Por lo menos en las grandes urbes el interior de una oficina o de un hogar generalmente huele mejor que una de las avenidas principales, sin embargo, asumir que por esta razón el aire del exterior es más toxico podría ser un gravísimo error. A continuación te presentamos una lista de contaminantes que probablemente estés respirando en casa u oficina, así como algunas sugerencias para evitar que estos alcancen un nivel peligroso.
1. Combustión
La quema de gases y las partículas que resultan de este proceso son la principal fuente de contaminantes al interior de edificios en el mundo. Se estima que los gases producidos por estufas de uso doméstico (categoría que incluye chimeneas, hornos y calentadores) causan la muerte de 4 millones de personas al año.
Los principales contaminantes de la combustión son: monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y materia en partículas.
Para evitar la acumulación de estos gases, procura siempre abrir las ventanas mientras cocinas y usar un ventilador para que la circulación del aire sea óptima.
2. Compuestos orgánicos volátiles (COVs)
Estos son compuestos orgánicos y químicos que emiten vapores que contaminan el medio ambiente y pueden ser peligrosos para nuestra salud. Se encuentran en una amplia variedad de productos, desde pintura, pegamento, impresoras hasta cortinas de baño. Los niveles interiores de COVs son hasta 5 veces mayores a los del exterior. Uno de los más peligrosos y más conocidos es el formaldehido, que se encuentra en pinturas, algunas fibras sintéticas, barnices para maderas y azulejos de linóleo.
Para evitar respirar COVs utiliza materiales naturales en tu casa: busca alfombras y tapetes hechos con fibras naturales como lana, sisal y algodón. Si planeas instalar un piso de madera busca uno sellado con poliuretano a base de agua. Otros materiales no tóxicos incluyen el bambú, corcho y vidrio reciclado.
3. Moho y hongos
Estos se dan cuando la humedad de un lugar rebasa el 60%. Para evitar brotes debes mantener los espacios secos, para hacerlo puedes utilizar un deshumidificador o ventilador. Además, simplemente limpiar bien con agua y jabón, cloro o peróxido de hidrogeno eliminará brotes pequeños.
Las consecuencias de vivir con moho y hongos varían, pero se les ha asociado con la congestión nasal, sibilancias y la irritación de la piel. Algunos estudios los han asociado también con el desarrollo de asma en niños.
4. Polvo y heces
Un sinfín de edificios está plagado por ratas, cucarachas y ácaros de polvo. Todos estos animales dejan tras de sí heces alergénicas y hasta partes de su cuerpo. La orina de roedores puede causar problemas respiratorios.
Una excelente limpieza es la mejor manera de evitarlos. Como con el moho y los hongos, limpiar con cloro, agua y jabón, así como mantener los espacios sin polvo es esencial. Siempre mantén todos los espacios bien ventilados.
5. Pesticidas
Controlar cualquier brote con pesticidas tóxicos es mucho más nocivo que el brote en sí y más si se trata de un espacio cerrado. Los síntomas de una exposición a pesticidas varían de dolores de cabeza y nausea hasta un riesgo más alto de padecer cáncer y daños cerebrales.
Evita usar pesticidas tóxicos dentro de casa, en vez busca algún alternativo natural. Si debes recurrir a pesticidas porque el brote es demasiado grande, asegúrate de ventilar el espacio lo mejor posible.
Recuerda que para evitar brotes nocivos y evitar gases tóxicos es esencial dar una buena limpieza a todos los espacios y además siempre debes de buscar una solución natural antes de una química y potencialmente tóxica.
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