La mandarina proviene de las zonas tropicales de Asia. Se cree que su nombre se debe al color de los trajes que utilizaban los Mandarines, gobernantes de la antigua China. Se puede afirmar que es una fruta originaria de China e Indochina. Su cultivo se introdujo en Europa en el siglo XIX.
Interesante la etimología del nombre. En el 1828, cuando el fruto hizo su aparición en el Mar Mediterráneo, se llamó lo mandarina a causa de su origen que se supuso china. Todos supieron que en China las máximas autoridades fueron precisamente los "mandarinos", por tanto pareció justo dar igualmente el mismo nombre a estos nuevos frutos aristócratas e igualmente… pálidos en comparación de las naranjas sus hermanas. El apelativo gracioso e irreverente no tardó a convertirse en la denominación oficial.
Como tal, la mandarina es el fruto de las diferentes especies de cítricos, también llamados mandarinos, entre los cuales encontramos las especies Citrus unshiu, Citrus reshni, Citrus reticulata y la más común Citrus Tangerina.
Entre las diferentes variedades de esta fruta se destacan las clementinas, las clemenvillas, las híbridas y las satsumas.
Las clementinas se distinguen por ser de un tono anaranjado claro, su corteza es fácilmente removible y algunos afirman que proviene del cruce entre la mandarina normal y una especie silvestre de naranja proveniente de Argelia. Las clemenvillas se caracterizan por ser un poco más grandes que las clamentinas, su corteza tiene un color naranja rojizo y poseen mucho más zumo que las demás. Aquellas más grandes que las anteriores, de color intenso y con la corteza más adherida a la pulpa son las conocidas como híbridos, entre estas tenemos variedades como la Ellendale, la Fortune y la Ortanique. Para finalizar encontramos las satsumas, las cuales provienen de Japón, se distinguen por ser muy aromáticas y porque a pesar de ser su árbol el último en florecer, es el primero que se recolecta.
Loa árboles de mandarina suelen crecer hasta los 15 metros de altura, poseen una corteza fine, lisa y sin rugosidad importante, algunas especies presentan unas manchas blancas en toda su corteza que pueden ser considerados como hongos o mohosidad. Al igual que algunas especies del naranjo, el árbol de mandarina presenta en sus ramas algunas espinas gruesas, esto dependiendo de la variedad, mientras que sus hojas se caracterizan por presentar un color verde intenso y brillante, son ovales y alcanzan los 9 cm de longitud.
El fruto es similar al de la naranja, pero la corteza que recubre la pulpa de la mandarina es más fácil de quitar, por lo cual se pelan con mayor facilidad.
El fruto de la mandarina posee grandes cantidades de vitamina C, por lo cual es recomendable comer entre 4 o 5 piezas de esta fruta al día para satisfacer las necesidades básicas del organismo. Es prudente un considerable consumo de mandarina para personas en periodo de lactancia, embarazo o fumadores, además, gracias a sus cualidades como antioxidante es fundamental en el cuidado y prevención de enfermedades degenerativas.
En los tratamientos contra la obesidad y las dietas el consumo frecuente de mandarina actúa de manera positiva como complemento de dichos tratamientos, pues los frutos con altos contenidos de vitamina C suelen causar sensación de saciedad.
Las diferentes especies de clementinas poseen grandes concentraciones de fibra, por lo cual son recomendables para evitar enfermedades como el cáncer de colon, el estreñimiento, la obesidad y otras enfermedades cardiovasculares.
Por su importante contenido de potasio, la mandarina es beneficiosa para los procesos de metabolismo en las células que procesan y producen calcio, lo cual fortalece dientes y huesos. En los periodos de invierno el consumo diario de 5 o 6 mandarinas puede prevenir los síntomas de los resfriados, los catarros. La vitamina C ayuda a prevenir la gripe, molestias de las vías respiratorias altas y en los adultos mayores previene las infecciones ocasionadas por la amigdalitis.
Para desintoxicar el organismo de la polución es necesario licuar entre 6 y 7 mandarinas con cáscaras y sin semillas en agua, endulzar con miel de abejas pura y tomar una taza una hora antes del desayuno por cinco días. Es necesario que las frutas estén frescas y que solo se prepare la dosis justa del día, una taza.
El zumo de la mandarina tomado durante varios días en ayunas es recomendable para desintoxicar y depurar el organismo en casos de tuberculosis.
Para prevenir o combatir algunas enfermedades del páncreas es necesario tomar a diario la infusión de la cáscara de mandarina. De dos a cinco veces al día.
Las concentraciones de flavonoides en la mandarina ayudan a activar las funciones de la vitamina C, lo cual evita la acción cancerígena y degenerativa de los radicales libres. En casos de anemia ferropénica e intoxicación se recomiendan alto consumo de esta fruta.
Ayuda a prevenir algunas enfermedades del hígado, así como también evita el endurecimiento de las arterias y la resistencia a la insulina. Algunos estudios en Japón indican que el consumo diario de la mandarina disminuye el riesgo de cáncer del hígado para aquellos pacientes de hepatitis viral.
Beneficios a nivel digestivo, cardiovascular y hepático.