El corazón es el motor de la circulación
sanguínea, que funciona como una bomba aspirante y compresora.
Las enfermedades cardiacas ocupan
actualmente el primer lugar en las causas de mortalidad. También es interesante
señalar que este órgano vital por excelencia está situado en pleno centro del
cuerpo humano.
Cuando hablamos de una persona
"centrada", hablamos de aquella que deja que su corazón decida, es
decir, que vive en armonía, alegría y amor.
Cualquier problema del corazón
señala una actitud contraria, o sea, que esta persona se toma la vida demasiado
a pecho. Se esfuerza más allá de sus límites emocionales, lo cual la incita a
hacer demasiado físicamente.
El mensaje más importante de los problemas
cardíacos es: ¡ÁMATE A TI MISMO!
La persona con problemas de corazón olvida
sus propias necesidades y quiere hacer demasiado para sentirse amada por los
demás. Como no se ama lo suficiente, busca que los demás la quieran por lo que
hace.
Este tipo de problema te indica la urgencia
de cambiar la percepción que tienes de ti mismo. En lugar de creer que el amor
sólo puede venir de los demás, sería más sensato que te lo dieras a ti mismo.
De este modo, ese amor estará siempre presente en ti; no tendrás que recomenzar
continuamente para recuperarlo.
Cuando alguien depende de los demás para
cualquier cosa, siempre hay que rehacer. Cuando sepas cuán especial eres como
persona y tengas más autoestima, estará siempre presente en ti. Te sugiero que
te dediques al menos diez elogios al día para ayudarte a restablecer el
contacto con tu corazón.
Cuando lo hayas hecho internamente, tu
corazón físico se dejará guiar. Un corazón en buen estado sabe soportar las
decepciones amorosas y afectivas; no tiene miedo de no ser amado. Esto no
quiere decir que no hagas nada por los demás; al contrario, sigue haciéndolo,
pero con una motivación diferente. Lo harás por el placer de hacerlo y no para
comprar el amor de los demás ni para probar que eres digno de ser amado.
El corazón simboliza el amor, la paz y la
alegría de vivir; por lo tanto, los problemas cardíacos proceden frecuentemente
de una carencia de amor, de una tristeza, emociones inhibidas que volverán en
superficie incluso después de varios años. Mi corazón está endurecido por las
heridas anteriores.
Creo sinceramente que la vida es difícil,
estresante y que es una lucha de todos los instantes. Me siento frecuentemente
en posición de supervivencia, en un estado en que pienso que sólo mi esfuerzo
aportará algunos dividendos. Estoy inquieto, sobreexcitado, angustiado o
demasiado frágil para conservar mi equilibrio emocional. Ahogo inconsciente mi
niño interior y le impido expresar toda esta maravillosa alegría de vivir.
El
corazón está asociado a la glándula del timo; ésta que es responsable de la
producción de las células -T del sistema inmunitario se debilita y resiste cada
vez menos a las invasiones si vivo mucha ira, odio, frustración o rechazo de mí
- mismo. El corazón necesita amor y paz. La vida está hecha para ser tomada con
la actitud de un niño: apertura, alegría, curiosidad y entusiasmo. Incluso si
tengo necesidades afectivas por colmar, intento quedar en un equilibrio
armonioso, con una apertura del corazón suficiente como para apreciar cada
gesto de mi existencia. Acepto amarme más, quedarme abierto al amor por mí y
los demás.
Me divierto, me relajo, tomo el tiempo de
ser. Dejo de “tomarme en serio”. Me siento libre de amar sin obligación,
sabiendo que soy feliz a pesar de todo. Existen varias expresiones para
describir el corazón y sus diferentes estados: ser “sin corazón”, “tener
corazón”, “escuchar su corazón”. Si alguien me hace la observación del tipo “no
tienes corazón”, compruebo este mensaje que la vida me envía. Quizás es el
signo de que tendría que cambiar algo. ¿Vivo un desequilibrio? ¿Tengo
palpitaciones? ¿Estoy perturbado en el plano emocional? Poco importa la
respuesta, no espero a estar enfermo para comprender y aceptar los cambios en
mi vida. Me mantengo despierto, abro mi corazón a todo lo que es bueno para mí.