El agua escasea, la comida es prácticamente inexistente, no hay luz y las condiciones sanitarias son escalofriantes. Se trata del campamento de refugiados palestinos de Yarmuk, al sur de Damasco (Siria), cuyos inquilinos están siendo las víctimas colaterales de una guerra que cumple su tercer año en mitad de la masacre, la sangre y la destrucción, sin visos de mejorar.
Hace un año los rebeldes se hicieron con el control del campamento por lo que las fuerzas leales al presidente Al Assad decidieron un tiempo después cortar la entrada de suministros en busca de una rápida rendición que no se produjo. Una decisión que ha provocado una situación crítica y que ya ha acabado con la vida de medio centenar de personas en los últimos tres meses. Sin embargo, ha sido la muerte de una de las últimas la que ha conmovido e indignado a partes iguales al mundo entero.
Isra al-Masri murió el pasado 11 de enero por enfermedad y hambre en Yarmuk. En su última imagen, difundida por el grupo Palestinos de Siria, se ve a la pequeña muy demacrada, con los ojos hundidos y la lengua hinchada en una imagen que estremece y que da buena cuenta de la crítica situación que se vive en el campamento, que está viendo reducida su población a un ritmo más que alarmante.
Fundado en 1957 para acoger a los exiliados palestinos, tenía una población de 250.000 personas en sus mejores años. En la actualidad apenas llega a 18.000, según el partido palestino Al-Fatah, fundamentalmente niños, mujeres y ancianos que no han podido escapar y se han visto envueltos en una guerra entre dos bandos ajenos completamente a ellos, que han empeorado sus condiciones de vida.
En diciembre de 2012 los insurgentes tomaron el control de Yarmuk y desde julio de 2013 sus enemigos han impuesto el bloqueo de suministros y alimentos, que ha deteriorado la salud de los refugiados y ha aumentado drásticamente el precio de las pocas cosas que quedan en el interior del campamento. Precisamente hace escasos días un nuevo intento por llevar ayuda humanitaria fracasó debido a los intensos combates que se estaban produciendo en la zona.
Los intentos por salvar a los refugiados continúan, pero el tiempo se acaba y cada minuto que pasa el cerco de la muerte se centra más en el campamento de Yarmuk.
Fuente: Yahoo! España