. Ese estado de cosas se refleja
de muchas maneras, que pueden expresarse como síntomas. Advierto que
esos límites son creados y hacen que el cuerpo no se identifique con el
universo; a eso podemos llamarlo enfermedad.
¿Por qué hay diferentes enfermedades?
Porque hay diferentes tipos de límites que se
han impuesto, y esas manifestaciones son como un proceso de
autocorrección que busca romperlos para lograr una integridad con el
todo, con el universo. Eso explica por qué todo el mundo habla de
multifactorialidad; las enfermedades no tienen una sola causa, sino que
se relacionan con todo.
Se puede decir que hay tantas enfermedades como personas…
Cada ser humano tiene una manera de
autocorregirse, de acuerdo con su identidad. A pesar de tener las mismas
condiciones al frente, no todas tienen la misma forma de relacionarse y
claramente no responden igual. Por ejemplo: no todos los que fuman
desarrollan cáncer de pulmón, lo mismo ocurre con los neumococos, que no
causan neumonías a todas las personas.
Tendría que haber una cura para cada
persona, aun cuando los estudios muestran que la mayoría de las personas
se enferman o mueren por infecciones, males cardiovasculares y
cánceres…
Ese es un paradigma. Entienda que los grandes
avances que garantizan un buen vivir o que prolongan la vida no han
venido de la medicina ni de la forma como se tratan las enfermedades,
sino de las buenas condiciones de higiene, nutrición y crianza y de
mejoras al medio ambiente. Hoy se hace más daño tratando enfermedades
que intentando curarlas. Hoy se enfrentan algunos males con bombas
atómicas. Un ejemplo de eso es el cáncer.
¿Cómo define el cáncer?
Todas las células se autoprograman para
destruirse ellas mismas con el fin de autocontrolar su crecimiento y
desarrollo. Este proceso se desencadena por señales claras, que permiten
completar un ciclo, como ocurre con todo en la vida. Se trata de una
función muy importante, que da vía libre a la destrucción de células que
se dañan y a la posibilidad de que el cuerpo experimente un cambio
permanente. Eso se llama apoptosis. El cáncer se da porque las células
pierden el recuerdo de este proceso, de su muerte, y se vuelven
inmortales a expensas de su huésped, algo parecido a lo que ocurre con
los humanos en el universo. Nosotros somos el cáncer del universo.
Algunos lo reconocen como la persona
que ha logrado el mayor número de recesiones de cánceres. ¿Cómo hay que
abordar esta enfermedad?
El primer paso es dejar de percibirlo como una
enfermedad terminal y asumirla como una crónica. Eso involucra
minimizar el dolor, frenar la inflamación y retardar sus efectos por
todas las vías posibles. Lograrlo requiere abordarlo
multifactorialmente, de forma holística, proporcionando los tratamientos
efectivos.
¿Hablamos de medicamentos?
Sí, pero no utilizando bombas atómicas para
matar células. Hoy la quimioterapia hace mucho más daño con sus
componentes iatrogénicos. El tratamiento del cáncer involucra un gran
negocio, pese a sus pobres resultados. La mayoría de los cánceres puede
prevenirse mejorando los estilos de vida, la alimentación, el medio
ambiente e involucrando conceptos epigenéticos, que permiten la
intervención de los factores no genéticos que influyen en el desarrollo
del organismo, desde que se concibe. También es importante entender el
microbioma para saber cómo se relacionan microorganismos como los virus y
las bacterias con las células humanas.
Ya que habla de microbioma, ¿qué opina de los antibióticos?
El mundo debe entender que entre más se usen,
más aprenden las bacterias a defenderse de ellos, y eso es muy
peligroso. Hoy son la principal causa de infecciones de difícil
tratamiento dentro de los hospitales. Curiosamente hay gente que tiene
que comer tierra, literalmente, para adquirir las bacterias buenas que
se han perdido por el abuso de antibióticos; sin embargo las han
eliminado del suelo a punta de productos químicos.
¿Qué piensa de la medicina convencional?
El 80 por ciento de ella no interviene en
procesos definitivos, sino que actúa marginalmente. El 20 por ciento es
efectiva. Los sistemas de salud tienen muchos intereses económicos. En
Estados Unidos, por ejemplo, por cada congresista hay 28 lobistas de la
salud que lo rondan. Y eso lo dice todo.
¿Usted también cree que Colombia es un país violento?
No. Conozco a Colombia hace veinte años e
incluso a algunos de sus últimos presidentes, entre ellos a Andrés
Pastrana, que fue mi alumno, y Álvaro Uribe. Cada vez encuentro más
desarrollo, cambio y evolución. Es un país maravilloso, y puede que
ustedes no lo vean.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO
ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO