Su obsesión es el éxito y la buena vida. Son individualistas y están entre los 20 y los 40 años.
Él tenía 38 años y ella, 24. Él era abogado en Madrid (España); ella era licenciada en artes y estaba realizando su tesis de doctorado.
Él viajaba mucho por el país, mientras que ella solo quería encontrar un hombre bueno que la quisiera. Salieron durante un año, hasta que ella le preguntó: “¿Y de lo nuestro qué?”, como tratando de guiar un barco que parecía no tener rumbo.
El hombre no respondió; solo sintió angustia y nerviosismo. Luego ansiedad, temblores, temores difusos. Finalmente, terminaron. Los miedos del hombre habían ganado.
La escena la relata Enrique Rojas, psiquiatra y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas y quien nombró ‘síndrome de ‘Simón’ este comportamiento masculino que considera cada vez más usual.
Quienes lo padecen suelen ser hombres de entre 20 y 40 años, extremadamente individualistas, solteros o separados y con un fuerte pánico frente al compromiso.
Según Rojas, este síndrome no es un fenómeno nuevo. Existe hace un par de décadas, pero está hoy en aumento. Los hombres que les temen a las relaciones de pareja, asegura, se han multiplicado considerablemente.
La sociedad, explica, ha fabricado hombres inmaduros, centrados en sus trabajos y en pasarlo bien. Esto no ocurre tanto con la mujer, básicamente por su cercanía con las emociones. “El número de hombres que padece este síndrome va en aumento y no veo ningún indicador psicológico que lo frene –dice el doctor Enrique Rojas, desde España–. No es genético, sino adquirido, y se va produciendo al vivir en un entorno donde el aislamiento, el estar centrado en uno mismo y la dificultad para compartir van siendo progresivos”.
Egoísmo de alto nivel
El psiquiatra cuenta que este síndrome descansa sobre una gran inmadurez afectiva, mezclada con un egoísmo de alto nivel, que lleva el hombre a priorizar, por sobre todo, el encontrar una posición económica adecuada –por lo general, sacrifican todo por ese objetivo– y el estar a gusto consigo mismo. Es por ello por lo que uno de los componentes más importantes de este síndrome es el narcisismo.
Ese es precisamente el último concepto que define a un ‘Simón’, según Rojas: ‘S’ de soltero, ‘i’ de inmaduro en lo afectivo, ‘m’ de materialista y centrado sólo en las cosas que se tocan o se ven, ‘o’ de obsesionado con el trabajo y el éxito profesional, y ‘n’ de narcisista. Rojas explica que los ‘Simones’ suelen preocuparse mucho de su apariencia, y su mundo gira permanentemente en torno a sí mismos, y que la inmadurez afectiva que los caracteriza es lo que provoca su dificultad para pensar más en otra persona que en sí mismo.
Además, suelen tener una necesidad enfermiza de que las demás personas, especialmente mujeres, reconozcan su valía. La soltería del hombre ‘Simón’ hace, además, que este se sienta más revitalizado y que busque mujeres sólo para lucirse.
Juan Agustín Umaña, psiquiatra de la clínica chilena Las Condes, confirma que, si bien uno de los rasgos más fuertes de quien padece del ‘síndrome de Simón’ es el narcisismo, no debe confundirse con quienes simplemente están pasando por una etapa de la vida en que naturalmente priorizan sus estudios y juntan dinero para viajar y darse gustos.
No todos son narcisos. La diferencia, asegura Umaña, está en la calidad y profundidad de los vínculos, en si son genuinos o no en cuanto al sentido de interés que tiene la persona por el otro.
“Los narcisistas tienen una relación consigo mismos que es mucho más fuerte. Cuando buscan una pareja, buscan seducir y después ser admirados o valorados por esa persona. Una vez que triunfan, ya no les interesa más”, plantea Umaña.
Loreto Correa, psicóloga del Centro de la Sexualidad de Chile, cree que muchas veces esos niveles de narcisismo tienen detrás una historia de situaciones traumáticas vividas en la infancia.
El sujeto, entonces, recurre al narcisismo como mecanismo para no conectarse con su dolor interior. Sienten una intensa ira frente a quienes les muestran sus defectos, y tienen una autocrítica más bien escasa.
“Muchas veces ocultan una inmadurez emocional y tienen una ‘autoimagen’ frágil, al igual que una autoestima debilitada”, explica.
Y si bien el patrón descrito por el doctor Rojas señala que estos hombres son inmaduros en lo emocional y no en lo profesional, la doctora Correa cree que esta separación no es del todo posible.
“Esta inmadurez puede afectar también su desempeño profesional, especialmente si se asocia a una baja tolerancia a la frustración”, agrega la profesional.
Sostiene que los típicos errores de una persona inmadura son la impulsividad en la toma de decisiones, el egocentrismo, la poca empatía en sus relaciones, una dificultad para la autocrítica y la tendencia a poner sus problemas en los otros.
“Y si bien es probable que el sentido de trascendencia esté puesto en el éxito profesional, las necesidades afectivas propias de lo humano tarde o temprano le terminarán pasando la cuenta”, enfatiza Loreto Correa.
Ellas también pueden ser narcisistas
Si bien el narcisismo se da mayormente en ellos y el ‘síndrome de Simón’ apunta de lleno a los hombres, el psiquiatra Juan Agustín Umaña plantea que, debido a los cambios sociales y a la mayor igualdad de género, cada vez será más común ver a mujeres con marcados rasgos narcisistas. Para la psicóloga Loreto Correa, ese es un punto importante, ya que tanto hombres como mujeres son influenciados por aspectos culturales. En su parecer, no es posible decir qué características de las relaciones de pareja son o no inherentes al hombre o a la mujer, por lo que esta también puede llegar a padecer el fenómeno. Enrique Rojas, en cambio, sí ve diferencias de género. Insiste en que las mujeres son emocionalmente más inteligentes y más receptivas.
NICOLE PULGAR
El Mercurio (Chile)
El Mercurio (Chile)