“La primera infancia se guarece en tus pies”
Alejandro Jodorowsky
En la planta de los pies está el niño que todos llevamos dentro. También los pies simbolizan el territorio y conectan con nuestra hermandad en el árbol genealógico.
Se suele decir que tras los problemas de pies se esconde el temor al futuro y el miedo a no poder avanzar en la vida. “Tener los pies en el suelo” significa estar arraigado. Los pies planos pueden conectarse, por contra, con la falta de estabilidad. ¿Caminamos sobre las puntas de los pies para no echar raíces en ninguna parte? ¿Nos apoyamos sobre el talón para rehuir? ¿Se separan las puntas de los pies al caminar mostrando que somos hijos de padres divorciados, o separados? ¿Queremos volver a la infancia cuando las puntas de los pies miran hacia dentro?
¿Andamos por la vida con unos anchos zapatos, para ir holgados, o estrechos para castigarnos por avanzar? ¿Nuestros zapatos terminan en punta fina punta para abrir nuevos caminos, ¿o en punta cuadrada que nos obstaculiza? ¿Altos, para que se note nuestra presencia en el mundo, o bajos para disculparnos por existir?
Unos actos psicomágicos relacionados con los pies, que Alejandro Jodorowsky ha comentado en algunas ocasiones:
1.- “Antes de salir a pisar la calle, perfumemos las suelas de nuestros zapatos” de esa forma empezaremos a amar la ciudad que pisamos todos los días.
2.- Para los que viven fuera de la realidad, fabricarse unos zapatos con suelas de plomo. De ese modo con cada paso que dan estarán más en contacto con el suelo-realidad.
3.- Para el que siente nostalgia de su territorio de la infancia, porque ahora vive en otro lugar alejado. Hay que traerse unos kilos de tierra de allí y meter los pies descalzos en esa tierra durante media hora al día, hasta que se supere.
1.- “Antes de salir a pisar la calle, perfumemos las suelas de nuestros zapatos” de esa forma empezaremos a amar la ciudad que pisamos todos los días.
2.- Para los que viven fuera de la realidad, fabricarse unos zapatos con suelas de plomo. De ese modo con cada paso que dan estarán más en contacto con el suelo-realidad.
3.- Para el que siente nostalgia de su territorio de la infancia, porque ahora vive en otro lugar alejado. Hay que traerse unos kilos de tierra de allí y meter los pies descalzos en esa tierra durante media hora al día, hasta que se supere.
Cuento de Almanaque Sanador:
En la sala de espera del podólogo, mientras que los pacientes aguardan su turno para ser atendidos leyendo revistas del corazón y sobre el mundo del motor, sus parejas de pies comentan las razones por las que han llegado a necesitar los servicios de este especialista:
-Chicos, nuestros dedos están retorcidos, nos torturan los zapatos. Este cuerpo desvalorizado, nunca se ha considerado con derecho para tomar posesión de su territorio.
-Vaya problema, pues nosotros tenemos unas uñas en garra… algo dolorosísimo… Cuando no se expresa la ira hacia el mundo, ésta se vuelve contra uno mismo.
-Nuestro problema es también considerable, porque aunque no nos duela nada, es molesto tener esta piel tan sensible al contacto con los zapatos. Somos como pies de niños, aptos para llevar patucos y que nos carguen en brazos, no para caminar por nosotros mismos.
-… Y que vida tan dura la nuestra, los que tenemos callos, siempre intentando equilibrar un cuerpo con el centro de gravedad desplazado: hacia delante cuando se vive en el futuro más que en el pesante, hacia atrás cuando pesa demasiado el pasado, hacia la derecha cuando la herencia del linaje paterno pesa una tonelada y hacia la izquierda cuando con lo que cargamos con conflictos no resueltos en la rama materna…
-El siguiente…- interrumpió la voz de la enfermera.