En días de quincena y prima, ladrones administran benzodiacepina que inhibe voluntad y memoria.
El Hospital Santa Clara de Bogotá, centro de referencia de toxicología de la Secretaría de Salud del Distrito, recibe semanalmente entre tres y cuatro casos de personas bajo los efectos de benzodiacepinas, un depresor del sistema nervioso utilizado por delincuentes para drogarlas, manipularlas y robarlas.
De acuerdo con Pilar Acosta, toxicóloga de este centro asistencial, el número de afectados se incrementa en días de quincena y pago de prima.
Uno de los últimos casos se conoció este fin de semana. El afectado fue el periodista Wilson Moreno, de ‘La FM’, quien fue drogado con esta sustancia -tal y como lo confirmaron los análisis toxicológicos que le fueron practicados el sábado en la noche- y retenido un día entero, mientras los delincuentes desocupaban su cuenta de ahorros.
Bajo la denominación de benzodiacepinas hay casi 30 sustancias conocidas. Con fines delincuenciales, suelen administrarse diluidas en bebidas.
Los medicamentos, cuya venta está restringida, lentifican la actividad del cerebro, porque retardan los mensajes que entran y salen de él hacia todo el organismo; esto causa alteraciones en las respuestas físicas, mentales y emocionales. En otras palabras, pueden causar debilidad muscular, mareo, confusión mental y somnolencia.
También reducen el estado de alerta e inducen sensaciones de calma y relajación. Bajo sus efectos una persona puede hacer o decir cosas que después no recuerda, pues las benzodiacepinas también causan amnesia.
De hecho, los médicos las administran a sus pacientes antes de las cirugías con el propósito, entre otros, de que ellos no recuerden potenciales eventos desagradables.
Acosta insiste en que la mejor manera de evitar el contacto con esta sustancia es extremar las precauciones, sobre todo en estas épocas. "Para empezar -recomienda- hay que salir con gente conocida y no recibir tragos o bebidas de gente extraña. Si se visitan establecimientos, pedir que a la mesa se lleven las botellas selladas y nunca descuidar los vasos o las copas".
Según la toxicóloga, los delincuentes hoy prefieren recurrir a benzodiacepinas que a la ya conocida burundanga. Y advierte que siempre rondan los sitios donde los pensionados van a cobrar sus mesadas."Haciéndose pasar por buenos samaritanos, ofrecen agua, gaseosa o café con la droga diluida a sus víctimas, para obtener las claves de sus cuentas y manipularlas a voluntad", señala.
REDACCIÓN SALUD