Sin embargo, las articulaciones sometidas a importantes esfuerzos mecánicos son las que más afectadas están, como las de la columna vertebral, caderas, mano, rodillas, tobillos. El dolor que provoca es de origen “mecánico” y no inflamatorio, aparece habitualmente después de un esfuerzo sostenido y desaparece en reposo.
Cuando padezco de artrosis, es como si aumentara más mis actitudes y mis pensamientos rígidos. Esta enfermedad está vinculada a un endurecimiento mental,
a una ausencia de “calor” en mis pensamientos (el frío y la humedad
aceleran la aparición de la artrosis), frecuentemente con relación a la
autoridad.
Exigirse en exceso sin buscar el reposo o
el equilibrio (me exijo hasta el fin de mis límites, sin pararme para
saber si me exijo demasiado). No solo la exigencia hacía uno mismo se
manifiesta en la artrosis, también la rigidez y tensión que me provoca
una nueva situación o persona, relacionada con la autoridad, es decir,
rechazar una nueva autoridad o el cambio de la misma con rígidez y no
aceptación.
Debo ser consciente de que mis
pensamientos son rígidos y me perjudican a la salud, debo aceptar a los
demás sin querer cambiarlas, fluir con la vida. Ser flexible en mis
decisiones y pensamientos. Permitirme descansar y no ponerme en tensión
ante cualquier situación nueva o que me exija una autoridad.