Rebotar de dieta en dieta no es alimentarse bien. Ya nos han repetido hasta el cansancio que lo importante es implementar hábitos saludables a largo plazo. Comer sano para siempre, vamos a decirlo con todas las letras.
El problema es que “los viejos hábitos tardan en morir”. Ya nos lo adelantaba Mick Jagger en esa fabulosa canción. ¿Es posible cambiar un estilo de vida?
“Cambiar hábitos es difícil para todos”
Revertirlos y sostenerlos en el tiempo es un desafío. “Cuánto más tiempo se haya tenido un mal hábito, más difícil será modificarlo. Si alguien ha sido obeso toda su vida o fuma desde la adolescencia tendrá más dificultades para cambiar, que una persona que ha desarrollado un hábito poco saludable durante un período corto de tiempo”, aseguró el Dr. John Foreyt, director del Centro de Investigación en Medicina del Comportamiento de la Escuela de Medicina de Baylor, EEUU.
El experto fue invitado a participar del XIX Congreso Argentino de Nutrición, que se realizó a principios de noviembre. Su conferencia giró en torno a la ardua tarea de cambiar de rumbo: ¿qué claves ofreció para virar el timón?
Tomar conciencia. El primer paso para cambiar una conducta es aceptar que existe.
Identificar nuestras barreras. ¿Qué te está frenando a dar el salto?
Fijarse objetivos realistas. No obligarse a cambiar mucho y muy rápidamente. Foreyt explicó en el simposio que basta con pequeños cambios para lograr grandes resultados. Con una pérdida del 5% del peso corporal ya se producen mejoras significativas para la salud.
Mantener alta la motivación. Descubre qué alimenta tus ganas de bajar de peso y tenlo siempre presente. Tu motivación es tu motor de cambio.
Desterrar las excusas. “Empiezo la dieta la semana que viene”, ¡no sirve!
Buscar apoyo. Rodearse de miembros de la familia y amigos que colaboren con tu proyecto de cambio.
Ahuyentar el estrés, la ansiedad, la depresión y el aburrimiento. Son, según el especialista, algunos de los principales responsables de las recaídas. Para sortearlos, recomienda hacer 15 minutos de meditación o relajación, o alguna actividad física.
Entender que es un proceso. “Lograr un cambio permanente es un proceso, no un resultado. Para poder cambiar nuestros hábitos debemos centrarnos en ellos todos los días y ser conscientes de los obstáculos que nos acechan en nuestro entorno. Yo digo que la ‘vigilancia eterna’ es la clave para el cambio a largo plazo. Es duro, pero se puede hacer si la persona está dispuesta a trabajar todos los días”, alentó el experto.
Pensar que sí se puede cambiar. Mantener un pensamiento positivo, ¡siempre!
Uno de los mensajes memorables de Foreyt en su conferencia es que no se trata de hacer dieta para ser flacos, sino de comer saludablemente para ser SANOS, ¡que no necesariamente implica una delgadez exagerada! “Dios nos ha hecho distintos, tenemos diferentes formas, tamaños, por eso es que no hay que estar muy flacos para estar sanos”, declaró en el congreso argentino.