Los informes de la presencia de arsénico, un elemento cancerígeno, en alimentos comunes —incluido uno de los de mayor consumo, el arroz— preocupan a algunas personas, pero la mayoría de los expertos aconsejan tomarlos con reserva.
El daño del arsénico presente en los alimentos no es inmediato; sus efectos tóxicos se producen solo tras su acumulación en el cuerpo durante muchos años. Como este mineral está presente en la tierra, es detectable en los productos agrícolas junto con muchos otros beneficiosos, como el potasio y el magnesio. Sin embargo, los plaguicidas, la contaminación e incluso los aditivos de los alimentos para animales son fuentes artificiales de arsénico que pueden dejar residuos en la tierra y en la cadena alimentaria hasta muchos años después de haberlos prohibido.
Un informe ha llamado la atención. La organización estadounidense Consumer Reports probó más de 200 muestras de productos a base de arroz y en 2012 publicó sus hallazgos: en casi todos ellos había trazas medibles de arsénico. También calcularon el riesgo de contraer cáncer al cabo de una vida consumiendo arsénico en las cantidades encontradas, y recomendaron al gobierno de su país fijar límites al contenido de arsénico de los alimentos para reducir el riesgo. Otros gobiernos ya habían expresado preocupación: una opinión emitida en 2010 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) advertía de que el arroz y los productos elaborados con él se encuentran entre los alimentos con mayor concentración de arsénico.
Es posible reducir el riesgo. Los niños, por ejemplo, deben comer marroz y sus derivados con moderación: el informe de la AESA señala que los niños ingieren de dos a tres veces más arsénico en los alimentos que los adultos. En el Reino Unido se desaconseja dar bebidas a base de arroz a los niños menores de 5 años para minimizar el peligro.
Pero no hay motivo de alarma. “Si sueles dar cereales de arroz a tus hijos pequeños, no te preocupes”, dice el doctor Michael Crupain, director del Centro de Seguridad y Sostenibilidad Alimentaria de Consumer Reports y miembro del equipo que realizó el estudio. Una alternativa consiste en sustituir parte del arroz de la dieta con otros cereales, como la quinoa o el farro.
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